Que la radio sigue siendo ese medio caliente, transparente y directo lo evidenció esta semana la entrevista que en Onda Regional le hicieron a la consejera de Educación y Cultura, Mabel Campuzano. Ocurre que las declaraciones en prensa escrita suelen impregnarse, generalmente, del barniz que les da el entrevistador, lo que en muchas ocasiones repercute en el lucimiento del propio entrevistado y en el resultado final de las mismas. Sin embargo, es la radio la que lo puede desnudar hasta límites insospechados, como ocurrió la otra mañana, la del Día del Bando de la Huerta descafeinado, con la flamante titular de uno de los departamentos que resulta más relevante y estratégico del Ejecutivo regional.
La escuché con detenimiento. Cuando a Mabel Campuzano se le preguntó por las vacunas, siendo conocedores los entrevistadores de su marcado pasado negacionista, la consejera intentó apagar el fuego con gasolina y aseguró, toda convencida, que ella no se vacunará. Y lo hizo sin aclarar los motivos, viniendo a añadir que pertenecen poco menos que al secreto del sumario. “No estoy en contra de la evolución de las especies ni he vuelto a Atapuerca”, expresó enfáticamente antes de soltar una sonora carcajada. Estos han sido algunos de los titulares más descollantes de una entrevista que ha tenido notable trascendencia nacional, con gran repercusión mediática, algo que muy poco ha debido de agradar en determinados despachos del recién remodelado Gobierno murciano.
Apenas tres días han tenido que pasar desde su, por momentos, subrepticia toma de posesión para que la consejera se soltara la melena y López Miras comenzara a padecer su particular calvario. Da la impresión de que esto empieza ahora y que es seguro que la protagonista estará por brindarnos muchas más tardes de gloria. Es el precio que dicen supone el valimiento. Hablar con relativo desdén sobre quienes gritan y protestan en la calle por su nombramiento, amparándose en que sin embargo para ella existe “una gran mayoría silenciosa” que no se ha pronunciado, denota cierto carácter despótico en el personaje.
La mencionada entrevista en los micrófonos de Onda Regional, realizada por dos contrastados profesionales de la radio pública y llevada a cabo sin cortapisas ni contemplaciones, demostró que aún se puede ejercer el oficio con decoro. En contraste con esas charlas edulcoradas frente a otros exponentes del poder establecido, todos a una reconvertidos en una suerte de gente encantada de conocerse y emitidas también en medios de carácter público, este ejercicio de poner las cartas sobre la mesa supo a verdad de la buena. Es el arte de preguntar, que se complementa con la repregunta que incide sobre lo que todavía queda por contar, pero que se aleja del afán fiscalizador de quien entrevista y que se siente protagonista o prima donna.
El escritor danés Hans Christian Andersen publicó en 1837 un delicioso relato que el pueblo tituló El rey desnudo. Se trata de un cuento de hadas sobre cierto monarca al que unos estafadores vistieron con un traje hecho de una presunta tela invisible. Salió muy ufano en un desfile, la gente lo observaba con asombro, hasta que uno de los espectadores gritó lo que era ostensible: “¡Pero si va desnudo!”. Lo metafórico del cuento de Andersen radica en esa masa que, a menudo, suele compartir la ignorancia colectiva sobre un hecho más que obvio, aun siendo conscientes de lo absurdo de la situación. Tras el sonoro suspenso ortográfico-gramatical a su texto, a modo de declaración de intenciones, por parte del colectivo de Docentes Unidos, la entrevista de este martes a la consejera Campuzano dejó bien a las claras cuál puede ser su capacidad para la ingente gestión que le queda por delante. Y los medios, una vez más, en este caso la radio autonómica, puso negro sobre blanco respecto a lo que algunos se niegan a ver a pesar de lo evidente.
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