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Buena imagen, mala fama: los 'simpáticos' mapaches que proliferan en Mallorca amenazan a la fauna local

Mapache imágen de un particular en Lloret de Vistalegre

Martí Gelabert

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Ya son más de mil los mapaches que el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears (COFIB) ha capturado en Mallorca desde su llegada a la isla. Esta especie representa una grave amenaza para la biodiversidad autóctona, porque se trata de un mamífero invasor que “se adapta a todo, come cualquier cosa y crece muy rápido, además de depredar especies endémicas que tenemos en Mallorca, como el ‘ferreret’, o también desplazando otros depredadores como las jinetas”. Así lo explica Toni Morro Sastre, que es técnico de campo del COFIB, y quien también confirma que de momento se ha expandido su presencia desde Andratx hasta Sóller e, incluso, en Pollença se han dado algunos avistamientos. 

El mapache común es considerado una especie invasora de urgente erradicación en España desde 2013 y está prohibida su introducción, transporte y comercialización. Se trata de un mamífero originario de Norteamérica y de Centroamérica, que se introdujo a principios del pasado siglo en Centroeuropa y en la antigua URSS. De hecho, su presencia en el continente también alerta a la Unión Europea. 

Pero, ¿cómo llegó hasta España y, en concreto, hasta las Balears? Iván Salgado, biólogo de la conservación que ha investigado sobre la invasión del mapache en Europa, explica a elDiario.es que no es hasta las últimas décadas, en torno a los años 90 y principios del 2000, que se producen nuevos eventos de introducción del animal: la gente empezó a quererlos como mascotas. “Los cachorros son unos animales simpáticos, pero cuando crecen -sobre todo los machos-, son agresivos y tienen una gran capacidad para manipular… tienen unas manos muy ágiles y abren neveras, cajones y son sucios”, apunta Salgado.

Los cachorros son unos animales simpáticos, pero cuando crecen -sobre todo los machos-, son agresivos y tienen una gran capacidad para manipular… tienen unas manos muy ágiles y abren neveras, cajones y son sucios

Iván Salgado Biólogo

De hecho, su nombre deriva de mapachtli, que en lengua náhuatl significa ‘el que tiene manos’ y el término inglés racoon proviene del algonquino arahkunem: ‘el que rasguña con las manos’.  “Entonces, cuando los dueños se cansan de la mascota, muchas veces de forma deliberada e imprudente las liberan”, sigue el investigador, advirtiendo de esta práctica como la causante de la invasión, así como algún caso de escape de mapaches criados en zoológicos clandestinos, como se produjo hace unos años en Andalucía. 

El primer mapache de España se vio en la isla

El primer avistamiento de un mapache en España tuvo lugar, de hecho, en Mallorca. Según los estudios de Salgado, fue en la localidad de Algaida, cuando un cazador lo encontró por el campo y lo abatió. Luego, en 2006, se empezaron a encontrar pelos y huellas de dos individuos en Puigpunyent y también se fotografió otro ejemplar en Lloret de Vistalegre. Se especula que algún ejemplar se escapó de un zoo clandestino.

En el verano de 2009, los técnicos de Medio Ambiente fotografiaron a otro ejemplar en la finca pública de Planícia, cuando trabajaban en el seguimiento de mamíferos en la Serra de Tramuntana. Fue cuando la Conselleria solicitó la colaboración ciudadana para localizarlos. Lo explicaba el diario Ultima Hora: sus capturas han ido disparadas. Hasta hoy, casi 1.200 ejemplares capturados: solo entre 2018 y 2022 han sido 1.218, según los últimos datos que maneja el Govern. Hay que tener en cuenta que desde que se supo que se soltaron los primeros hasta que se trabajó en su control pasó una década, señala el COFIB: “Se han ido criando, desarrollando, creciendo… y el foco es bastante grande. Es complicado poder saber su población”, detalla Morro. 

Estos datos han sorprendido a los estudiosos de la invasión de los mapaches en España, técnicos “impresionados” con el número de capturas que se han producido solo en Mallorca. Así lo explica el propio Salgado, además de añadir que en Balears ya se considera como una especie más y que su erradicación va a ser muy complicada: “En este caso, las erradicaciones son muy poco probables; cuando ya lleva muchos años, se ha establecido y se considera invasora es muy difícil en todos los sentidos”. De hecho, estudios del COFIB y de la Universitat de les Illes Balears reconocen que la especie ya se ha “naturalizado”, igual que en otros lugares del mundo como Japón. 

La expansión en España

En el resto de España, la expansión de este versátil cazador y hábil trepador y nadador ha sido diferente dependiendo del territorio. Eso sí, no tan exagerada como en la isla. Por ejemplo, en Andalucía tuvieron la oportunidad de, con una respuesta rápida, erradicar 14 ejemplares que se escaparon. Igual que en Alicante, donde hubo hasta 54 individuos que ya se estaban reproduciendo, pero que se pudieron capturar. En zonas como la Sierra de Madrid y Guadalajara, la suerte no ha sido la misma, ya que su expansión también ha sido importante y, aunque se contabilizan hasta unas 800 capturas, persiste: empezaron en el río Jarama, después en el Henares -donde hay las dos poblaciones más importantes- y se acabaron expandiendo por los bosques de ribera, llegando hasta Guadalajara y Toledo.

