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Santander pide al Gobierno una apuesta por el empleo de calidad mientras prevé un nuevo recorte de plantilla

José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander.

Diego Larrouy

Banco Santander ha sido el primero de los grandes bancos españoles en presentar sus resultados del primer semestre. Durante la presentación, este miércoles, el consejero delegado de la compañía, José Antonio Álvarez, analizó en rueda de prensa distintos temas de actualidad que afectan al sector: posible impuesto a la banca, nuevo gobierno, inestabilidad por la guerra comercial, evolución del negocio y, también, algunas de las tareas pendientes que, para él, tiene la economía española.

Uno de los principales puntos destacados es la necesidad de una creación de empleo de calidad. El directivo señaló que esta debe ser “una prioridad” para las políticas del Gobierno con el fin de mejorar la fortaleza de la economía española. La otra tarea pendiente, según Álvarez, es impulsar el ahorro de los hogares en España.

Citó ambos problemas en respuesta a una de las múltiples preguntas recibidas sobre el futurible impuesto a la banca que ha planteado el Ministerio de Hacienda. La implantación de este tipo de gravamen precisa de un periodo de “reflexión” que contemple la mejora de sendos puntos. Para Álvarez, este impuesto podría tener consecuencias en el mercado laboral y añadió que “la fiscalidad debería ser pensada evitando impacto en el empleo”. Incluso descargó una amenaza velada sobre la posibilidad de replantear la “estructura legal” del grupo, lo que supondría un cambio de sede para el banco.

En la misma rueda de prensa en la que el consejero delegado de Santander pedía políticas para la mejora de la creación de empleo, Álvarez proyectó para antes de la llegada del próximo verano el cierres de oficinas y su consiguiente recorte de plantilla. Esta reestructuración de red y de número de trabajadores será el resultado de la absorción del Banco Popular, que compró por un euro el pasado año.

En concreto, la compañía prevé cerrar tras el verano la integración legal e iniciar en noviembre la fusión comercial, que llevará a las oficinas de Popular y Pastor a integrarse en los sistemas de Banco Santander. Este proceso, señaló Álvarez, se prolongará hasta el verano próximo previsiblemente. Será antes de que se culmine esta integración cuando se anuncie el número de afectados. En este proceso también desaparecerán las marcas Popular y Pastor y se apostará por la enseña única.

El consejero delegado argumentó que todavía es pronto para dar las cifras y que se acordará previamente con los sindicatos. Respecto al número de cierres, avanzó que se realizará una revisión local a local, con el fin de evitar “disfuncionalidades” por la cercanía y el modelo de público de cada una de las sucursales. Las tres entidades suman en la actualidad cerca de 4.900 oficinas.

Sin embargo, el presumible recorte de plantilla de 2019 no será el primero que lleve a cabo Santander desde que adquirió Popular. La compañía fusionó los servicios centrales a finales del pasado año, lo que se tradujo en un ERE que finalmente afectó a 1.100 trabajadores de los que la mayoría fueron bajas voluntarias, según explicó entonces la entidad. Las tres empresas suman en torno a 30.000 empleados en España. Banco Santander ya realizó otro ERE para 680 empleados en 2016.

La compañía ha cerrado el primer semestre con un beneficio de 4.052 millones de euros, lo que supone un incremento del 12%. Si se tiene en cuenta el impacto del coste del Popular, de 300 millones para este año, el beneficio se situó en los 3.752 millones, un 4% más que al cierre del mismo semestre del año anterior.

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