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Diario de una recicladora durante el confinamiento: cómo mantengo este hábito sin entrar en alarma

reciclaje

Ángela García

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Uno de los consejos más habituales desde que comenzara la cuarentena para frenar el avance del COVID-19 es el de mantener, dentro de nuestras posibilidades, hábitos y costumbres. Desde los horarios de sueño al deporte, pasando por las quedadas (digitales) con amigos y familia, todos esos pequeños gestos ofrecen cierta cotidianidad a una situación anormal.

Y, entre esos hábitos que hay que mantener, se encuentra el de separar nuestros residuos para su reciclaje. Tanto es así que, según datos de Ecoembes, los españoles no solo hemos mantenido esa tarea, sino que nos hemos involucrado mucho más en ella: el reciclaje en el contenedor amarillo —el de envases de plástico, latas y briks— ha crecido un 15%  desde el inicio del estado de alarma el pasado 14 de marzo. Y, si bien es cierto que ha aumentado el consumo de productos como patatas fritas, aceitunas y latas de cerveza (todos ellos en envases que van a ese contenedor), el incremento del reciclaje se debe, en gran parte, a la concienciación medioambiental que existe en los hogares.

La casa de esta periodista no escapa tampoco a esta última tendencia pero, como en otros hábitos, aunque lo hemos mantenido, hemos tenido, también que adaptarlo porque, no olvidemos, que el confinamiento nos obliga a ser mucho más conscientes a la hora de hacer tareas que impliquen salidas al exterior, como son hacer la compra o sacar la basura. Por eso, en mi casa, hemos decidido aprovechar para hacer un 2x1: cuando salimos a comprar (una vez a la semana) aprovechamos, de paso, para tirar la basura. Así que cuando hago esa salida voy con el carrito de compra y tres bolsas a cuestas (envases, orgánica y restos), un poco aparatoso, sí, pero nada complicado. 

Con respecto al vidrio y el papel, hemos reorganizado los cubos y la forma de almacenarlos para espaciar las visitas al contenedor más aún, evitando que cajas y botellas estorben. 

Y, ya que me había parado a pensar cómo lo hago yo, me asaltó la curiosidad sociológica, así que decidí sondear a mi entorno para corroborar que, efectivamente, los seres humanos somos animales de costumbres. Prueba de ello es que, desde que empezara el confinamiento, una de mis amigas sale a reciclar solo los domingos; otra, en cambio, (cuya tarea ha recaído en su suegro) lo hace únicamente cuando se le acumulan los residuos…. También los ayuntamientos son costumbristas: la recogida de residuos, a diferencia de otros sectores, no ha parado su actividad.  Aunque, eso sí, según veo a los operarios que recorren Madrid, han aumentado las medidas de seguridad: guantes y mascarillas para proteger a aquellos que hacen posible que sigamos quedándonos en casa. ¡Por cierto! Los guantes y mascarillas se tiran al contenedor de resto, ni amarillo ni verde ni azul: al gris.

Volviendo a las curiosidades sociológicas y con la excusa de la encuesta, seguí sondeando a mis amigos sobre el tema –cuándo empezamos a reciclar, dónde colocamos los cubos en casa- y resulta agradable desconectar un rato de la vorágine informativa. Concluimos que el reciclaje es ya una tarea doméstica más, un hábito asentado entre nosotros que hacemos de forma instintiva y, en contra de la excusa que ponen algunos, que no cuesta nada hacerlo.  ¡A propósito!: la variedad de cubos con varios compartimentos para separar es casi ilimitada. Hay hasta versiones apilables muy recomendadas por mis amigos (apunto hacerme con uno cuando volvamos a la normalidad) que ocupan poco espacio. Otra excusa desmentida.

A cambio de la recomendación, doy un consejo en el chat: reutilizar telas para hacer ambientadores caseros. Durante estos días, he aprovechado para hacer limpieza de armarios y deshacerme de sábanas viejas y ropa que ya no puedo utilizar y, con ellas, he cosido bolsitas rectangulares en las que meter jabón. Colocadas en armarios y cajones, estos ambientadores mantienen el olor fresco de la ropa, especialmente si rayas el jabón. Sigo con los consejos: aprovecho el agua de la lluvia que estos días nos está sorprendiendo para regar las plantas que tengo en casa. Y es que ahora, que pasamos más tiempo del habitual en casa, hay que tirar de ingenio ayudando, además, a cuidar de nuestro entorno.

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