El mapache es un animal nocturno y en invierno no se desplaza tanto, concentrándose en lugares de más difícil acceso. Su expansión en Balears tiene una particularidad que también explica la alta capacidad de adaptación que tiene este animal: si bien en la península ibérica su distribución está muy circunscrita a los valles fluviales, según explica Salgado, en Mallorca “no se limita a los cursos de agua”, un hecho que “dificulta los trabajos de control y erradicación, porque está por todas las masas forestales”. Así como está la situación hoy día, “lo más que se puede hacer es controlarlo: contener la expansión y proteger los espacios de especial interés”, matiza. Es decir, que no entren en espacios naturales protegidos, parques naturales o espacios donde se prevea que puede afectar a una especie vulnerable. Justo lo que ha hecho en Mallorca: establecerse en el paraje natural de la Serra de Tramuntana. 

Aparece en entornos residenciales y porta enfermedades

Aunque su distribución sea en los parajes boscosos, hay que tener en cuenta que de mapaches también hay en entornos urbanos. No es que hayan llegado hasta allí, sino que muchas veces han salido de estos propios núcleos y se han establecido en la periferia de áreas residenciales. Por eso también se han publicado vídeos de mapaches hurgando entre las basuras de algunas viviendas buscando comida y la mayor causa de muerte del animal por circunstancias no naturales es su atropellamiento. 

El técnico del COFIB, Toni Morro, recuerda que este animal “va a comer a ‘foravila’ (las ciudades fuera de Palma), a los huertos, busca frutas… y está en contacto de una manera u otra con nosotros”. Por eso también es peligroso a nivel de salud pública, ya que se ha detectado que el mapache puede contener un tipo de parásito capaz de migrar hasta el cerebro, causando encefalopatías y cegueras o hasta la muerte, entre otras. Su transmisión puede ser tan sencilla como solo acercarse a sus heces. Aun así, en Mallorca no se ha detectado que ninguno de los animales capturados contenga este parásito. Del mismo modo, Salgado llama a la tranquilidad y a la prudencia: “Su prevalencia es baja; el número de casos transmitidos a los humanos es bajísimo y, aquí en España, no conozco ninguno. Eso sí, no por ello deja de ser un riesgo que hay que tener en cuenta, aunque no sea masivo”. El mapache también es portador de otras enfermedades, como el moquillo o la rabia, comunes entre otras especies. 

Un animal “oportunista”

Este mamífero, que cuenta con una inteligencia similar a la de los perros y gatos domésticos, tiene gran capacidad de aprendizaje y los órganos de los sentidos desarrollados. Se trata de una especie oportunista, facilitando que la introducción en un ecosistema que no es el suyo prospere. “No todos los animales que se introducen llegan a establecerse; hay una regla ecológica que dice que sólo el 10% de las especies que se introducen lo hacen”, explica Salgado.

Y las que son “oportunistas” tienen ventajas, porque son capaces de aprovechar los recursos más abundantes en aquel momento. “El mapache es una especie oportunista y es muy prolífico, tiene camadas numerosas -de uno a siete cachorros-... y esas cualidades hacen que la población crezca rápidamente”, apunta. En Mallorca, un estudio del COFIB con la UIB destaca que el 86% de las hembras sexualmente maduras ya habían lactado o estaban lactando, unos “datos muy similares a los de su zona natal”. Además, el éxito de su invasión se debe también a la ausencia de enemigos naturales.

El mapache es una especie oportunista y es muy prolífico, tiene camadas numerosas -de uno a siete cachorros-... y esas cualidades hacen que la población crezca rápidamente

Iván Salgado Biólogo

Una especie invasora en Europa

Una especie es considerada invasora cuando tiene un impacto ecológico, sanitario y/o económico y el mapache, aunque de ésta última de manera más “anecdótica”, cumple con los tres parámetros. En España, el mapache podría desplazar a medianos carnívoros ibéricos acuáticos, como la nutria paleártica, al visón europeo o al turón, ya sea por solapamiento de dieta o expulsión del territorio. Más allá de Mallorca, Madrid, Castilla-La Mancha, Andalucía y la Comunitat Valenciana, también se han visto ejemplares en Galicia, Cantabria, Catalunya y las Islas Canarias. 

Por lo que respecta a Europa, donde es catalogada como una de las especies más invasoras, su introducción en la antigua URSS se debe a dos motivos principales: la necesidad que tenían de querer enriquecer su ecosistema y su fauna con elementos traídos de lugares remotos y también el enriquecimiento a través de la venta de la piel del animal. Por su parte, en Centroeuropa se introdujo porque se trajeron a zoológicos y hubo ciertas liberaciones y escapes, hecho que produjo las primeras introducciones del animal en un hábitat que no es el suyo. Desde las primeras liberaciones constatadas en un parque zoológico de Hamburgo en 1927, se ha expandido por países como Francia, Holanda, Austria, Suiza, Luxemburgo, Hungría, Bélgica, Dinamarca o Polonia.  En Alemania su crecimiento ha sido de un 300% en solo 20 años, según los datos recogidos por Salgado. También se ha consolidado en lugares como Japón, Rusia, Irán, Azerbaiyán y Uzbekistán. 

Es por eso que el biólogo aboga por prohibir el comercio del mapache como mascota en los países europeos -en España ya está prohibido-, contener su crecimiento y expansión, identificar las amenazas y medir el impacto que tiene en los ecosistemas nativos, así como proteger a las especies, los hábitats y los recursos vulnerables, ya que considera que “falta una estrategia de gestión de la especie a escala continental”. 

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