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Ellxs se tumbaron al paracaidista

Un paracaidista que descendía con la bandera de España se ha quedado enganchado de una farola en el desfile del Día de la Fiesta Nacional, en Madrid (España) a 12 de octubre de 2019

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El año pasado, en otra celebración más del 12 de octubre de la vergüenza, el paracaidista encargado de portar la bandera de España durante el desfile militar anual presidido por los reyes se quedó enganchado en una farola para la mofa general, la deshonra de la enseña nacional y el chasco de aquellos de patriotismo frágil que necesitan rojigualdas por un tubo porque, si no, petan. Bueno, la gente creyó que había sido solo el viento. Pues no. Yo les cuento. 

Los colectivos que cada año organizan la contra-fiesta-nacional, 'Asamblea Descolonicémonos 12 de Octubre Nada Que Celebrar', se atribuyen internamente el ridículo del paracaidista, no debido a ningún acto vandálico o terrorista tras bambalinas, sino por haber logrado confabularse mágico-religiosamente con las fuerzas de la naturaleza para deslucir el acto. Lxs migrantes que reivindican su ancestralidad indígena en el reino español están convencidos de que fueron ellxs. En la mentalidad colonizadora racista europea y patriarcal, claro, no entra la posibilidad de otra explicación que no sea la suya, pero yo de ellos me preocuparía. 

La estatua de Colón, las de conquistadores y virreyes, los nombres de hospitales y paradas de metro, las esculturas que adornan las puertas de los museos que se llaman América, los centros de internamiento de extranjeros, son símbolos que aún sostienen una ideología del dominio de unos sobre otros, del viejo sistema imperial. Son la imposición violenta de un relato y la glorificación de la ocupación de territorios hasta nuestros días (Abya Yala o África), su expolio, la eliminación de sus saberes y formas de vida. Y se van a caer, porque los van a tirar abajo las poblaciones migrantes de los territorios saqueados por Europa, lo quieran o no. Los tirarán y/o seguirán demandando que los retiren por las vías constitucionales. 

Estos procesos se llevan haciendo hace mucho en nuestros países; allí ya pocos Colones quedan presidiendo las plazas más importantes. Contra el relato del “descubrimiento”, contra el “día de la raza”, hoy se habla del “Día de la Resistencia de los pueblos indígenas”. Ese día se re-significa. Mientras aquí tercamente se sigue celebrando el 12-O como fiesta nacional, allí se celebran las independencias de España como fiestas nacionales, aunque en realidad el poder pasara a las élites criollas que han seguido explotando a los mismos y que se arrodillan ante el expolio de empresas españolas como Telefónica. Nada nuevo bajo el sol.

El activista y artista Jota Mombaça me dijo un día que no hay post crueldad. De ser parte, carnal y espiritualmente, de unos procesos históricos de deshumanización y subjetivización radical no se vuelve pero se intenta, con reparación, sanación, cuidado político y creación de otros modos de existencia para rechazar la violencia colonial. 

Lo hace el abyayalite Alexander Ríos (@riotrueno), que trabaja entre el arte y la acción política –junto a Karina Vidal hacen parte del proyecto anticolonial 'El descubrimiento de Europa'– y que acaba de lanzar 'Madrid Colonial Mente', un programa de televisión ficticio que denuncia, con mucha ironía, que el colonialismo no es una cosa del pasado y cómo sigue presente en el día de esta ciudad y su Puerta del Sol llena de carteles de 'Compro Oro', sosteniendo su forma de vida. 

Sabemos que los cambios vendrán también en conexión con energías y espíritus más allá de esa visión del mundo occidental, racional y tan material. El 12 de octubre pasado los colectivos migrantes de Abya Yala denunciaron durante la vigilia en la Plaza Colón que esos eran los Jardines del Genocidio y no del descubrimiento. Cuando vieron al paracaidista en la farola se sorprendieron, pero luego entendieron que sus ancestros los habían escuchado. Este año, con la misma seriedad, volverán a honrar en un ritual la memoria, la resistencia y la espiritualidad de los pueblos originarios. ¿Qué les espera este año a los que se empeñan en conmemorar el genocidio con banderas, reyes y paracaidistas? Uyuyuy.

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