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El nuevo plan del litoral vasco se anticipa al peor escenario de cambio climático, con subida del nivel del mar de 72 cm

Los consejeros Denis Itxaso y Mikel Jauregi con miembros de su equipo en la rueda de prensa.

Belén Ferreras

Bilbao —

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El Gobierno vasco ha presentado este lunes el nuevo Plan Territorial Sectorial (PTS) del litoral vasco con el que quiere anticiparse al peor escenario posible de cambio climático, con una posible subida de nivel del mar de hasta 72 cm en el año 2100, lo que deberá conllevar medidas de protección específicas para las construcciones y entornos urbanizados actuales y nuevas normativas para las edificaciones futuras, elevando la cota a la que pueda construirse.

El nuevo PTS, que tras aprobarse inicialmente arranca ahora el periodo de exposición pública, y que se prevé que puede aprobarse en un año, lo han presentado el consejero de Vivienda y Agenda Urbana, Denis Itxaso, de quien depende la reordenación del territorio, y el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, responsable del área medioambiental y de la Agencia Vasca del Agua, URA, y pretende redefinir la forma en la que Euskadi afrontará los desafíos climáticos, ambientales y urbanísticos de su costa en las próximas décadas, por lo que ambos han destacado que se trata de un plan de “trascendencia estratégica”.

El plan anterior data de 2007 por lo que ambos consejeros han considerado crucial una modificación que tenga en cuenta que el litoral vasco se encuentra en estos momentos en el centro de múltiples tensiones: “los efectos del cambio climático son cada vez más palpables, la presión sobre el espacio costero aumenta y la normativa territorial y ambiental ha evolucionado profundamente en los últimos años”, ha señalado Itxaso, que ha recordado que “desde 2019 la adaptación al cambio climático es una obligación que deben cumplir todos los instrumentos de ordenación territorial”. “En este caso, la variable climática adquiere un protagonismo singular. Es probablemente el plan más condicionado por el cambio climático de todos los que hemos elaborado, y además es el primero en todo el Estado que incorpora explícitamente esta variable”, ha añadido.

El PTS centra su labor preventiva de anticiparse a un futuro más hostil por los efectos del cambio climático, en el “espacio complejo, frágil y enormemente diverso” que constituye la costa vasca que, aunque linealmente suma alrededor de 120 kilómetros, la suma de entrantes y salientes eleva la superficie realmente ordenada hasta los 275 kilómetros lineales. En esa franja se concentran 41 playas, 12 campos dunares, 29 marismas, acantilados que se extienden a lo largo de 81 kilómetros, y una red de infraestructuras en la que conviven depuradoras, faros, carreteras, estaciones oceanográficas y equipamientos de todo tipo. Las 14 rías y estuarios que desembocan en el Cantábrico llevan la influencia del PTS hasta 15 kilómetros tierra adentro, ampliando considerablemente su impacto territorial. Todo ello afecta de manera directa a alrededor del 32% de la población vasca, más de 700.000 personas, que residen en la franja costera o en las áreas urbanas situadas en los valles fluviales próximos a la desembocadura.

Para hacer las previsiones el plan parte de los estudios elaborados por el grupo de expertos científicos IPCC y adopta como referencia el peor de los escenarios -el RCP 8.5, aquel que contempla un incremento sostenido de emisiones de gases de efecto invernadero- debido a la insuficiente reducción global de emisiones. Según estos modelos, para este peor escenario el nivel del mar podría elevarse hasta 72 centímetros en el año 2100, una cifra que transformaría por completo la relación entre el mar y el territorio. En cambio, si se contuvieran las emisiones de gases de efecto invernadero, esta subida se limitaría a 49 centímetros. Ya hoy, la pleamar meteorológica alcanza los 2,91 metros, y pequeñas variaciones de apenas 10 ó 15 centímetros están provocando inundaciones recurrentes en zonas como los bidegorris del Bidasoa, en Irún. “Este PTS es, en cualquier caso, un plan dinámico, que se irá actualizando a medida que evolucionen las emisiones de gases de efecto invernadero y se concreten los riesgos naturales vinculados al nivel del mar y a otros fenómenos asociados al cambio climático”, han señalado.

En este escenario más adverso, Euskadi podría perder el 39% de la superficie de sus playas, el 26,7% de sus dunas y hasta el 75% de sus marismas, una de las cifras más críticas del documento, ya que se encuentran en cota cero, y un pequeño incremento del nivel de mar las haría desaparecer. También los espacios verdes, la infraestructura ecológica, las zonas residenciales e industriales y el frente costero expuesto al oleaje sufrirían un incremento notable de su vulnerabilidad. En particular, las áreas residenciales vulnerables pasarían del 1,13% al 2,76% (un incremento del 244%) y las industriales del 1,43% al 3,64%, cifras que recuerdan que obligan a replantear la planificación urbana en numerosos municipios, con ascenso de las cotas de edificación de las urbanizaciones, que tendrán que desarrollarse en legislaciones posteriores, así como de protección de lo ya construido. Porque según ha recordado Denis Itxaso, “se trata de proteger lo que está, no de desmontar”.

