Irremediablemente, cada vez que en campañas cortas se echan números ,y se afinan cuentas sobre la evolución del mercado, me acuerdo del chiquín de “varón” , la poesía de José María Gabriel y Galan: “Sácame la cuenta del aceiti que hogaño mos toca”/…/ Pus el mozo empringó tres papelis de rayas y letras/…/ijo que el aceiti que mí me tocaba era «pi menos erre», ¿te enteras?.
La campaña 2014/2015 ha sido corta, muy escasa. Las cifras que ha ofrecido el Ministerio de Agricultura, en una reciente reunión con el sector oleícola, estarían en torno a 814.000 tm, que representa una reducción sobre la campaña anterior del 54% (los últimos datos contabilizados son de 31 de Diciembre, que arrojaban 598.700 tm de producción, la cifra anterior es derivada de esta, en función de la cantidad que resta por contabilizar).
Estas subidas y bajadas en la producción acompañan periódicamente al sector. A nivel nacional, las últimas campañas hemos estado entre los 618.200 tm de la campaña 12/13 y las 1.781.500 tm de la 13/14. En Extremadura andamos entre las 24.107 tm de 2012/13 y las 62.892 tm de 2013/14. En la actual, 29.960 Tm (12% en Cáceres y 88% en Badajoz).
Generado por esas circunstancias productivas el sector puede pasar de precios ruinosos, en campañas con altas producciones, a tener que hacer filigranas adivinatorias para saber si, computando producción, existencias, importaciones y consumos, se puede enlazar una campaña con la otra, produciendo tensiones entre los distintos eslabones de la cadena.
Para los años de bajos precios, existe un mecanismo diseñado para impedir pérdidas de rentabilidad a los olivicultores: el almacenamiento privado. En la nueva PAC también se incluye, pero con los mismos precios de referencia, necesarios para ponerse en marcha, que existían en la normativa anterior (ya en la última activación de este mecanismo fueron intensamente criticados, porque llevan enquistados en la sucesivas normativas desde hace veinte años. No conjuramos modificarlos; pero otra vez sufrimos un ataque grave de procastinación…)
Los años de precios altos, además de las tensiones antes comentadas, existe un problema de precios máximos asumibles por los consumidores. Es decir, hasta cuanto se está dispuesto a pagar por el aceite de oliva, antes de sustituirlo por otro. Ese precio parece que está situado sobre los 3 euros/kg.
Además, esta campaña, se ha venido a sumar a la situación un ataque importante de mosca del olivo, que lleva aparejado una reducción de calidad. Sería muy recomendable volver a recuperar las campañas oficiales de lucha contra esta plaga. Y puestos a pedir, una mirada con cierto cariño, pero con prepuesto, para proteger nuestro olivar tradicional, al que le espera un futuro difícil ante explotaciones intensivas y superintensivas; ya que no se nos “olvidó” incluirlo en las ayudas acopladas de la nueva PAC.
Mercado complejo, sin duda: sequias, malas floraciones, rendimientos, calidades, producciones, normativas, calidades, contingentes (se acaba de autorizar uno para aceite de oliva procedente de Túnez ) mercado de futuros……. Al final el chiquín, va a tener razón: Pi menus erre.
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