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Viaje al pueblo de José Luis Seguí, el alcalde “accidental” desde el franquismo

El alcalde de Almudaina, José Luis Seguí

Emilio J. Salazar

Alicante —

Un camino serpenteado lleno de subidas y bajadas que permiten divisar la belleza del paisaje montañoso en el que abundan los olivos, pinos y cerezos llega hasta Almudaina, uno de los numeroso pueblos que dan forma a la comarca del Comtat, al norte de Alicante y próximo a Alcoi. El silencio reina en este municipio en el que apenas se divisan almas. Hace tiempo que cerró el único bar, ahora solo abierto los fines de semana, y las pocas casas de una o dos plantas fueron levantadas en torno a una calle principal cuya estrechez denota que no se construyó pensando en los coches.

Es tiempo de cereza en Almudaina y los vecinos, la mayoría agricultores, están volcados en la faena. El segundo alcalde más longevo de España -tras el popular Ricardo Díez, desde 1963 a la cabeza del Ayuntamiento segoviano de Castillejo de Mesleón- también. Con 78 años este agricultor en teoría jubilado nos recibe en una cooperativa situada en la entrada donde se apilan las cajas de cerezas.

¿Pero sigue trabajando?

Del campo uno no se jubila nunca.

¿Y de la política?

De la política solo te jubilan si quieren los ciudadanos.

Porque este hombre de aspecto rudo pero agradable en la distancia corta vuelve a presentarse a las elecciones por decimoprimera vez. El pueblo que le vio nacer en 1941 solo ha visto a un alcalde los últimos 47 años y si gana el 26 de mayo superará el medio siglo de vida en el poder. “No estoy seguro de ganarlas”, dice serio, “ahora se presentan dos partidos más”, añade en alusión al PSPV y Compromís. ¿Contempla perder? Sería como un vacío existencial, le inquirimos. “Qué va, siempre que me he presentado lo tengo asumido desde el principio pero si el pueblo no me da la confianza ya sé lo que tengo que hacer, si se cansan de mí, pues me retiraría y punto”, dice en valenciano, lengua en la que charlamos todo el rato.

Como ya ocurriera en 2015, ahora también le han entrado las dudas hasta que finalmente decidió que sí, que volvía a concurrir. “Me encuentro bien de salud, todavía puedo conducir, sigo teniendo pasión por lo que hago y los vecinos me han vuelto a insistir en que me presentara y no he podido decir que no”, dice con una sonrisa en la cara.

El hecho de no saber decir que no es lo que le llevó a la alcaldía en 1972. Acababa de llegar de París donde había pasado dos años “haciendo coches” en la fábrica Citroën cuando el Consejo de Falange del pueblo llamó a su puerta. Como presidente de la Hermandad de la Cámara Agraria de la zona, Seguí había llamado la atención del partido del régimen tras reclamar la necesidad de dotar al entorno de Almudaina de una red de caminos. “Me propusieron para alcalde y les dije que no dos veces pero a la tercera acabé aceptando aunque no quería”.

“Entré con Franco pero no he sido nunca de Falange ni me gustaba aquello”, aclara a continuación, anticipándose a la pregunta.

Sabe usted que ahora hay un partido, Vox, que simpatiza sin decoro con el franquismo, ¿qué le parece?

No me gusta ningún extremismo, ni de derechas ni de izquierdas. Me gustan los partidos de centro.

Usted de hecho se presentó en las primeras elecciones democráticas por UCD.

Sí, y si no hubiera desaparecido seguiría con ellos al 100%. Soy moderado y me gustan las cosas normales y tranquilas.

La torre

Y así, tranquilamente, llegamos paseando hasta la joya de la corona de este pueblo de 104 habitantes, de 130 personas en el año 1278 cuando fue reconquistado. Del legado islámico ha quedado la conocida como torre de Almudaina, una fortaleza del siglo XIII declarada Bien de Interés Cultural, reconvertida a su vez en museo por el que han pasado 17.000 visitantes desde su inauguración por la Diputación de Alicante en 2009.

Desde esta plaza a 600 metros de altura donde se divisa toda la sierra nos indica cómo ha quedado la red de caminos que reclamó cuando era un joven apolítico. La inversión costó unos cien millones de las pesetas de los años 80. Fue entonces cuando saboreó los sinsabores de la política. Fue comunicando a los vecinos afectados que tendría que arrancar árboles de sus parcelas para que pudiera pasar la carretera. “Empecé por mi parcela para dar ejemplo pero hasta hubo familiares que me dejaron de hablar”, rememora. “A un agricultor le dices que le vas a arrancar unos árboles y lo primero que hace es enseñarte la escopeta”, dice con cierta sorna.

El bus

Con esos caminos los almudaineros han podido llegar en mucho menos tiempo a pueblos cercanos como Planes o Cocentaina y ha favorecido que se dejen caer por este lugar recóndito visitantes habituales como el médico, que acude a su cita con los vecinos de Almudaina los viernes; el pescadero los jueves, el panadero un día sí y otro no como el verdulero.

Pero, ¿y el autobús cuándo pasa? “El autobús no pasa desde 2011”, se lamenta José Luis Seguí. Llegaba hasta “los pueblos grandes” como Muro de Alcoi y la gran promesa electoral del alcalde casi sempiterno es que vuelva a rodar cuanto antes.

El coche

La solución que han encontrado desde entonces es una especie de BlaBlaCar rural. “Entre los vecinos nos avisamos con tiempo y gente como yo que tiene coche pues hace de taxista y listo”, asegura.

Precisamente compartiendo coche fraguó una “fuerte amistad” con Jaume Pascual, alcalde socialista de la localidad cercana de l’Alquería d’Asnar desde 1979 y que entrevistó este medio hace tres meses.

La amistad

Durante décadas estos dos regidores han tenido que acudir a innumerables reuniones en Alicante y desde el principio optaron por ir siempre juntos y hacer una especie de “frente común” para reclamar inversiones a la Diputación.

Tanto es así que Pascual acabó veinte años en el gobierno provincial. Seguí también fue tentado pero su “no es no” sí lo mantuvo hasta el final porque no quería dejar el negocio agrícola. Ambos coinciden en que, en contra de una opinión extendida, la Diputación tiene un “papel imprescindible” para pueblos como el suyo. “Es como nuestros padres, cualquier problema que tienes están ahí”, señala el edil de Almudaina.

Tras unos meses de dudas, las mismas que tenía Seguí, Pascual también acabará presentándose de nuevo a las elecciones. El que cuelga la vara de mando es Felip Miralles, alcalde socialista de Benimantell también desde las primeras elecciones democráticas. Los tres representaban la longevidad en el poder local alicantino. En febrero recibió un sentido homenaje en su pueblo al que no faltaron ni Jaume Pascual ni José Luis Seguí.

¿Se imagina cómo será su homenaje?, preguntamos al alcalde de Almudaina.

Espero que aún quede mucho para ello.

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