Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Intervención psicológica con maltratadores: resolver el problema en su origen

Intervención psicológica con maltratadores: resolver el problema en su origen

EFE

Madrid —

0

El abordaje de la rehabilitación de los maltratadores es la vertiente más incómoda de la lucha contra la violencia de género, pero los programas de intervención psicológica con agresores en España son efectivos y han demostrado que reducen su tasa de reincidencia -menor al 5 %-.

El objetivo de estos programas, desarrollados bajo el paraguas de Instituciones Penitenciarias, es actuar en el origen del problema, el agresor.

Mediante terapias grupales se desmonta su concepción tergiversada de la realidad y se le da herramientas para que no vuelva a recurrir a la violencia y a la dominación en sus relaciones afectivas.

Sólo en 2018 la Justicia española dictó casi 35.000 sentencias condenatorias por violencia de género. Los psicólogos responsables de estas iniciativas defienden la necesidad de rehabilitar a los responsables como vía para proteger a las mujeres víctimas.

“La intervención con maltratadores siempre ha sido la patata caliente que nadie quiere asumir, tanto por quién lo financia como por que es un arma arrojadiza política. (...) No es que el dinero se gaste en los maltratadores, se gasta en que no reincidan, es para proteger a las víctimas”, explica a Efe la catedrática de Psicología Social de la Universitat de València, Marisol Lila.

Lila dirige el Programa Contexto de investigación, formación, intervención y prevención de la violencia de género a través del trabajo con el agresor, en colaboración con Instituciones Penitenciarias. Hombres condenados por maltrato acuden, por orden de un juez, a esta iniciativa como medida alternativa para no ir a prisión.

Este programa comparte filosofía con el Programa de intervención para Agresores de Violencia de Género en Medidas Alternativas (Pria-ma) de Prisiones.

La tasa de reincidencia de los hombres que acuden a estos programas de intervención psicoterapéutica y educativa es inferior al 5 %, “un dato magnífico”, según la responsable de Proyecto Hombre Valladolid -que se encarga de Pria-ma en esta provincia-, María Paz de la Puente.

“Los programas de cualquier tipo de intervención social en población delincuente no son programas milagro, no van a tener un 100 % de efectividad. (...) Las tasas de reincidencia son del 5 %, que es muy bajo. Cuando no se hace nada, las tasas se disparan, son más elevadas. Está claro que funcionan y hay que invertir recursos”, añade Lila.

Pria-ma y Contexto comparten el mismo planteamiento: la intervención dura entre 9 y 12 meses, es un juez quien dicta que los condenados acudan. Los participantes suelen presentar un riesgo medio y han sido condenados a una pena inferior a dos años de cárcel: “El juez les suspende la condena: o hacen el programa o van a prisión”, detalla Lila.

Casi todos llegan sin motivación y sin tener conciencia de que han maltratado a sus parejas, con una actitud de rechazo. El arranque no es sencillo.

“Cuando llegan dicen que es ella la que tendría que estar aquí, que la sociedad está loca, que la justicia se ha vuelto loca. 'Estoy aquí por un error, por una equivocación, yo no debería estar aquí'. (...) Es muy importante que empiecen a tener conciencia del problema real y de que tienen necesidad de cambio de conducta”, relata la profesora de Valencia.

Las psicólogas -suelen ser mujeres- trabajan con un grupo de entre diez y doce hombres en sesiones semanales. Dada la falta de receptividad, la intervención debe iniciarse promoviendo la motivación al cambio y alianza con las terapeutas.

Se trabajan variables a distintos niveles para reducir los factores de riesgo y potenciar los protectores de la violencia: control de impulsos, tener una idea realista de sí mismos, relajación, empatía, forma de comunicarse en una relación de pareja, desmontar estereotipos, mandatos de género, creencias de que los hombres son superiores, sexismo, masculinidad.

Al desmontar esos conceptos, añade De la Puente, hay que ofrecerles alternativas para que no usen la violencia en situaciones de conflicto.

