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DATOS | Solo se hacen comedias y encima son malas: los prejuicios del cine español, a examen

Santiago Segura en la piel de 'Torrente', uno de los personajes más populares de la comedia española

Ana Ordaz / Raúl Sánchez / Francesc Miró

Todas las industrias culturales arrastran prejuicios, pero la del cine español se enfrenta a muchos y muy variados que lastran, constantemente, el impacto de las películas de nuestros creadores y creadoras. Es difícil sostener un debate sin que salgan a relucir los más comunes: que si el cine español no interesa por su dudosa calidad, que si siempre vemos a las mismas personas delante y detrás de las cámaras, que si solo se hacen comedias, que si viven de subvenciones...

Pongamos de ejemplo la película más taquillera del cine español reciente. La Campeones  de Javier Fesser se estrenó en abril de 2018 y, al cierre del año, había recaudado 19 millones de euros gracias a 3.288.420 espectadores. La producen Morena Films, Movistar+ y Películas Pendleton y la protagoniza Javier Gutiérrez.

Con estos pocos datos podríamos pensar que la película cumple automáticamente con muchos de los clichés que el espectador repite sobre nuestro cine. Al fin y al cabo, es una comedia para todos los públicos y la protagoniza un actor con dos Goyas que en cuatro años ha hecho once películas. Pero no, no vive de las subvenciones (recibió 980.000 euros del ICAA), ha convencido a gran parte de crítica y cuenta, además, con nada menos que 11 nominaciones a los Goya 2019, incluyendo Mejor película y director.

Así que, ¿hasta qué punto se cumplen este tipo de tropos? ¿Cuántos de los prejuicios que arrastra el cine español son reales a la luz de los datos? El séptimo arte hecho en España es amplísimo en inquietudes, variedad temática y artística. Y si no nos sacudimos determinados prejuicios de encima, corremos el peligro de no disfrutar de todo lo que nos ofrece.

Siempre las mismas caras

Baste con echar un vistazo a las nominaciones a los Goya 2019 para que nos asalte, rápidamente, la sensación de déjà vu. Tres de los cuatro candidatos a Mejor Actor optaron al mismo premio el año pasado. ¿Y actrices? Bueno, Lola Dueñas ha estado nominada en cinco ocasiones y tiene dos Goya. Penélope Cruz ha figurado entre las candidaturas hasta once veces y cuenta con tres galardones.

¿Hasta qué punto la Academia de Cine premia y nomina siempre a las mismas personas? Pues bien, aunque existe una tendencia al alza en la presencia de los mismos nombres, no siempre ha sido así. 



En más de tres décadas de premios, ha habido años clave para los nuevos talentos del cine español: tanto en 1989 como en 2002, el 75% de los actores, actrices, directoras y directores eran nuevos en los Goya. Y hasta en trece ediciones de los galardones de la Academia del Cine, en torno a la mitad de los nominados era la primera vez que optaba a su respectivo premio.

Sin embargo, en los últimos años hemos asistido en repetidas ocasiones a galas en las que apenas había caras nuevas. En 2005, 2007, 2012 y 2014 tuvimos solo un 35% de nominados por primera vez. Y hace dos celebramos una gala en la que solamente el 20% de los que optaban a un premio era la primera vez que lo hacían.

Antena 3 y Telecinco: el duopolio fantasma

Otro prejuicio para con el cine español dicta que está en manos de dos empresas: Atresmedia y Mediaset, que son las que más ayudas reciben y las que más películas  producen.

Sin embargo, si cogemos los títulos más destacados de este año y miramos las nominadas a Mejor Película en los Goya, solamente una cuenta con producción de estas empresas -El Reino tiene un 25% de participación en Atremedia-. El resto se han financiado, rodado, construido y distribuido por otras vías ajenas a estas dos grandes conglomerados mediáticos.

Además, atendiendo al importe de las ayudas públicas a la cinematografía recibidas por Antena 3 y Telecinco, juntas solo se llevaron el 6,7% del total de ayudas destinadas a largometrajes entre 2010 y 2017. La inmensa parte de los fondos se dedican a productoras privadas, mientras que casi un tercio de las ayudas van a parar a Agrupaciones de Intereses Económicos (A.I.E.), muchas creadas ex profeso para cada película.



