Natillas de mandarina y jengibre
Con estas natillas de mandarina y jengibre conquistaréis a los más golosos y a los que no lo son tanto, no son nada empalagosas (la cantidad de azúcar se debe graduar al gusto y según la acidez de la fruta), salen muy cremosas y son facilísimas de hacer. Si lo estáis pensando, pues sí, se pueden hacer estas natillas con naranja, y el jengibre lo podéis obviar si no os gusta mucho.
PREPARACIÓN:
Lava bien las mandarinas, ralla la piel necesaria y después haz el zumo. Pela el jengibre y pon los tres elementos en un cazo, zumo, piel y jengibre. Añade la leche (reservando un poco en un vaso para disolver la harina de maíz) y pon el cazo a calentar a temperatura media-alta.
Vierte en un cuenco las yemas de huevo y añade el azúcar, bate con las varillas hasta que se integre, sin llegar a espumar. Añade a las yemas la leche con la harina de maíz y mezcla bien.
Cuando la leche rompa a hervir retírala del fuego, tápala y deja un par de minutos para que infusione el jengibre, después retíralo. Vierte el preparado de las yemas de huevo al cazo de la leche.
Cuece a fuego lento sin dejar de mover con las varillas o con la cuchara de madera (no debe hervir en ningún momento), hasta que la elaboración espese un poco, cuando se enfríe espesará más.
Vierte las natillas en platos, cuencos o copas de postre (se pueden pasar por el colador), y deja enfriar a temperatura ambiente. Una vez frías, puedes reservarlas en el frigorífico tapadas con film transparente.
Fuente: gastronomiaycia.com
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