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The Guardian en español

¿Qué sucede cuando una ciudad se queda sin agua?: Ciudad del Cabo está a punto de comprobarlo

Gran parte de África del sur se recuperó de una sequía producida por El Niño después de las fuertes lluvias de verano

Jason Burke

Johannesburgo —

Los habitantes de Ciudad del Cabo dejarán de tener agua corriente en sus casas si en un plazo de dos meses no consiguen contrarrestar los efectos de la peor sequía que azota actualmente a la segunda ciudad más importante de Sudáfrica en casi un siglo.

Las autoridades locales han avisado a sus cuatro millones de habitantes de que si no reducen su consumo antes del 12 de abril, tendrán que hacer cola frente a 200 grifos para recoger su ración diaria de 25 litros.

La ciudad, que atrae a millones de turistas al año, ha impuesto estrictos controles contra el derroche de agua, entre los que se incluye procesar a aquellos propietarios que utilizan más del límite de 87 litros diarios. Sin embargo, las medidas no han sido suficientes, lo que ha obligado a las autoridades a fijar una fecha límite nueve días antes de lo esperado.

“Por culpa de una caída en los niveles de la presa de un 1,4%, la fecha límite desde hoy se traslada al 12 de abril”, dijo este martes el teniente de alcalde Ian Neilson en un comunicado. Cada día que el consumo de agua exceda los 500 millones de litros, la fecha límite de consumo normal de agua se acercará, dijo.

El próximo 1 de febrero, entran en vigor una serie de medidas todavía más estrictas que limitarán el uso máximo por persona a 50 litros por día, en vez de 87. A principios de este año, la ciudad publicó una lista para poner en evidencia a los peores infractores en cuanto al uso del agua en Ciudad del Cabo, y aseguró que está poniendo multas a los que más agua desperdician.

Hasta el momento, se ha pedido a los agricultores que corten el riego, a las compañías de alquiler de coches que dejen de lavar los vehículos, los hoteles han restringido todos los usos del agua, mientras que a los turistas que se alojan en viviendas particulares se les ha pedido que restrinjan su aseo personal.

También se están produciendo conversaciones para que las bases militares de Sudáfrica puedan almacenar agua. Las autoridades del país han sido criticadas por fracasar a la hora de implementar lo antes posible las restricciones de uso y por ignorar las alertas de los expertos durante años, antes de producirse la sequía.

Los expertos dicen que es poco probable que se alcancen los objetivos.

“El día límite ha ido yendo hacia una dirección, directo hacia nosotros”, explica Christine Colvin, residente y experta en agua dulce en WWF. “La única manera de darle la vuelta a la situación es que los ciudadanos cambien de manera drástica su consumo, pero hasta ahora no lo hemos hecho muy bien. Incluso ahora solo la mitad de la población respeta el límite de los 87 litros”.

¿Qué sucede en una gran ciudad sin agua corriente?

Probablemente, el distrito comercial central se salve del cierre total para proteger la economía y los suministros de reserva se destinarán a cubrir servicios vitales, como los hospitales. Se desconoce cuál es el impacto que se produce cuando una gran ciudad pierde su suministro de agua potable.

Los pantanos alrededor de Ciudad del Cabo, azotada por la peor sequía en un siglo, en la mayor parte de los casos no se han repuesto en los últimos tres años porque no ha llovido y están a punto de secarse.

Se han formado colas en los manantiales naturales alrededor de la ciudad. Los residentes buscan minimizar el uso de la red normal de agua y tener reservas de emergencia. “Todas las tiendas de mi barrio habían vendido todas sus botellas de cinco litros en cuestión de horas después del anuncio”, asegura Heather Hirschman, que tiene 57 años y vive en el barrio de Muizenberg. “Estoy acumulando agua como un loco”.

Nikkita Elliott, gerente del restaurante frente al mar Cape to Cuba, en Kalk Bay –un destino turístico muy famoso alejado del centro de la ciudad– espera seguir con su negocio utilizando solamente el agua de las fuentes públicas. El restaurante ha dejado de servir agua procedente de las tuberías y da solo agua embotellada. También han puesto carteles animando a sus clientes a tirar solo sólidos, han instalado una alarma de bloqueo para evitar que se rompan las tuberías y ahora lavan los platos a mano.

“Muchos propietarios de negocios y ciudadanos están haciendo todo esto con sus propias manos y están haciendo lo que pueden”, comenta Elliot. En general, la gente está preocupada de que las autoridades no tengan un plan claro para los puntos de distribución.

Helen Zille, la jefa de gobierno de Provincia Cabo Occidental, comentó que si cada familia de Ciudad del Cabo enviaba a una persona a buscar su ración de agua, habría unas 5.000 cada día en cada uno de los puntos de distribución.

“En la situación en la que estamos, el desafío supera cualquier cosa a lo que una ciudad importante haya tenido que hacer frente desde la II Guerra Mundial o el 11-S”, dijo Zille, también exalcaldesa de Ciudad del Cabo.

Alianza Democrática, el principal partido de la oposición en Sudáfrica, gobierna tanto en Ciudad del Cabo como en Provincia Cabo Occidental.

Gran parte de África del sur se recuperó de una sequía producida por El Niño después de las fuertes lluvias de verano. Pero Ciudad del Cabo recibe la mayor parte de lluvias durante el invierno del hemisferio sur y los científicos dicen que no hay garantías de que vaya a haber una buena temporada de lluvias.

La reducción del consumo de 1.100 millones de litros al día en el año 2016 a 518 millones en estos momentos no ha sido suficiente. “La situación se ha llevado fatal. Nos tendrían que haber avisado de esto hace años”, comenta Hirschman.

Muchos de los residentes más ricos de Ciudad del Cabo tendrán la posibilidad de salir de la ciudad y quedarse con amigos o familiares en cualquier parte, o incluso viajar al extranjero. Pero millones de personas que viven en los barrios más pobres de la ciudad no tendrán esta opción.

Se cree que la sequía se ha visto agravada por una serie de factores, entre los que destacan el aumento de la población y del desarrollo económico, la deficiente planificación a largo plazo, una insuficiente inversión en investigaciones en el sector del agua y las “sedientas” especies invasivas.

Colvin dijo que los residentes en Ciudad del Cabo y las autoridades necesitan comprender de una vez que el cambio climático se traduce en sequías agudas que podrían ser “la nueva vida normal”. “Esto no es un hecho aislado. Necesitamos utilizar esto para reiniciar nuestro sistema y estar preparados para el futuro que nos espera”, concluyó.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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