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“Los musulmanes no nos levantamos cada mañana con ganas de inmolarnos”

Hajar Samadi, a la derecha junto al presidente de la Asociación de Jóvenes Musulmanes a nivel estatal, Mohamed Said Alilich, en Vitoria.

Natalia González de Uriarte

Los hermanos Kouachi, responsables de la matanza del semanario satírico 'Charlie Hebdo', han devuelto a la actualidad a los musulmanes pero para ponerles bajo sospecha. Todo lo que huele a mezquitas, imanes o Alá despierta recelos por la tendencia a vincular el terrorismo yihadista con el mundo islámico. El fenómeno islamofóbico se extiende y los musulmanes se sienten señalados. No quieren que se los estigmatice o que se confunda el islam con los extremismos de los últimos años, porque “esos terroristas- insisten- no son parte del Islam”.

La presidenta de la Asociación de Mujeres Musulmanas Bidaya, Hajar Samadi, una de las personas más activas en Euskadi en la lucha contra la islamofobia y el presidente de la Asociación de Jóvenes Musulmanes de España, Mohamed Said Alilich, experto en religión islámica, han ofrecido una conferencia en Vitoria-Gasteiz bajo el título “Islam en Europa ¿Podemos convivir?”. El acto lo ha organizado el colectivo Gora Gasteiz.

Términos que “obstaculizan” la convivencia

Invitan a la sociedad a reflexionar sobre la compatibilidad de la religión y la cultura islámica con los valores occidentales. Han tratado de clarificar conceptos, a su juicio erróneos, que se trasladan a la sociedad a través de los medios de comunicación e intervenciones de ciertos cargos políticos e institucionales y “esos términos incorrectamente tratados y otros mensajes contribuyen a obstaculizar la convivencia”. Afirman que son como otros conciudadanos con un proyecto de vida, en búsqueda de la felicidad y que no se levantan cada mañana con ganas de inmolarse como algunos pretenden trasladar.

“El Islamismo es un modo de vida. Como ciudadanos tenemos un techo común, la Ley. En nuestros ámbitos personales cada uno es libre de llevar la vida que quiere y manifestar esa esa libertad religiosa acorde a sus principios siempre y cuando no vulnere la ley. Mi libertad acaba donde empieza la del otro. Yo cuando rezo cinco veces al día, no hago daño a nadie; cuando creo en la unicidad de Dios no hago daño a nadie; cuando ayuno no hago daño a nadie; una mujer musulmana cuando decide libremente cubrirse la cabeza y seguir un código de vestimenta acorde a sus valores, no hace daño a nadie. Y cuando esa práctica religiosa represente una cierta incomodidad para los demás ahí se puede llegar a círculos comunes, negociar para adoptar una fórmula que proteja el bien común y esa paz social que anhelamos todos nosotros”, ha explicado el presidente de la Asociación de Jóvenes Musulmanes de España, Mohamed Said Alilich.

“Europa exporta terroristas al mundo árabe”

Este joven emplaza a la ciudadanía a “asimilar” la nueva realidad de Europa, una realidad que describe como globalizada, intercultural, multiétnica, diversa y cosmopolita ya los musulmanes que forman parte de ella. “El Islam es convivencia es su esencia, no viene a Europa para imponerse, invadir y convertir a todos”, asegura la presidenta de la Asociación de Mujeres Musulmanas Bidaya, Hajar Samadi.

Han recordado que en Europa hay más de 50 millones de musulmanes, en España 2 millones, casi el 5% de la población y en el mundo 1.500 millones, según los datos que manejan. Ante esta realidad se preguntan: ¿acaso si 1.500 millones fueran terroristas, estaríamos vivos ahora?. Los terroristas no representan más que el 0'001%. Les repudiamos y hemos salido a la calle a decirlo muchas veces. Esos terroristas no son parte del Islam, pero la religión se utiliza para justificar y captar a los vulnerables“.

