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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Cambio climático, el tiempo se agota

El uso de las renovables es una de las 'palancas' para combatir el cambio climático

Julen Rekondo

Los efectos del cambio climático -aumento de fenómenos extremos, incremento del nivel del mar o descenso del hielo en el Ártico- ya están aquí. Las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el ser humano han elevado aproximadamente un grado centígrado la temperatura global respecto a los niveles preindustriales, según el último informe, presentado hace menos de un mes, del grupo de científicos asesores de la ONU en materia de cambio climático, conocido por sus siglas en inglés: IPCC. La cuestión ahora es hasta dónde se llegará y qué impactos se está dispuesto a asumir.

El informe, fruto del trabajo de 91 investigadores de cuarenta países, que han examinado 6.000 estudios, ha salido a la luz ante la próxima cumbre del clima de la ONU, que se celebrará entre los próximos 3 y 14 de diciembre en Katowice (Polonia), donde se deben reevaluar las acciones climáticas.

Cuando los representantes de casi 200 países cerraron en diciembre de 2015 en París el pacto contra el calentamiento, todos tenían claro que la batalla para evitar el cambio climático se había perdido. Revertir el calentamiento es inviable por la acumulación en la atmósfera de los gases expulsados desde la Revolución Industrial y, sobre todo, desde los años 50 del siglo pasado, cuando al carbón se sumaron el petróleo y el gas como alimentos del crecimiento económico mundial.

Por eso, la meta que se estableció en el Acuerdo de París fue “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de dos grados centígrados”. Aunque se añadió: “Y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a grado y medio”. Esa segunda cifra se incluyó por la presión de los países más expuestos, como las pequeñas islas del Pacífico. Los firmantes del acuerdo también encargaron al IPCC un informe específico sobre la meta del grado y medio, presentada ahora.

Los estragos del calentamiento podrían reducirse si se frena el aumento de temperaturas a grado y medio. Pero esta ambiciosa meta requeriría introducir cambios rápidos, de gran alcance, en el modelo energético y económico, aunque según el informe es cierto que algunas de las acciones que serían necesarias para limitar el calentamiento global a grado y medio ya están en marcha alrededor del mundo, pero se necesita acelerarlas. Adaptarse y combatir el calentamiento contribuiría a proteger a los más desfavorecidos, a combatir la pobreza y a velar por los objetivos de desarrollo perdurable de la ONU.

El calentamiento provocado por el ser humano está incrementando la temperatura a un ritmo de dos décimas por década. El fenómeno está siendo experimentado, según el informe de IPCC, en muchas regiones terrestres y alcanza valores entre dos y tres veces superiores a la media en el Ártico.

El último informe del IPCC señala que cualquier senda para limitar el calentamiento a grado y medio requeriría una transición rápida en sectores como energía, agricultura, gestión urbana, transporte... en una escala que carece de precedentes históricos

En cuanto a proyecciones futuras, se prevén impactos más acusados en la mayor parte del planeta con un aumento de temperaturas de dos grados en comparación al escenario de grado y medio. Habrá más episodios de calor extremo en amplias zonas del planeta e “incrementos en la frecuencia, intensidad y/o la cantidad de fuertes precipitaciones en varias regiones”, pero no en todas. En cambio, la probabilidad de un aumento de sequías o déficit de precipitaciones merece un nivel de confianza medio (tanto puede darse como que no);y lo mismo ocurre con el riesgo de fuertes precipitaciones asociadas a ciclones tropicales. Sí hay seguridad de que el número de días con calor extremo aumentarán.

La subida del mar sería de entre 0,27 metros y 0,77 metros para 2100 (respecto al periodo 1986-2005), si se contiene el aumento de temperaturas a grado y medio. Esto supone una elevación de 0,1 metros menos que en un calentamiento de dos grados. Con una subida de grado y medio y no de dos grados, habría diez millones menos de personas expuestas a esos riesgos, dice el estudio.

Para contener el aumento en grado y medio y estabilizar el clima, las emisiones de CO2 que produce el ser humano deberían descender un 45 % para 2030 con relación a las de 2010 y continuar incluso su senda descendente hasta alcanzar un balance neto de cero emisiones para 2050.

Cualquier senda para limitar el calentamiento a grado y medio requeriría una transición rápida en sectores como la energía, la agricultura, la gestión urbana o las infraestructuras, incluidos el transporte y la edificación.

El cambio climático tiene dos imágenes: el deshielo ártico y la subida del nivel del mar que amenaza la supervivencia de estados isleños, pero también es un riesgo cierto y analizado para la península Ibérica. El nivel del mar va a seguir subiendo bastante entrado el siglo XXII, pero el ritmo y la magnitud depende del nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, vaticina el informe del IPCC: el calentamiento de grado y medio reduciría en 0,1 metros esa subida. Parece poca cosa. Sin embargo, los científicos subrayan: “Daría muchas más oportunidades y tiempo para adaptarse a los estados-isla, las zonas costeras y los deltas”.

El informe de los expertos climáticos no deja lugar a dudas: hay que actuar más rápido y con más ambición para cumplir con el Acuerdo de París, aprobado en diciembre de 2015. Una de las conclusiones principales de este trabajo científico es que son cada vez más cortos los plazos y requieren de medidas necesarias que pasan por transformar profundamente el sector de la energía, la industria, el transporte y la agricultura. Necesitamos una transición rápida hacia una energía 100% renovable, la eliminación definitiva de los combustibles fósiles, comenzando por el carbón, reducir las emisiones que provienen de la agricultura y la ganadería, así como aumentar la capacidad de nuestros bosques para eliminar el carbono ya en la atmósfera. En paralelo a estas políticas públicas, es necesario cambiar nuestro modelo de vida: contratar energía verde, movernos de forma sostenible, una gestión ecológica de los residuos, etcétera.

No nos queda mucho tiempo. El Estado español no cuenta todavía con una Ley de Cambio Climático, aunque el gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado su presentación, después del fiasco del anterior gobierno del PP en materia climática. En el caso de Euskadi, se sigue cumpliendo con los deberes en materia climática, ya que se aprobó en 2015 la Estrategia de Cambio Climático del País Vasco-Klima 2050, que es el instrumento compartido por todos los departamentos del Gobierno vasco, y que ha supuesto un hito ambiental para nuestra comunidad, ya que cuenta con una herramienta propia para afrontar los desafíos futuros de la climatología, aunque se deberá de estudiar y reflexionar sobre el último informe de IPCC. Sin embargo, la lucha contra el cambio climático es un combate que implica a las diferentes administraciones y organismos internacionales, y por supuesto, a la ciudadanía en general.

*Julen Rekondo es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

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