Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El Proyecto ADN Canino de Santa Eulària des Riu: más multas, menos excrementos en las calles

Recogida de deposición canina

Pablo Sierra del Sol

En el imaginario popular flota la idea de que pisar una hez cuando se camina por la acera da buena suerte. La realidad está, sin embargo, muy lejos de la mitomanía urbana. Más allá de los malos olores que se impregnan a la suela del zapato, cualquier encuesta reflejaría que la percepción de ver limpia o sucia una calle o un barrio depende, y mucho, del civismo de los dueños de los perros. Recoger los excrementos del animal cada vez que se le saca de paseo es, más que un hábito, una cuestión cultural.

Para fomentarla, el Ajuntament de Santa Eulària des Riu, en Eivissa, ha ideado un método que funciona. Lo dicen las estadísticas: en sus primeros dos años y medio de vida, el Proyecto ADN Canino ha reducido a más de la mitad las incidencias que se notifican a través de la línea verde por esta razón. Eran más de 350 en 2023 y 2024; en los primeros seis meses de 2025, las denuncias no alcanzan el centenar.

¿Por qué? Los dueños de las mascotas que no cumplían con su obligación ahora saben que pueden ser multados. También lo reflejan las cifras: si en 2023 y 2024, con todas las denuncias registradas a través de la Línia Verda, sólo se pudieron abrir cincuenta expedientes en dos años, en 2025 hay pleno entre denuncias e identificaciones. El Proyecto ADN Canino arrancó poniendo una base sólida a nivel legal para asentar la normativa. Antes de poner en marcha la logística, recogida y análisis de muestras, y las bases de datos necesarias para analizar los resultados, el equipo de gobierno aprobó un cambio de ordenanzas en 2023. Un paso fundamental para empezar a desarrollar la iniciativa.

Así comenzó a lograr que los propietarios de perros censaran a sus animales en el registro municipal: es un trámite obligatorio, cuesta 37 euros, y se cumplimenta a través de una prueba indolora para el animal. A día de hoy, hay 2.221 canes censados, la mitad de una población que el Ajuntament de Santa Eulària estima en unos 4.000 perros dentro de un municipio que suma casi 40.000 habitantes.

“El espíritu de esta ordenanza no es sancionar sino concienciar. Cualquier política ambiental supone picar piedra, los planteamientos no pueden ser cortoplacistas, y sabemos que entrar en la vida de las personas para que cambien sus rutinas no es fácil. Por eso estamos contentos con los resultados que empieza a dar el Proyecto ADN Canino. Los datos que ya manejamos nos ayudan a tener claro un punto muy importante: son más los vecinos que cuidan a sus perros como dictan las normas que los que se comportan de forma incívica”, explica Mónica Madrid, concejala de Medi Ambient, Sostenibilitat i Benestar Animal.

El método de trabajo que utiliza el departamento que dirige Madrid es sencillo y efectivo. Y, como los excrementos que no se recogen no desaparecen por arte de magia, da la posibilidad de mirar al pasado, de unir líneas de puntos y sacar conclusiones que acaban influyendo en el bienestar animal del municipio ibicenco. Además de las notificaciones que llegan a través de la Línia Verda, los celadores rastrean el territorio recogiendo muestras. Las heces se analizan y, la base de datos, separa el grano de la paja. El excremento puede corresponder a un perro censado —por lo que se abre expediente al propietario, sanción de 300 euros— o a uno ausente del registro.

Los infractores —por partida doble— no se van de rositas en ese caso. El rastreo da a la concejalía muchas e interesantes posibilidades: la geolocalización y análisis de los horarios y estado de los excrementos acotan las horas y recorridos de los paseos; establecen el fenotipo del perro —un retrato robot: tamaño, color del pelo, forma del hocico—; facilitan su localización; señalan zonas donde pueda haber una alta concentración de perros no registrados; echan el lazo a incívicos persistentes: en es Canar, un turístico barrio de Santa Eulària, se destapó el caso de un perro que no figuraba en el censo genético y del que se han recogido trece muestras de heces encontradas en la vía pública. En el futuro, la estadística también ayudará a actuar en casos de camadas abandonadas, robos de mascotas o ataques de perros asilvestrados contra cabezas de ganado.

“Hablamos de herramientas para trabajar en favor del bienestar animal del municipio”, dice la concejala Madrid. “Igual que contamos con un padrón de personas, es muy importante tener contabilizadas a las mascotas del municipio. Ahora estamos consiguiendo que cuando un perro muere, el dueño lo dé de baja. Eso no se hacía y debemos concienciarnos de que nuestra responsabilidad como propietarios va más allá de ponerle un chip y vacunar al perro”.

Etiquetas
stats