Los ciudadanos “de bien” de confesión musulmana eligen beneficiarse del código ético moral y de conducta que apuesta por la convivencia, la paz, la justicia, la misericordia y la compasión que marca el Islam. Pero reconocen que como en todas las ideologías ese ideario puede convertirse en algo destructivo por motivaciones interesadas. “Nuestro objetivo es del de todos. Nos levantamos todos los días con la ganas de buscar el sustento de nuestras familias, mejorar como personas, vivir acorde a lo que tenemos y buscar nuestra felicidad. No nos levantamos cada día con ganas de inmolarnos. Tenemos familias, proyectos personales. Nuestra religión nos llama a la contribución positiva, nos llama a ayudar y ser buenos ejemplos allí donde estemos. Esa es la realidad de los musulmanes. Siempre hay casos aislados, siempre hay gente fanática, terrorista, desequilibrada. Lamentablemente el País Vasco ha sufrido la lacra del terrorismo y se ha estigmatizado a la comunidad vasca por lo que han hecho algunos fanáticos. Lo mismo está pasando con los musulmanes. Y no tenemos nada que ver con esa gente. Estamos hartos de explicarlo pero lo seguiremos haciendo”.

Mohamed Said Alilich ha reclamado un ejercicio de autocrítica, de revisión del modelo de sociedad occidental en el que también se han engendrado terroristas. Ha recalcado que Europa está exportando terroristas al mundo árabe y no a la inversa. “Van ciudadanos europeos que han nacido aquí, crecido aquí, educados aquí, y que han decidido voluntariamente tomar el camino de la guerra, del terrorismo y barbarie. Aquí también ha fallado algo. Criticar al otro es muy fácil pero en estos casos hemos colaborado en rechazar, en marginar y en hacer sentir ajenos a su propia realidad a esas personas. Han caído en un conflicto de identidad y se han convertido en presa fácil en manos de ideólogos que buscan ese caldo de cultivo para ejecutar sus agendas geo-políticas”.

“Abrir las mezquitas de par en par”

Para disipar sospechas Said Alilich anima a los responsables de las mezquitas a abrir de par en par las puertas de estos centros de culto para ayudar a normalizar la cultura y religión islámica. “La comunidad musulmana se tiene que abrir aún. Animo a las mezquitas a celebrar jornadas de puertas abiertas. Que los niños, vecinos de los barrios entren a las mezquitas y vean lo que allí hay: gente que reza, pide misericordia y perdón y pone la frente en el suelo en señal de adoración a Dios. Verán cómo se desarrollan labores educativas y sociales y nada más. No verán esos focos de reclutamiento de terroristas como dicen en la televisión, porque las mezquitas son lugares de paz y luz y los terroristas buscan la oscuridad. No pueden ir a esos lugares de culto porque los musulmanes les prohíben la entrada, rechazan a los radicales”, ha relatado Mohamed Said Alilich.

En este punto ha apelado a la responsabilidad de los medios de comunicación. “A la hora de elegir los términos, el lenguaje y el discursos está en su mano ayudar a tender puentes de convivencia y entendimiento o por el contrario, contribuir a la discrepancia, el miedo y la fobia hacia el musulmán”. El término terrorismo islámico ya per se, lo consideran una incoherencia. “Islam es paz y terrorismo es guerra. Unirlos en una misma expresión es caer en una contradicción absoluta. Es un concepto muy mal utilizado, profanado por los medios de comunicación”.

El tratamiento con el que se abordan temas relacionados con el estatus de la mujer y el Islam también les incomoda. Reprochan que, de entrada, se considere a estas mujeres como mujeres discriminadas y sumidas y que se hable en su nombre. “¿Por qué se reclama la libertad para aquellas que han decidido sin coacción adoptar ese código de vestimenta que forma parte de su modo de vida? ¿Por qué las que tienen derecho a descubrirse quieren que las demás no tengan derecho a cubrirse? Por qué no salen en defensa y levantan la voz airada contra otros comportamientos, para acabar con la humillación de las mujeres que ejercen la prostitución forzadas, contra la trata de blancas de esas mujeres que se venden contra su voluntad en los polígonos industriales?.

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