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El proceso de formación de la mayoría
Pedro Sánchez ha tenido la suerte de que su discurso de investidura haya sido el segundo de esta legislatura. Alberto Núñez Feijóo hizo un discurso en el que quedó meridianamente claro que no había realizado el más mínimo esfuerzo, una vez propuesto por el Rey, para configurar una mayoría parlamentaria que lo pudiera investir presidente y había arrojado, en consecuencia, la toalla antes de presentarse ante el Congreso de los Diputados. El candidato del PP gastó el mes de septiembre en afirmar que había ganado las elecciones, en decir, que renunciaba a ser presidente por no someterse al chantaje de Puigdemont y en denunciar que Pedro Sánchez sí lo sería porque estaba dispuesto a someterse a dicho chantaje. De ahí que dedicara los primeros cuarenta minutos de su discurso a la denuncia de la futura ley de amnistía. Aitor Esteban resumiría la propuesta del candidato del PP de forma clara: “Núñez Feijóo o amnistía…Pues amnistía”.
Con ese punto de referencia, Pedro Sánchez se encontró con el camino despejado para la sesión de investidura. Tenía que poner en marcha un proceso de articulación de una mayoría parlamentaria de investidura y, una vez asegurada dicha mayoría, tenía que acudir al Congreso de los Diputados con un discurso en el que se reflejaran todos los acuerdos a los que había llegado con los distintos partidos de dicha mayoría parlamentaria.
Al tratarse de un Gobierno de coalición, PSOE-Sumar, el eje del programa de Gobierno del discurso de investidura tendría que ser el que se acordara entre ambos partidos. De ahí que el primer paso fuera el encuentro Pedro Sánchez con Yolanda Díaz para fijar las líneas fundamentales del programa de Gobierno, que serían desarrolladas por los equipos de ambos partidos. La entrevista Pedro Sánchez-Yolanda Díaz tenía como finalidad garantizar que habría acuerdo, aunque todavía no estuvieran completamente definidos los términos de dicho acuerdo.
A partir de ese acuerdo de Gobierno, Pedro Sánchez programó de manera escalonada los acuerdos a los que había que llegar con los demás partidos con los que había que alcanzar la mayoría absoluta necesaria para la investidura, entre los que destacaban los partidos nacionalistas vascos y catalanes. El acuerdo con los partidos nacionalistas vascos no presentaba especiales dificultades, pero el acuerdo con los partidos nacionalistas catalanes, sí. Una vez alcanzado el acuerdo con los catalanes, no había duda de que los vascos formarían parte de la mayoría parlamentaria de investidura.
La razón de que así fuera, como expresamente reconoció Andoni Ortuzar, era la necesidad de pactar la proposición de ley de amnistía con los partidos catalanes, en la que los partidos vascos no consideraban que tenían que participar. Harían suyo el acuerdo que se alcanzara. Pacto que exigía un tipo de escenificación con ERC y otro distinto con Junts. De ahí todas las idas y venidas que han sido necesarias para cerrarlo.
Una vez cerrado, la mayoría parlamentaria de investidura estaba asegurada y se podía, en consecuencia, fijar la fecha para la sesión de investidura que ha empezado hoy mismo.
El discurso de Pedro Sánchez ha sido un reflejo de la interpretación que hizo el PSOE de los resultados del 23J y de los pasos que ha dado el partido para transformar dichos resultados en una mayoría no solamente de investidura, sino en una mayoría de legislatura.
El discurso de esta mañana de 15 de noviembre ha sido un discurso con un programa de Gobierno para cuatro años. De ahí que haya dedicado a la ley de amnistía el lugar que le corresponde, encajándola como un punto más de dicho programa. Un punto coherente no solamente con la política territorial seguida por el primer Gobierno de coalición en la legislatura que acaba de terminar, sino también con todos los demás elementos nuevos de política territorial que se incluyen en el nuevo programa para esta legislatura.
El discurso de investidura ha sido un discurso de normalización política. Hay que dejar atrás la crisis constitucional que ha dominado la política española en estos últimos años y volver al funcionamiento normalizado de las instituciones.
El diálogo ha venido para quedarse, dijo Jaume Asens inmediatamente después de que Pedro Sánchez hubiera acabado el discurso. Creo que es un buen resumen de la sesión parlamentaria de investidura.
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