Nigeria se quedó sin cerveza la noche que su selección ganó a Argentina en los JJOO
Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Atlanta, Rotimi Fawole era un adolescente y un gran aficionado al fútbol. Recuerda que ese verano se agachaba frente al televisor familiar y se quedaba hasta tarde para ver cómo jugaba su equipo.
Como muchos otros seguidores, Fawole no esperaba que la selección nigeriana, que era conocida como el “equipo de ensueño”, llegara muy lejos. Había perdido un partido amistoso contra Togo y el entrenador nigeriano Willy Bazuaye había sido despedido en el último momento y reemplazado por Jo Bonfrere.
Así que cuando de madrugada (hora local en Nigeria) el equipo ganó a Argentina por 3 goles a 2 en una final espectacular, el país enloqueció. La cadena pública de televisión permitió que la gente entrara en el estudio para dar gritos de alegría. “Fue una locura, fue increíble, una sensación muy dulce”, recuerda.
Estos recuerdos en torno a la histórica victoria contrastan con el hecho de que el equipo que tiene que participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se encuentre atrapado en Atlanta, la ciudad donde ganó hace veinte años, a la espera de que su país pague una factura pendiente con la compañía aérea que había contratado.
(Este artículo se escribió antes de que la selección de Nigeria consiguiera llegar a Río. En su debut, venció a Japón por 5 goles a 4).
Los jugadores sentían una gran frustración. En declaraciones a la BBC, uno de ellos indicó que “nos dijeron que ya podíamos prepararnos porque volaríamos en unas horas pero esto es lo mismo que llevan diciéndonos desde la semana pasada”.
La gran victoria de la selección nigeriana de fútbol se produjo en 1996, un año muy tumultuoso para el país. Bajo la dictadura militar de Sani Abacha, el equipo se vio obligado a boicotear la Copa de África unos meses antes, después de que el país anfitrión criticara el ahorcamiento del activista Ken Saro-Wiwa en el Delta del Níger.
A fecha de hoy, su triunfo en Atlanta es la victoria más importante del país en una competición internacional. A pesar de que la pasión futbolística está muy extendida en el país, la selección ha sido incapaz de repetir unos resultados parecidos.
Si bien en un inicio el equipo se clasificó como finalista, y ganó los dos primeros partidos contra Hungría y Japón, después perdió contra Brasil, el principal favorito.
En 1996, Abiola Kazeem era un estudiante universitario. En la actualidad, es un conocido periodista especializado en deportes y vive en Lagos. Recuerda la emoción que todos sintieron cuando Nigeria consiguió llegar a las semifinales y competir contra Brasil.
“Empezamos jugando bastante bien pero Brasil tenía un equipo todavía mejor que el que derrotó a Estados Unidos en el Mundial de 1994. Así que perdimos toda esperanza de ganar, especialmente porque muy rápidamente empezamos a perder 3 a 1”, señala. Sin embargo, el equipo consiguió remontar y, finalmente, ganar.
Liderados por el capitán Nwankwo Kanu, el equipo vio cómo las muestras de apoyo se multiplicaban. “Nos ganamos el respeto del mundo entero”, indica Kazeem: “Hasta ese momento nadie apostaba por nosotros y de repente nos convertimos en los favoritos”.
La angustiosa final contra Argentina también empezó mal para el equipo de Nigeria, después de que Claudio López marcara un gol en el tercer minuto y del penalti de Hernán Crespo en el minuto 50. Aunque la victoria del equipo rival parecía segura, los goles de Daniel Amokachi y de Emmanuel Amuneke en los minutos 74 y 90, respectivamente, cambiaron la suerte del equipo con menos posibilidades de ganar.
Joseph Dosu, el guardameta de la selección nigeriana en ese encuentro, recuerda esa noche gloriosa: “Fue divertido. Pasamos la noche en vela, cantando y bailando. Habíamos conseguido lo que ningún otro equipo africano había logrado. No podíamos dormir”.
En Nigeria, muchos pasaron la noche en blanco. Muchos bares se quedaron sin cerveza y no cerraron en toda la noche.
Héroes nacionales
A su regreso, Dosu explica que cada uno de los jugadores fue obsequiado con un apartamento de lujo y un terreno en un barrio de Lagos que iba a ser urbanizado. También recibió un cheque por valor equivalente a 236.000 libras esterlinas.
El gobierno también los distinguió con el título de miembro de la Orden del Níger. Sin embargo, este momento de gloria duró poco.
Cuatro años más tarde, en los JJOO de Sydney, el equipo fue descalificado en cuartos de final. Lo que en un inició parecía el gran salto de África en la escena mundial, con la brillante participación de Zambia en los Juegos Olímpicos de 1988 y los excelentes resultados de Camerún en el mundial de 1990 y en Sydney en 2000, resultó ser un espejismo.
Kazeem tiene una teoría. “En Nigeria y de hecho en África en general, el éxito suele ser fortuito”, indica: “En el extranjero, el juego obedece a una organización y a una táctica pero en Nigeria no hay una estrategia ni una hoja de ruta, todo depende del talento de los jugadores. Los deportistas consiguen triunfos a pesar del caos”.
El célebre portero Dosu se vio obligado a abandonar el fútbol poco después de la victoria en Atlanta. Solo tenía 23 años pero sufrió graves heridas en un accidente de coche. En la actualidad es agente con liencia de la FIFA y dirige una academia de fútbol en Lagos.
Los centrocampistas Austin Okocha y Victor Ikpeba hacen tareas administrativas vinculadas con el fútbol. Ikpeba también trabaja de comentarista de fútbol para una cadena de televisión, al igual que Sunday Oliseh, otro centrocampista de la selección que más tarde jugó con el Juventus y fue el entrenador del equipo nigeriano de los Super Eagles en la temporada 2015-2016.
Kanu, que se convirtió en un héroe del Arsenal y fue nombrado futbolista africano del año en 1996 por su papel en la final de Atlanta, es uno de los jugadores que ha recibido más premios de toda la historia del fútbol en el continente. En la actualidad tiene negocios en todo el mundo y es embajador honorario de Unicef.
Han pasado 20 años y los jugadores lamentan la actual situación de la selección nacional de Nigeria. El equipo sub23 tiene todo tipo de problemas y pocas posibilidades de hacerse con otro oro olímpico.
Oluwashina Okeleji, un periodista de la sección de deportes de la BBC, afirma que la selección nacional no llegará muy lejos y lo atribuye a la falta de financiación, unido a las malas condiciones de las instalaciones de entrenamiento. “Se han quedado sin recursos, no tienen dinero y no pueden motivar a los jugadores. Ni siquiera se pueden permitir pagarles un hotel decente, cubrir los gastos de desplazamiento y las dietas y darles un incentivo si ganan. Esto unido al hecho de que los equipos ingleses no han dejado que jugadores nigerianos como Iheanacho, Iwobi o Mikel Obi vayan a Brasil. No tienen un buen equipo”.
Los diarios nigerianos indicaron que el equipo estaba atrapado en Atlanta debido a problemas económicos. Algunos atletas impulsaron campañas de crowdfunding para conseguir dinero y ayudar a los jugadores después de que el Ministerio de Deportes mandara un correo electrónico a los jugadores y les indicara que debían pagar su viaje a Río.
A pesar de todos los reveses, la victoria de Atlanta sigue alimentando los sueños de los seguidores de la selección. “Han pasado dos décadas pero recordamos el gol de Amunike como si fuera ayer. Durante unos segundos mostramos al mundo lo que somos capaces de hacer en el ámbito internacional”, indica Okeleji.
Traducido por Emma Reverter