Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Las costumbres y los derechos
Por suerte, la conciencia sobre la necesidad de respetar los derechos de los seres humanos, de los animales y de la naturaleza en general, avanza con paso imparable en la transformación de determinadas costumbres que durante años, muchos años, los han vulnerado. Véase, la esclavitud, el voto femenino, la protección de los gansos de Lekeitio o del toro de La Vega, etc.
En el caso de las fiestas de Hondarribia, existía la costumbre arraigada desde 1639 -¡tela!- de conmemorar la supuesta ayuda que la Virgen de Guadalupe prestó a los vecinos para lograr superar el asedio al que fueron sometidos por las tropas napoleónicas. Como casi todas las fiestas populares, tiene una estrecha unión con la religión, aunque esta, además, tiene cierto toque bélico. Es muy posible que muchos de los que han participado durante estos siglos en esta conmemoración no fueran creyentes ni devotos de la Virgen de Guadalupe y, es posible, que, incluso, alguno fuera antimilitarista, pero lo que ha sido absolutamente seguro hasta hace poco es que, salvo la cantinera, el resto de 'desfilantes' eran varones. Algo parecido ocurría con la Cofradía de Llodio con la diferencia de que esta tradición era anterior (1599), que en lugar de batallas se conmemoraba la fraternidad entre los vecinos y que las mujeres no podían participar en la comida de ningún modo.
En Hondarribia, desde que un grupo de vecinas manifestó su deseo de participar como soldados y crearon la Compañía Jaizkibel, este imparable avance hacia el respeto y la igualdad de derechos y oportunidades se trató de detener en seco por parte de muchos hondarribiarras en defensa de la tradición. ¡Y llevan así 20 años! ¿Hasta cuándo van a continuar con esta batalla contra toda lógica? ¿hasta cuándo van a inventar razones para justificar que es más importante mantener una tradición que permitir que las mujeres participen en ese festejo como lo deseen? En este sentido, creo que los cofrades de Llodio fueron mucho más inteligentes: abrieron su Cofradía a cuantas mujeres quisieran participar y la comida de fraternidad sigue siendo eso, un acto de fraternidad y alegría para todas las personas que comen allí, todo lo contrario de lo que ocurre en Hondarribia donde se sigue generando una tensión enorme parecida a las actitudes fascistas vividas recientemente en este país por otros motivos bien distintos.
La solución a esa 'fiesta' es cosa de tiempo -parece que, de momento, será difícil llegar a un entendimiento-; sin embargo, hay una cuestión que me resulta también preocupante: la existencia de muchas mujeres que defienden el llamado 'alarde tradicional' argumentando que sus derechos son pisoteados porque desfila la compañía Jaizkibel. Seguramente, enfrente de las 'sufragistas' también hubo mujeres que las insultaban y defendían el papel 'tradicional' de las mujeres en la sociedad que las dejaba fuera de la participación política; esto es, de la organización de la convivencia en la sociedad. Por suerte para todas nosotras, descendientes de unas y otras, las 'antisufragistas' perdieron la batalla. Las mujeres que apoyan el alarde tradicional pueden participar en “el otro” -el de la compañía de Jaizkibel- como cantineras. Nadie se lo impide. Pero las que quieren desfilar como soldado, no lo pueden hacer en el “tradicional”. Esa es la diferencia.
Dudo mucho que todo este enconamiento sirva más que para hacer “el oso y el madroño” y fastidiar el momento álgido de las fiestas. Sinceramente, sería mucho mejor aprender de lo que han hecho otros pueblos.
Sobre este blog
Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.