El cine español vive de subvenciones

Este es uno de los falsos mitos más extendidos de la industria audiovisual en España: que nuestro cine es deficitario y que gana más por las ayudas económicas de instituciones públicas que por sí mismo. Sin embargo, los datos del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) revelan que entre 2007 y 2017 la taquilla del cine español siempre fue superior a la subvenciones que recibió.



En 2017 los largometrajes españoles movieron 103 millones de euros en taquilla frente a 69 millones en subvenciones. Una tendencia que se ha repetido en la última década. Cifras considerables si tenemos en cuenta la situación del sector y los cambios en los hábitos de consumo por los que han pasado y pasan las salas de cine. 

El cine español no interesa porque es malo

Uno de los grandes debates de nuestra industria resulta bastante inane si partimos de un supuesto enteramente relativo como es la 'calidad'. Pero cuando un exministro de Hacienda y Administraciones Públicas como Cristóbal Montoro sostiene que los problemas del cine de nuestro país tienen que ver con la misma, cabe preguntarse hasta qué punto está extendido el prejuicio sobre lo bueno o malo que es nuestro cine.

Asumiendo que toda percepción y lectura de una película es subjetiva y está íntimamente ligada a cada espectador, podemos acudir a las votaciones de los usuarios de webs agregadoras como FilmAffinity para comprobar qué relación tiene la calidad con el interés que una película genere.



Si comparamos las películas nacionales e internacionales más taquilleras del siglo XXI en nuestro país, podremos comprobar que el fenómeno Ocho apellidos vascos atrajo hasta las salas a más de 9 millones de espectadores. Es decir, más que Avatar, El Señor de los Anillos o Harry Potter. Todas estas, además, mejor valoradas.

Entonces... ¿es mejor el cine norteamericano que el español? Si atenemos a las medias de las votaciones de los usuarios de FilmAffinity: sí. El votante de la web valora mejor el blockbuster  norteamericano que el cine español. Pero ojo: esto no significa necesariamente que un cine sea mejor que otro, pues estaríamos valorando un intangible difícilmente medible.

Tampoco significa que genere más interés ni que el espectador acuda al cine motivado exclusivamente por el consenso crítico en torno a una película. Todas las secuelas de Torrente están entre las películas más taquilleras de lo que llevamos de siglo. La cinta de la saga mejor valorada por los usuarios registra una nota de 5,2 y, a pesar de ello, contó con más de 5 millones de espectadores. Sin embargo, la película made in Spain mejor valorada en la web -Celda 211, con un 7,7-, apenas atrajo al cine a dos millones de personas.

Solo vamos al cine por las comedias

Nos gusta reírnos en una sala de cine. Sin duda. De las cien películas más taquilleras de la historia del cine patrio, 40 son comedias y amasan un total de 107 millones de espectadores. Teniendo en cuenta que entre ellas figuran multitud de películas de la época del destape con Alfredo Landa, no es de extrañar que la historia de nuestro cine transite por lo cómico y pasajero. 



Pero con los datos que saca a relucir el anterior gráfico, podríamos pensar que el cine español es, en su mayoría, un cúmulo de comedias del mismo estilo y corte. Nada más lejos de la realidad: aunque acudamos en masa a ver Torrente  u Ocho apellidos vascos, nuestro cine se configura mediante otros muchos géneros.

En el centro de una filmografía nacional siempre se sitúa a nivel de proyección, exportación, consolidación, protección y divulgación los movimientos académicos de la misma. En su vertiente más conocida: los premios que cada comunidad del cine entrega en sus respectivos países; los Goya en España.

Atendiendo, pues, al cine más premiado y aplaudido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, solo hace falta echar un vistazo a los números para comprobar que hacemos muchísimo cine de calidad más allá de las comedias taquilleras. Con especial querencia por el drama.



El cine ya no interesa

Y para terminar nuestro repaso, nos enfrentamos a uno de los prejuicios más arraigados y urgentes: que el cine ya no interesa. Que es un arte caduco y que ante la perspectiva de acudir a una sala de cine, muchos usuarios han optado por otro tipo de consumo audiovisual.

Frente a los cambios en la distribución y consumo de cine, con el mayor auge de plataformas de Video On Demand de la historia, y el surgir continuo de otras formas de consumir cultura en Internet, se puede haber extendido la opinión de que los españoles ya no van al cine. Sin embargo, la última Encuesta de hábitos y prácticas culturales del Ministerio afirma que las actividades culturales más frecuentes en términos anuales son leer e ir al cine.



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