Estudios de impacto del cambio climático en todas las actuaciones

El PTS clasifica el territorio en diversas categorías de vulnerabilidad: las zonas especialmente vulnerables ante el incremento del nivel del mar por efecto de la marea y el oleaje (ZINM); las zonas vulnerables ante el aumento de la inundabilidad fluvial (ZIIF); las zonas vulnerables por el incremento del nivel freático y la disminución de la capacidad de evacuación de la red de saneamiento (ZINF); las zonas vulnerables ante el incremento de las precipitaciones torrenciales (ZIPT); y las zonas vulnerables ante el aumento extremo de la temperatura (ZIET). Estas cinco categorías —ZINM, ZIIF, ZINF, ZIPT y ZIET— obligan a que cualquier planeamiento municipal que afecte a dichas áreas incorpore estudios de impacto derivados del cambio climático.

Más allá del marco normativo, el Plan Territorial Sectorial da un paso adicional y se consolida como una auténtica herramienta de adaptación al cambio climático. Incorpora un conjunto de medidas orientadas a reducir la vulnerabilidad del litoral y a reforzar su resiliencia a medio y largo plazo. Entre ellas, destaca la planificación para la creación y recuperación de nuevas marismas en distintos estuarios, con el objetivo de compensar parcialmente la superficie que previsiblemente se perderá como consecuencia de la subida del nivel del mar.

Asimismo, el PTS amplía los ámbitos de especial protección ambiental, incorporando más de 300 hectáreas de masas de encinar cantábrico a la categoría de “Especial Protección”, reforzando la conservación de ecosistemas clave frente a los efectos del cambio climático. En el ámbito marino, el plan impulsa la ampliación de la Red Natura 2000 mediante la incorporación de la zona marina Ulia–Jaizkibel, con una superficie aproximada de 13.000 hectáreas, como corredor ecológico marino estratégico. A todo ello se suman medidas específicas de adaptación en zonas urbanas y ya desarrolladas, como la mejora del drenaje y de la red de saneamiento, la naturalización de cauces, el incremento de superficies permeables y verdes, y la obligatoriedad de integrar estudios específicos de mitigación y adaptación en el planeamiento municipal que actúe en áreas vulnerables. Además, el plan delimita nuevos suelos de especial protección y mejora ambiental, refuerza la protección paisajística de los 500 metros interiores, ordena el uso de playas y dunas según su naturaleza urbana o natural y, en lo relativo al medio marino, remite a la normativa estatal y europea.

Por otra parte, el plan pretende la creación o recuperación de nuevas marismas, dado que la pérdida de las mismas en el peor de los escenarios será muy significativa. El PTS identifica áreas situadas a mayor cota en estuarios como el Barbadun, Butroe, Urdaibai, Lea, Artibai, Deba, Urola, Iñurritza u Oria, con el objetivo de que puedan convertirse en marismas funcionales en el futuro. Esta propuesta no pretende compensar totalmente las pérdidas del escenario RCP 8.5, pero sí recuperar parte de la superficie que se perdería incluso en escenarios intermedios, en el caso de que el nivel del mar suba solo 49 cm.

El consejero Itxaso ha destacado el valor del documento como instrumento de política pública y ha afirmado que “este plan es absolutamente imprescindible para garantizar que nuestro litoral siga siendo un espacio seguro y sostenible. No se trata solo de ordenar, sino de anticipar, proteger y actuar con visión de futuro”.

Por su parte, el consejero Mikel Jauregi ha enmarcado el PTS dentro del compromiso del Gobierno con la transición energética y el desarrollo sostenible, subrayando que se trata de “una herramienta con las necesidades de un territorio que ya está experimentando los efectos del cambio climático. Hemos trabajado juntos para que la cartografía usada en el PTS del Litoral, elaborada por URA, sea la misma que se usa en los actuales estudios de inundabilidad y que es la referencia en todos los planes hidrológicos”. Además, en este PTS se han tomado como referencia las variables de cambio climático y los escenarios de subida del nivel del mar definidos en el proyecto Kostaegoki, estudio realizado por el departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad y “que sirve como hoja de ruta para anticiparse a los impactos del ascenso del nivel del mar y proteger los ecosistemas y actividades costeras. Establecer cotas más altas para las futuras edificaciones es anticiparse de manera prudente y eficaz a los riesgos del futuro. No podemos mirar hacia otro lado: debemos anticiparnos y adaptar nuestras normas y proyectos a esta realidad. La protección de hoy es seguridad de mañana. Este PTS nos permite anticiparnos a los riesgos y evitar errores que podrían salir caros en el futuro”, ha señalado Jauregi.

“La información que damos hoy no debe generar alarma social. Desde el Gobierno vasco estamos ya en marcha con obras concretas para evitar las consecuencias de la subida del mar en 13 localidades costeras. Estas son actuaciones impulsadas desde la mesa KAIA, en estrecha colaboración con los ayuntamientos”, ha citado Mikel Jauregi.

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