Palacio de la Música: buenas intenciones pero pocas esperanzas
Las promesas son uno de los argumentos más débiles que existen, pero las buenas intenciones suman votos y hasta ganan elecciones. Eso debieron pensar ayer los candidatos a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona (PSOE), Raquel López (IU), Begoña Villacís (Ciudadanos) y David Ortega (UPyD) cuando, en un acto convocado por la plataforma Madrid, Ciudadanía y Patrimonio sobre el futuro del Palacio de la Música, propusieron –todos- otorgarle la protección de Bien de Interés Cultural (BIC) y evitar que se convierta en una tienda, discoteca o cualquier otro uso distinto al cultural, tal y como podrían llevar a cabo sus actuales dueños, la Fundación Montemadrid. Bonitas palabras que, sin embargo, no son tan fáciles de llevar a la práctica.
Era en un bar muy cercano al Mercado de San Miguel, epítome de los nuevos centros gourmet de la capital, y no acudió nadie de Ahora Madrid ni del PP, el primero por cuestiones de agenda y el segundo porque dio la callada por respuesta. Los cuatro candidatos escucharon atentos una charla de la plataforma ciudadana sobre los inicios del Palacio de la Música, su inauguración en 1926 y su progresiva actividad como auditorio, teatro y cine hasta 2008 en que fue comprado por Cajamadrid –hoy Montemadrid- a la familia Soler para convertirlo en auditorio sinfónico. Proyecto finalmente desestimado por cuestiones económicas. El resto ya es conocido: la fundación pretende vender al mejor postor y, aunque tiene la protección de Nivel 1, al estar declarado su uso terciario, en principio no habría problemas para convertirlo en una tienda, como ya ocurrió con los adyacentes cines Avenida, hoy un H&M.
BIC ya para el Palacio
“El motor económico de Madrid es la cultura, ya que no es una ciudad industrial. Tiene que ser la capital mundial del teatro, y hay que hacer un esfuerzo en este sentido, ya que nadie viene de Tokio a Madrid para comprar en un Mango”, manifestó Carmona en alusión a la oferta que la empresa de Isak Andic había hecho a Montemadrid y que, finalmente, fue desestimada por el ayuntamiento, según la fundación, por las obras que se iban a llevar a cabo. Carmona manifestó que el partido socialista firmaría su compromiso para evitar que el Palacio no fuera destinado a otra cosa que la cultura.
La cuestión es cómo hacerlo. Raquel López, de IU, señaló la intención de su partido de protegerlo como BIC con el fin de que el Palacio no siga la estela de otros cines y teatros de la Gran Vía que han desaparecido en los últimos años. De hecho, de los 13 que existían antes del plan de urbanismo del exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón, de 2004, en esta calle ya sólo quedan tres abiertos. “No se puede hacer negocio con nuestro patrimonio”, adujo López, que además reivindicó la cultura en los distritos. “No puede ser que los grandes eventos tengan lugar sólo en la almendra central”, señaló.
David Ortega, de UPyD, estuvo de acuerdo con ella, se sumó a la propuesta de pedir la protección BIC, y resaltó “la falta de sensibilidad del PP hacia la cultura”, aunque también manifestó que el plan de Gallardón “era bueno” y lo que falló “fue la pésima gestión de CajaMadrid”. Más o menos la misma línea que argumentó Begoña Villacís, de Ciudadanos, para quien lo más importante era consultar a la ciudadanía sobre qué es lo que querían hacer con el Palacio. Una pregunta que, como recordó, ya está en plataformas como change.org donde más de 80.000 personas ya han pedido que siga conservando su carácter cultural. Villacís, no obstante, se mostró algo más laxa en cuanto a los usos que podría tener este inmueble “por el que tampoco se tiene por qué perder dinero” e incluso señaló que podría convertirse “en un palacio de congresos, que también faltan en esta ciudad”.
Las trabas de la Comunidad de Madrid
Pero todo esto puede quedarse en una mera intención por varios motivos. El primero es que tiene que ser la Comunidad de Madrid la que otorgue la protección BIC, por lo que serán los elegidos en la asamblea madrileña los que tomen una decisión sobre el caso. Y ya hay dos propuestas para que se otorgue el BIC que hasta ahora no han tenido ninguna respuesta. El consistorio puede presionar, pero no decidir.
Por otro lado, la decisión de Montemadrid es vender el Palacio, ya que según ellos, no pueden asumir el coste de las obras y posible programación–en torno a los 46 millones de euros-, sin dejar de financiar su obra social. La tesitura pasa, por tanto, por negociar un contrato de arrendamiento o compra del edificio. Ahí entra el dilema de una caja que está completamente endeudada. Y ayer nadie dijo nada acerca de dinero. Solamente, hace unos días, Carmona sí propuso negociar este alquiler con Montemadrid, pero nada se sabe acerca de los términos y la disposición de la propia Fundación.
Patrimonio madrileño en peligro
Es la misma situación de dejadez en la que se encuentran otros edificios madrileños que forman parte del Patrimonio Histórico como el frontón Beti Jai, propiedad de la empresa Tarcosul Gestión S.L, que aunque sí tiene protección BIC, el ayuntamiento se ha desentendido de él y su estado sigue empeorando día tras día; el teatro Albeniz, cuyo propietario es el banco Kutxabank y al que hasta ahora se le ha denegado el BIC, pese a que se encuentra en perfectas condiciones ; o incluso el mercado de Legazpi, este sí de propiedad pública, pero que la administración de Ana Botella ya ha decidido alquilarlo durante cuarenta años para que se convierta en otro centro de ocio gastronómico en una oferta de licitación pública que saldrá en los próximos meses, según informó Madridiario. Ayer no se habló de ellos, pero es una de las tareas pendientes de todos los candidatos si se quiere hacer de Madrid una ciudad realmente cultural.