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El paro en Euskadi abre la semana fuerte de las huelgas en Educación: más de 250.000 docentes están llamados a parar en los próximos siete días

La huelga educativa en Euskadi, en imágenes

Daniel Sánchez Caballero

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La semana de las huelgas en Educación ya está aquí. Los próximos siete días van a ser claves para ver hasta donde llega el compromiso del profesorado con las protestas. Tras meses de quejas, principalmente en las redes, por las condiciones de la vuelta al colegio en prácticamente toda España –siempre hay excepciones–, los docentes van a tener la oportunidad de demostrar su descontento con acción real. Aunque ha habido ya algunas convocatorias –en Madrid hay una activa, desde el pasado día 10 hasta el 30, por ejemplo–, no parecen haber tenido mucho efecto, según cuentan desde la asociación de directores de instituto Adimad. La de este martes de Euskadi ha sido la primera convocada por los sindicatos mayoritarios, a los que poco importó que el consejero de Educación sea nuevo. Ha tenido un seguimiento del 70%, según los sindicatos, (el Gobierno vasco lo rebaja a uno de cada dos, el 45%).

Otras comunidades se preparan para las suyas. Diferentes sindicatos han convocado huelgas en Andalucía (18 de septiembre), Aragón (18 de septiembre), Baleares (era el pasado lunes, pero fue aplazada), Galicia (16 de septiembre), Madrid (hay una actualmente en marcha, la de los sindicatos mayoritarios es el 22 y 23 de septiembre) y Murcia (23 de septiembre) a lo largo de los próximos siete días. En total, algo más de 250.000 docentes, uno de cada tres en la escuela pública, están llamados a los paros. Además, el Sindicato de Estudiantes también ha convocado huelga en toda España a partir de mañana, día 16, hasta el viernes 18, a 8,2 millones de estudiantes no universitarios.

Pero no todo está por venir. En Madrid hay convocada una huelga desde el pasado día 10 por el sindicato CNT, aunque no parece estar teniendo mucho impacto. Galicia también tuvo un día de paros el pasado 10, pero los servicios mínimos impuestos (de hasta el 80% en algunos casos) diluyeron el éxito de la reivindicación. Una situación similar puede darse en Madrid el próximo 22, aunque esta segunda convocatoria la respaldan los principales sindicatos educativos de la región: pero la consejería ha puesto servicios mínimos de entre el 90% y el 100%.

En cualquier caso, los sindicatos avisan a navegantes: que no se hayan convocado huelgas en algunas regiones no significa nada más que eso, que a día de hoy no se ha hecho. Los llamamientos pueden ir cambiando en cualquier sentido por aquello de que la “realidad es dinámica”, según define Francisco García, secretario general de la federación de Enseñanza de CCOO. Así, añade Mari Luz González, responsable de acción sindical de STES, su sindicato se plantea si sumar a Canarias a los paros, UGT menciona Canarias y Catalunya como comunidades en el candelero y CCOO habla de Navarra mientras le va a preguntar a sus afiliados si mantienen la de Madrid, habida cuenta de que el Gobierno regional ha empezado a contratar personal docente de refuerzo. Desde UGT, su responsable de Educación, Maribel Loranca, explica al respecto que “nunca una convocatoria de huelga hizo tanto sin llegar a celebrarse: la Comunidad está realizando llamamientos de profesorado al punto de que se han agotado las listas de algunas especialidades”.

Independientemente de la organización convocante –no todos los sindicatos apoyan todos las huelgas–, los motivos que se esgrimen suelen ser muy similares y se resumen en que los docentes exigen más seguridad en la vuelta al colegio. Dicho de otra manera: más medios, más profesores, ratios de alumnos por aula más bajas para mantener la distancia de seguridad lo máximo posible.

“Ha habido una gran falta de previsión de las administraciones educativas, tanto la estatal como las autonómicas”, reparte culpas por igual González. “En Castilla y León, por ejemplo, estaban contratando profesores el día 13, cuando las clases empezaban el 14. Y luego llegaba el profesorado a los centros para encontrarse con que no tenían sitio para dar las clases. No ha habido coordinación entre administraciones, y los ayuntamientos de casi todas las localidades tienen espacios que no se están usando, porque además las actividades municipales no se están celebrando”, explica.

García argumenta que “hay un hilo conductor común: una presencialidad segura. Pero de momento solo se cumple en la mayor parte de las comunidades la presencialidad, no la seguridad. La seguridad pasa por ratios que, aunque para nosotros lo ideal serían 15, exigimos que al menos se cumplan los 20 pactados por el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas”. Y pone cifras a las carencias que CCOO detecta en el sistema: 70.000 docentes nuevos para crear algo más de 30.000 unidades extra (clases) con las que reducir las ratios. Los 30.000 docentes contratados entre todas las comunidades no llegan a la mitad de los necesarios, según estas cuentas.

La situación promete alargase durante el curso si no hay grandes cambios en las políticas educativas. Primero, estos paros. Pero pronto, explica Loranca, habrá que plantearse otras cuestiones quizá menos urgentes, pero también importantes, que subyacen bajo la inmediatez de acción que requiere, en su opinión, la falta de docentes o los grupos con ratios excesivas. “Los grandes argumentos no deben hacernos olvidar asuntos que no se están abordando, como por ejemplo que estemos empezando un curso con semipresencialidad en muchas comunidades. ¿Qué hay del plan digital que anunció el Gobierno? ¿De las tabletas y el material informático que iban a proveer, especialmente para las familias más vulnerables? ¿Con la formación del profesorado en recursos tecnológicos? En 15 días igual merece la pena indagar sobre estas cuestiones”, alerta.

Un ejemplo al respecto: en Murcia, donde hay localidades que han vuelto a la fase 1 y han retomado las clases a distancia directamente, ya se notan estas carencias. Los profesores se quejan, y la administración local confirma, de que los centros –ellos sí tienen que acudir a los colegios– no tienen el material necesario para impartir las clases.

Desde los sindicatos también explican que no todo son huelgas en esta vida. También se plantean otro tipo de protestas, explica Loranca, como movilizaciones o campañas en redes. “Razones hay”, asegura. El problema es que, como se ha visto en manifestaciones recientes tanto en Madrid como en Sevilla o en varias localidades gallegas, mantener la distancia de seguridad y las reticencias de algunos a acudir a actos masivos desluce mucho las manifestaciones que no llevan otras medidas detrás.

Los profesores que defienden la huelga, que son normalmente los que más se significan en público, debaten estos días en las redes e intentan convencer a ese docente que considera que probablemente haya motivos para hacer una huelga, pero duda de la oportunidad del momento o no cree en un paro sostenido en el tiempo. “La gente se tiene que concienciar de que esto no es solo por nosotros, esto nos afecta a todos”, opina Pedro, profesor de Secundaria.

“Todo el mundo protesta mucho, pero luego no quiere luchar por lo que quiere”, se queja otra profesora. El (poco) éxito que parecen estar teniendo las primeras convocatorias (sin incluir la de Euskadi) provoca una cierta resignación de los favorables a los paros. “Se evidencia [con estas cifras bajas de seguimiento] algo que no nos gusta, pero no es menos verdad. Tan simple como eso”, remata esta docente. “¡Pero cómo vamos a hacer huelga un mes!”, rechaza Carolina, profesora de Música.

La expectación ante el seguimiento crece. Tengan éxito o fracasen, se viene una semana caliente, que medirá las ganas de reivindicar del profesorado, su capacidad de aguante y su fuerza como colectivo.

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