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Albert Rivera responderá a la oferta de Puig para hacerse con la alcaldía de Alicante a cambio de dar la Diputación al PSOE

La candidata de Ciudadanos a la alcaldía de Alicante, Mari Carmen Sánchez, junto al president de la Generalitat, Ximo Puig

Emilio J. Salazar

Alicante —

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En un solo día, el escenario político ha variado en la provincia de Alicante donde el Partido Popular podría perder los dos bastiones que le quedan en toda la Comunidad Valenciana: la Diputación de Alicante, que podría pasar a ser socialista 24 años después; y la alcaldía de la capital, cuya nueva alcaldesa sería de Ciudadanos, la tercera fuerza.

Este cambio obedece a las variaciones detectadas en el recuento de votos del partido judicial de Villena donde el PSPV habría ganado por 21 votos al PP y de esta forma, los socialistas habrían empatado con los populares al ganarles un diputado. A falta de la confirmación por parte de la Junta Electoral tras la revisión del escrutinio que se producirá en los próximos días, PP y PSPV pasarían a tener 14 diputados provinciales cada uno -en lugar de 15 y 13-, Compromís un representante y Ciudadanos dos, lo que deja al partido naranja como llave de gobierno, igual que hace cuatro años.

En 2015 el entonces diputado de Cs Fernando Sepulcre se decantó por el popular César Sánchez. En cambio ahora, para evitar que el palacio provincial vuelva a estar ocupado por el partido de Pablo Casado, el líder de los socialistas valencianos Ximo Puig, quien ha acusado la política de desgaste de Sánchez de los últimos cuatros años en los que ha logrado tumbar decretos como el del plurilingüismo, ha lanzado una oferta al partido naranja para que les den su apoyo en el gobierno provincial.

El argumento de Puig es que están dispuestos “a tener la máxima generosidad para que la extrema derecha no condicione la Alcaldía”, dijo este lunes y se reafirmó este martes, al concretar que está pidiendo un “gobierno a la europea” que serviría para evitar a la derecha ultra “como haría Emmanuel Macron en Francia o Angela Merkel”. Y todo pese a que el alcaldable del PP, Luís Barcala, ya había dicho que descartaban recibir los dos apoyos de Vox para retener la vara de mando. En cambio, Barcala sí que se ha abierto a tender la mano a Ciudadanos para que sus cinco regidores les acerquen a la mayoría absoluta.

La respuesta ha llegado este martes de Ciudadanos, cuya candidata Mari Carmen Sánchez si bien ha dicho que “no se trata de cambiar cromos”, se ha dejado querer por Ximo Puig al señalar que estarán “preparados para afrontar los problemas que tiene la ciudad”. Lo cierto es que la propia Sánchez ya se adelantó en campaña al cordón sanitario ahora retirado por Cs al PSOE al asegurar que no tendrían inconvenientes en estudiar futuros pactos. Pero ahora no será ella ni su grupo, mermado con un edil respecto a 2015, el que decida, sino el comité de pactos de Ciudadanos en Madrid, esto es, Albert Rivera.

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