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Condenan a 71 años de cárcel al monitor de surf de Hondarribia por abusar sexualmente de once alumnos menores

Primera sesión del juicio contra el monitor de surf acusado de agredir sexualmente a 11 menores

Maialen Ferreira

Bilbao —
22 de julio de 2025 12:29 h

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La Audiencia Provincial de Gipuzkoa ha condenado a 71 años, 5 meses y 9 días de cárcel a un monitor de surf de Hondarribia por abusar sexualmente de once menores de edad y por posesión de material de explotación infantil. El tribunal, presidido por la magistrada Jone Unanue, le impone penas de entre 4 años y un día y 12 años de prisión por cada uno de los once delitos de abuso sexual, en función de la gravedad de los mismos y atendiendo al Código Penal vigente en el momento de los hechos, que tuvieron lugar entre el año 2011 y el 2021, así como 5 meses de cárcel por posesión de material de explotación infantil.

El acusado, que en estos momentos tiene 40 años, ha sido condenado como autor de cuatro delitos de abuso sexual sobre menor de 16 años en su modalidad de prevalimiento de situación de superioridad; otros cuatro delitos de abuso sexual continuado sobre menor de 16 años en su modalidad de prevalimiento de situación de superioridad; así como tres delitos de abuso sexual continuado sobre menor de 16 años en su modalidad de acceso carnal con prevalimiento de situación de superioridad y un delito de posesión de material de explotación sexual infantil, según recoge la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico.

Además de las penas de prisión, el tribunal fija que el acusado indemnice a las víctimas con cantidades que van desde los 3.000 a los 30.000 euros y establece otra serie de medidas de libertad vigilada y de prohibición de acercamiento y comunicación con las víctimas, así como de inhabilitación para cualquier profesión, oficio o actividades, retributivas o no, que conlleve un contacto regular y directo con menores de edad. La sentencia no es firme y puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

El acusado, que a día de hoy tiene 40 años, fue detenido en 2021 y se decretó su prisión provisional después de que seis de esos menores denunciaran ante la Ertzaintza las agresiones producidas supuestamente durante diez años, entre 2011 y 2021. Más tarde se sumaron otras cinco denuncias. La Fiscalía pedía 85 años de prisión para él, tres penas de doce años y ocho de seis años por la violencia sexual y un año más por un delito de posesión de material de explotación sexual infantil, debido a que en el momento del arresto, se localizó en su domicilio un disco duro con 4.208 archivos de “explotación sexual de menores”. A pesar de ello, el máximo de cumplimiento serían en teoría 36 años -el triple de la pena más alta- a las que habría que descontar los ya consumidos por estar en prisión provisional.

Según el escrito de conclusiones provisionales del ministerio público, adelantado por 'El Diario Vasco', el acusado seleccionaba a los alumnos “mayoritariamente del sexo masculino” y les regalaba material de surf y clases. También se acercaba a las familias de sus víctimas y acudía a los eventos familiares. La relación entre victimario y víctima, según la Fiscalía, se iba gestando “de manera progresiva hasta generarse una relación estrecha en la que el hombre provocaba una relación de dependencia en los menores” que, en el momento de inscribirse a las clases de surf, tenían entre 9 y 10 años.

El acusado aprovechaba los traslados en furgoneta y los campamentos de una semana que realizaba a Las Landas, en Francia, para cometer los delitos, que se basan, según recoge la Fiscalía en “tocamientos, masturbaciones y felaciones”. También realizaba estos ataques en su propio domicilio, al que acudía con algunas de sus víctimas. Cuando el menor “tomaba conciencia”, según el escrito de la Fiscalía, de lo que estaba ocurriendo, decidía dejar las clases de surf. Entonces, el monitor “se enfadaba” y les criticaba delante del resto.

Las declaraciones de los menores, que durante el juicio testificaron a puerta cerrada, apuntan que en el momento de las agresiones tenían entre 13 y 15 años, que los encuentros solían ser “una o dos veces por semana” y, al menos en una ocasión, que el acusado se aprovechaba de la mala situación económica de la familia para “ganarse” al menor a través de descuentos en clases de surf y material.

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