Poco a poco, y gracias en gran medida a sus propios compañeros que los confrontan, empiezan a darse cuenta de que han construido una realidad falsa, comienzan a cuestionarse.

“El proceso grupal es alucinante. Lo que los psicólogos podemos hacer es importante, pero lo que puede llegar a hacer un grupo de intervención con personas que han vivido su misma experiencia es verdaderamente potente porque se lo está diciendo una persona que ha vivido lo mismo que él. Eso tiene un poder muy importante en la conducta humana”, subraya Lila.

REHABILITACIÓN EN PRISIÓN

Instituciones Penitenciaria también cuenta con un programa de rehabilitación de agresores que ingresan en prisión (Pria), en este caso voluntario. Su funcionamiento es similar a los programas de medidas alternativas.

Según el jefe de Servicio de Evaluación y Seguimiento de Programas de Instituciones Penitenciarias, Alfredo Ruiz Alvarado, alrededor del 30 % de los participantes abandonan la intervención -la mitad por traslado a otro centro o salida de prisión y la otra mitad es expulsada-.

Tampoco los internos reconocen los hechos y el trabajo con ellos comienza con un análisis de sus emociones sin abordar el delito, para que empiecen a reconocer sus enfados, qué les genera ira. Después se incide en las emociones de las víctimas y por último en el delito.

El control de la ira, el reconocimiento de las emociones, la asunción de responsabilidad, las distorsiones cognitivas, el tratamiento de los hijos, la perspectiva de género y la promoción de un estilo de vida positivo son pilares de este curso.

De los internos que participaron en el Pria entre 2007 y 2010 y ya están en libertad, la reincidencia en delitos de género ha sido del 8,6 %, frente al 13,7 % de los que no participaron.

EL PERFIL DEL MALTRATADOR

Lila y De la Puente sostienen que no hay un único perfil de maltratador, aunque sí se dan con más frecuencia ciertos rasgos que constituyen factores de riesgo.

El principal, haber sufrido violencia en la infancia o haberla presenciado, pero también “elementos de personalidad de cierta complejidad en relación a la afectividad”, emocionalidad inestable, poca seguridad, falta de empatía, tendencia a la ansiedad y a reacciones explosivas y/o baja tolerancia a la frustración.

También se registra un mayor consumo de drogas, sobre todo alcohol, que entre la población general, una “baja asunción de responsabilidad”, alto grado de dependencia y una mayor proporción de personas antisociales o con características agresivas.

Las patologías psicológicas no son una variable clave, es decir, “ni todos están locos ni son psicópatas, de eso nada”, apunta Lila: “No hay una única explicación de la violencia”.

ABORDAJE PSICOLÓGICO INTEGRAL

De la Puente incide en que la intervención psicológica es crucial para las víctimas y los hijos que han sido testigos de la violencia: “No puedo cambiar sólo una parte de la pareja y dejar el resto inalterable porque, si no, es fácil que vuelvan a surgir elementos del pasado”.

“En paralelo, tiene que haber un trabajo de empoderar a la mujer, de darle otras herramientas, de hacerla consciente del tipo de relación que estaba manteniendo y de que se puede vivir de otra manera. (...) Si no hacemos este trabajo las parejas volverán a fracasar”, sostiene.

La tasa de abandono de las intervenciones con maltratadores ronda el 15 %, pero las terapeutas resaltan el cambio que se produce entre aquellos que aprovechan estos programas.

Sin embargo, son muchos los que no están a favor de que existan. Los tópicos y los prejuicios existen incluso entre los profesionales de la psicología.

“Me lo he encontrado en mi propia casa, estar en la Facultad y que un compañero te diga 'estás trabajando con maltratadores, ¿pero esos cambian?'. Pero vamos a ver, si no creemos que pueden cambiar, ¡cerremos la facultad de Psicología! Si no somos capaces de ayudar y de creer en la posibilidad de cambio del ser humano, ¿qué se supone que hacemos los profesionales de la Psicología?”, se pregunta Lila.

Violeta Molina Gallardo

Etiquetas
stats