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El desconfinamiento del Mar Menor muestra una laguna enferma, repleta de algas y fangos y con olor a “podrido”

Limpieza de la playa de Los Urrutias, en la zona sur del Mar Menor, esta semana

Erena Calvo

Murcia —

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El desconfinamiento y la apertura de las playas del litoral murciano al baño han rescatado de nuevo la agonizante situación del Mar Menor. Las imágenes de algunas de las playas de la laguna salada repletas de fangos, espuma y capas de algas, los vertidos de nitratos desde la Rambla del Albujón y la descripción del olor que despiden sus aguas han inundado las redes sociales en los últimos días.

El murciano Antonio Hernández es vecino de la albufera desde hace 40 años, “toda la vida”. A pie de playa y teléfono en mano, nos cuenta que el olor que percibe en la orilla de Santiago de la Ribera “es terrible, a podrido”. “Estamos ante una de las peores situaciones de los últimos años, nunca había pasado esto en mayo”. De momento, se han cerrado al baño las playas de las localidades de Los Urrutias y Los Nietos, en la zona sur del Mar Menor (Cartagena).

Antonio relata al otro lado del teléfono que todavía cuelgan muchos carteles de “Se alquila” en los edificios a primera línea de playa. “¿Quién va a querer venir aquí?”, se pregunta al tiempo que cuenta que los vecinos de la zona están “destrozados”.

Paco Ruiz es profesor en el Colegio Público de la Asomada (Cartagena) e impulsor del proyecto El Mar Menor de los Niños, que nació hace dos años con el objetivo de involucrar a la infancia en la salvación de la laguna, hacer propuestas y tratar de que se lleven a la práctica. Hace unos días puso en marcha junto a otros colectivos creados para defender al Mar Menor la campaña #VocesMarMenor.

“Con el paso de fase y la apertura de playas, nos estaban llegando muchas imágenes y vídeos de denuncia pero nuestro objetivo es hacer propuestas positivas para impulsar una economía y turismo sostenible en esta zona”. Las pruebas gráficas eran “desoladoras”, dice. Con este hashtag, explica, quieren apoyar al Mar Menor reuniendo testimonios de las personas que viven en estas costas, que van allí a veranear, o tienen cualquier otra relación con él.

En opinión de Paco Ruiz no se puede seguir discutiendo en torno al Mar Menor sin aportar soluciones y tiene claro que no ha habido planificación ni buena gestión, “y que todas las administraciones tienen su parte de responsabilidad”. En ese sentido, recuerda, la Comunidad autónoma creó la Dirección General del Mar Menor hace cuatro años y desde entonces no ha habido avances, “Si los de aquí no saben cómo actuar, tendremos que traer expertos de fuera, de la UE”.

El presidente de la Región, Fernando López Miras, pedía la pasada semana evitar juicios negativos sobre la situación del Mar Menor para no perjudicar al turismo regional. Y en una entrevista en La Sexta este jueves señalaba de nuevo al Ejecutivo central como responsable de salvar la situación en la laguna con el proyecto Vertido Cero. Un proyecto que “tiene varias fases y el principal peso recae sobre el Gobierno central. Es la solución”

El Gobierno regional ha insistido también en los últimos días en que la mayoría de playas de la Región son aptas para el baño. El científico Julio Mas, de Pacto por el Mar Menor y exdirector del Centro Oceanográfico de Murcia, señala que a pesar de ser aptas para el baño, hay que tener en cuenta otros parámetros que demuestran el grave estado de salud de la laguna. “Es preocupante la situación de la transparencia que disminuye de 4,66 a 1,20 metros respecto al año pasado, o la turbidez que pasa de 4,13 a 6,52, y la clorofila que era de 0,32 microgramos por litro (µg/l) en 2019 y ahora es de 4,12”.

Y recuerda que cuando el agua se pone turbia no deja pasar luz y es lo que provoca la muerte del ecosistema y la eutrofización. Algo a lo que están acostumbrados en Los Urrutias o Los Nietos, en Cartagena. Y que se hace extensible en los últimos meses a otras zonas del litoral del Mar Menor.

“Hemos tenido un invierno muy lluvioso, la actividad agrícola ha seguido funcionando a pleno rendimiento, se han introducido mayor cantidad de sedimentos y productos de la agricultura y la salinidad es muy baja”, señala Julio Mas. El ecosistema, considera, “sigue siendo muy vulnerable”.

La científica Julia Martínez, que se desvinculó del Comité de Expertos de Ecología Lagunar del Gobierno autónomo hace unos meses, habla de distintos aspectos del Mar Menor: la calidad sanitaria, el punto de vista ecológico y la experiencia turística del baño.

Los parámetros que se evalúan desde la Consejería de Salud, explica, se ciñen a un riesgo de contaminación fecal pero hay otros parámetros que pueden afectar a la salud y no se miden porque no los exige la ley, como podría ser el caso de la monitorización de metales pesados.

En la mayoría de las playas, bañarse es “seguro” desde el punto de vista sanitario pero otra cosa es que la calidad del baño como experiencia turística sea positiva: “Muchos turistas no creo que tengan interés en bañarse en unas aguas turbias, fangosas, donde ya no se ven caballitos de mar, y a corto y medio plazo esto tendrá su impacto en la actividad turística”.

Por último, señala la científica, desde el punto de vista ecológico la salud de la laguna es “mala”. Las praderas marinas están “destrozadas” y las comunidades de los fondos no se han recuperado. No hay transparencia de las aguas porque no se han recuperado las praderas marinas, y viceversa; por lo que los sedimentos siguen aportando nitrógeno y fósforo a la columna de agua que llega de la cuenca y la de los fondos. “Las praderas lo que hacen es evitar el crecimiento de fitoplancton y cerrar el paso de nitrógeno, fósforo y metales pesados a la columna de agua”.

Julia Martínez lo tiene claro: “Lo que se tiene que hacer es actuar en origen y reducir el regadío intensivo, eliminándolo en una franja de 2 kilómetros en el entorno de la laguna, reducir el uso de fertilizantes y realizar una reconversión ambiental en el Campo de Cartagena”.

Desde el Pacto por el Mar Menor y otras asociaciones ecologistas, como ANSE, han criticado duramente los dos decretos ley aprobados durante la crisis por la COVID-19 y que “agrandan la sombra del ecocidio sobre el Mar Menor”.

Según el Pacto, a pesar de las bondades declaradas en el preámbulo de ambos decretos, y la declaración de agilización de trámites medioambientales para pequeñas empresas y autónomos “sostenibles”, el Decreto-Ley nº 5/2020 de mitigación del impacto socioeconómico de la COVID-19 en el área de medio ambiente “contiene varios artículos en los que se permite un aumento de vertidos y contaminantes, que pasarían del 15 por ciento de la ley anterior al 30 por ciento, lo que contribuiría sin duda a empeorar el ya deteriorado estado del Mar Menor”.

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