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Diez dietas, a examen: la mediterránea es de las mejores y la keto, la peor

Alimentos de la dieta mediterránea en una foto de archivo.

David Noriega

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La dieta mediterránea es de las mejores para el corazón, pero la superan la nórdica y la pescetariana. La cetogénica y la paleolítica, que se han puesto de moda en los últimos tiempos, son sin embargo las menos indicadas para llevar una alimentación cardiosaludable. La Asociación Estadounidense del Corazón ha publicado este jueves una declaración científica en la que analiza una decena de patrones dietéticos. Para ello, utiliza la guía que la propia organización lanzó en 2021 y que tiene en cuenta factores como el consumo de frutas y verduras, de cereales integrales frente a refinados, de proteínas y aceites vegetales, de sal o de alimentos no procesados.

En el artículo, publicado en la revista Circulation, los autores establecen un ranking a partir de la puntuación que una decena de dietas obtienen en nueve parámetros. La que obtiene mejor nota, un 100 sobre 100, es la dieta Dash, el acrónimo de Dietary Approaches to Stop Hypertension. Este plan “se centra en aumentar la ingesta de micronutrientes vegetales y de carne magra, pescado y lácteos asociados con la reducción arterial (potasio, calcio y magnesio)” y en la limitación de “macronutrientes asociados con el aumento de la presión arterial (grasas, azúcares añadidos y sodio)”, indica.

La dieta mediterránea es la tercera mejor posicionada de entre las analizadas. Obtiene 89 puntos sobre 100, pero pincha en el consumo de sal y alcohol. De hecho, indica que “este patrón dietético es único en su inclusión de alcohol (vino tinto), aunque con moderación”. El estudio, eso sí, hace hincapié en el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, aves, pescados y mariscos y del oro líquido español, el aceite de oliva virgen extra.

En la parte alta de la clasificación elaborada por la asociación estadounidense se encuentran también las dietas pescetarianas (con una puntuación de 92 sobre 100) y la lacto-ovo-vegetariana (86 de 100). Ambos patrones de alimentación excluyen el consumo de carne, aunque la primera sí incluye pescados y mariscos y la segunda, huevos y lácteos. Precisamente, los cuatro patrones que obtienen mejor puntuación son aquellos que incluyen frutas, verduras, legumbres, frutos secos y aceites vegetales y que o bien evitan o limitan el consumo de carnes.

La quinta en la tabla es la dieta vegana, que no acepta ningún alimento que provenga de un animal. Esta, junto a la dieta baja en grasas, que incluye vegetales, legumbres, frutas y cereales, pero limita el consumo de carnes grasas, aves de corral, pescado y alcohol, está “en su mayoría alineada” con las recomendaciones de la Asociación Estadounidense del Corazón.

Pese a que en los últimos tiempos se han puesto de moda y son recomendadas por algunos nutricionistas, las dietas paleo y keto son las que obtienen peor puntuación. Y con diferencia. De hecho, ninguna llega al aprobado de este examen que mide si son o no cardiosaludables. La dieta que imita a la del hombre de las cavernas “enfatiza la carne, las aves y el pescado y tiende a ser alta en grasas saturadas, así como verduras, frutas y nueces”, señala el artículo. “Incluso cuando se siguen bien, estos patrones (con puntuaciones más bajas) promueven la restricción de grupos de alimentos que se consideran esenciales para una dieta saludable para el corazón, como legumbres y cereales integrales, y permiten las fuentes de grasas saturadas, que se desaconsejan fuertemente”, añade.

La dieta cetogénica o keto se basa en la restricción de carbohidratos, pero también evita la mayoría de frutas, cereales y legumbres y azúcares añadidos, además de algunas verduras con almidón y de productos lácteos. “Debido a estas restricciones y recomendaciones, es rica en alimentos de origen animal y grasas saturadas. Por lo tanto, plantea preocupaciones sobre la adecuación de nutrientes”, indica el artículo.

“Son dietas populares bajas en carbohidratos, que limitan el consumo de alimentos que ya sabemos que son beneficiosos para la salud, como las frutas, las legumbres o los cereales integrales, por lo que es importante difundir esta información a la población, porque existe desinformación y mucha gente se deja llevar por estas dietas que son imposibles de sostener a largo plazo”, indica la epidemióloga nutricional del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), Mercedes Sotos-Prieto, al Science Media Center.

Para esta experta, “este estudio es una declaración científica que ha evaluado y puntuado diez patrones de dieta conocidos en funciones de criterios consensuados por la evidencia científica” y “puede tener una gran relevancia”, precisamente por esa desinformación “sobre determinadas dietas de moda que ofrecen beneficios a corto plazo”. “Conocer que, por ejemplo, entre los cuatro patrones de dieta mejor valorados está la dieta mediterránea afianza los conocimientos previos y la robusta evidencia científica sobre sus beneficios cardiovasculares”, añade.

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