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Salvamento Marítimo “regala” 480 horas de vuelo a una empresa militar para que desarrolle un algoritmo de detección de náufragos y se lo venda

Detalle de la cámara térmica que emplea el sistema de detección automática de náufragos Albatross.

Carlos del Castillo

Escribano Mechanical & Engineering, una de las principales empresas de la industria de Defensa española, ha presentado este viernes Albatross, una tecnología destinada a la detección de forma automática de personas que se encuentren flotando en el mar. Su objetivo es disminuir al máximo la intervención humana en el proceso, reduciendo las horas de vuelo necesarias para peinar un área marina para buscar a los náufragos y las alertas falsas.

Albatross cuenta con un sistema de infrarrojos y cámaras térmicas que escanea la superficie marina en busca de señales que se correspondan con la forma y la temperatura que tiene una cabeza humana que asoma entre las olas. Sin embargo, la principal novedad de Albatross y lo que permite automatizar el proceso, indicando a los equipos de rescate dónde buscar, es su algoritmo.

Este algoritmo ha sido entrenado gracias a 480 horas de vuelo en aparatos de Salvamento Marítimo. El sistema fue refinado a base de prueba y error, primero detectando boyas calefactadas lanzadas al mar y, después, cuando el sistema fue afinando su precisión, con voluntarios.

Pese a esta colaboración, encauzada a través del proyecto europeo Picasso, la propiedad del algoritmo es exclusiva de Escribano. Si Salvamento Marítimo quiere contar con Albatross, tendrá que comprarlo en un concurso público. Lo mismo le ocurrirá a la Guardia Civil o el Ejército del Aire, que ya se han interesado por él, ha confirmado la empresa durante la presentación ante la prensa.

“El sistema es muy sencillo, no voy a decir el precio pero es económico. Se pueden fabricar cientos de unidades al mes”, ha explicado Ángel Escribano, CEO de la empresa: “Lo difícil del sistema han sido todas esas horas de vuelo que Salvamento Marítimo nos ha regalado. Unas 400 horas de helicóptero y unas 80 de aeronave, del C-235”.

“Ha sido un desarrollo importante, para afinar y entrenar al algoritmo”, ha continuado Escribano. “Ahora reproducirlo es sencillo, lo que vale, que es el algoritmo, lo tienes en un pen drive y es solo cargarlo, no tiene nada más”.

A preguntas de eldiario.es, fuentes de la empresa han especificado que el algoritmo “es propiedad exclusiva” de Escribano. Según ha explicado la compañía este viernes, ya hay otros países interesados en hacerse con Albatross, que además puede ser configurado para otras búsquedas marítimas, como las de manchas de aceite o de fuel.

Un proyecto europeo

Escribano comenzó el proceso de desarrollo de Albatross a finales de 2015, a petición de Salvamento Marítimo, han confirmado fuentes de la empresa y de la institución pública a eldiario.es. El desarrollo técnico del producto ha corrido a cargo de Escribano, mientras que la fase de entrenamiento del algoritmo, se ha llevado a cabo íntegramente con recursos de Salvamento Marítimo.

Salvamento Marítimo consiguió una línea especial de financiación de la Unión Europea para esta fase de pruebas, encuadrada en el proyecto Picasso, acrónimo en inglés de “Prevenir incidentes y accidentes para unos barcos más seguros en los océanos”. El proyecto, cuyo fin es la mejora de la seguridad marítima a través de la formación y el desarrollo de nuevas tecnologías, contó con 14 socios de 9 países: Chipre, España, Grecia, Israel, Italia, Malta, Reino Unido, Suecia y Portugal.

Picasso contó con un presupuesto de 3,8 millones de euros y ya ha finalizado. Uno de sus resultados ha sido el sistema pionero en la búsqueda y detección automática de náufragos, que queda ahora en posesión exclusiva de Escribano.

“El sistema ha sido desarrollado íntegramente por Escribano, la propiedad intelectual y toda la tecnología. Partíamos de una buena base, porque ya teníamos la cámara de infrarrojos, pero el sistema innovador, que es el sistema de detección, también lo desarrollamos nosotros”, ha explicado a eldiario.es Teresa Cabezón, jefa de Desarrollo de Negocio de Escribano.

“Nosotros probamos nuestro sistema en los helicópteros y en sus aviones. Esos fueron los servicios que nos prestó Salvamento Marítimo, porque si no, nosotros nuestro sistema no lo podíamos cerrar. Ellos aprovecharon estos fondos europeos para prestarnos las horas de vuelo y poder probar el sistema en sus aparatos. Una vez que se cierra el proyecto europeo, nosotros decidimos que lo queríamos comercializar”, resume.

Salvamento Marítimo tiene pensado hacerse con él, pero deberá hacerlo vía licitación pública y, por tanto, invirtiendo de nuevo en él. Desde Escribano calculan que el concurso se abrirá entre finales de 2019 y principios de 2020 e incluirá, además del sensor para la detección automática de náufragos, licitaciones para la renovación de su flota o para la compra de drones (donde poder montar Albatross o el dispositivo equivalente que gane el concurso público).

Cómo funciona Albatross

Albatross es una “tecnología de doble uso”, término con el que la industria de defensa denomina a los desarrollos militares que pueden aplicarse en la vida civil, en protección de fronteras o por las fuerzas de seguridad. Albatross ha evolucionado desde un sistema de infrarrojos militar.

Las imágenes recogidas por las cámaras térmicas son procesadas por el algoritmo, que las interpreta atendiendo a la altura y velocidad del aparato donde va montado Albatross, que puede ser un helicóptero, una aeronave o un dron de tamaño medio. El sistema discrimina los objetos en función de su temperatura, descartando todo lo que se encuentre fuera del rango de 25 a 37 grados.

Escribano asegura que Albatross permitirá agilizar el rescate de náufragos, pensando especialmente en los migrantes que quedan a la deriva en su intento de llegar a las costas españolas, ya que permite barrer zonas más amplias del mar en menos tiempo. El operario que revisa los resultados de Albatross ya no tiene que discernir por sí mismo entre las imágenes que le muestra una cámara o el radar, sino estar atento a las alertas que el sistema envía cuando detecta un objetivo que tiene la forma y la temperatura de la cabeza de una persona viva flotando en el mar.

Al no depender de que el operador detecte por sí mismo al náufrago, las aeronaves pueden volar más rápido y más alto. Según ha explicado la empresa, el sistema tiene una efectividad óptima a unos 800 pies, donde es capaz de detectar a las personas que se encuentren en un radio de entre 1,6 y 2 kilómetros bajo el aparato. Puede funcionar a mayor altura, pero su eficacia de detección disminuye.

“Actualmente Salvamento Marítimo tiene cámaras pero que dependen del ojo humano. El problema es que es fácil encontrar algo cuando sabes dónde mirar, pero ¿qué pasa si no sabes dónde hay que mirar? De lo que se trata es de tener un sistema automático que detecte ese punto caliente y que envíe la alarma al centro de control o a la patrullera con el objetivo de que se pueda salvar una vida humana”, ha asegurado Cabezón.

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