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Las listas de Podemos en Andalucía generan malestar en la dirección regional

Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez en Dos Hermanas en un mitin del 22M.

Olga Granado

Cuando el pasado mes de julio Podemos aprobó el reglamento de primarias para las candidaturas de las elecciones generales, que incluía la prerrogativa de incluir a personas que no se hubiera sometido a este proceso -los fichajes- y que la dirección nacional se reservaba todo el control, hubo ya consejos ciudadanos de comunidades autónomas que se desmarcaron: en concreto, los de Andalucía y Asturias votaron en contra, y el de Aragón se abstuvo. Las estructuras autonómicas de Baleares, Cataluña, Euskadi, Galicia y Madrid se sumarían luego a este rechazo. Ha llegado la hora de la verdad y la situación se ha complicado. Las listas se están confeccionando sin ni siquiera consultar con las direcciones regionales, y hay hasta lo que podría llamarse una campaña paralela.

Tras las crisis en Cataluña y Euskadi, el malestar se ha hecho más evidente en Andalucía, por cuanto que la dirección regional está capitaneada por una persona que no es de la cuerda del candidato a presidente. Militante de Izquierda Anticapitalista, Teresa Rodríguez llegó a la Secretaría General de Podemos en Andalucía sin el total beneplácito de la dirección nacional, que también tuvo que asumir que fuera la candidata a las elecciones autonómicas del 22 de marzo de 2015, eso sí a cambio de que le confeccionaran la lista para esa cita con las urnas, de lo que se encargó el secretario de Organización, Sergio Pascual.

Esto se está repitiendo con las candidaturas para el 20 de diciembre, pero hasta el punto de que el equipo de Teresa Rodríguez ni siquiera es informado previamente de quiénes van a ser los líderes de las candidaturas, de las que hasta el momento se han cerrado las del Congreso de los Diputados para siete de las ocho provincias porque falta la de Jaén. En muchos casos se enteran por la prensa, aseguran. Un bofetón en toda regla para la líder de Podemos en Andalucía, que siempre se ha opuesto a un reglamento basado en el centralismo, cuando entiende que en la autonomía “hay suficiente madurez” para configurar sus propias listas y que es más efectivo hacerlo con quien conoce el territorio.

Esto ha llevado por ejemplo a que David Bravo se presente por Almería siendo de Sevilla. “Voy a estudiar los problemas de Almería y plantearlos en el Congreso de los Diputados, si soy elegido”, se excusaba el número 1. Igualmente, el diputado por Huelva en el Parlamento de Andalucía, Sergio Romero, se refería a la candidata por esta provincia, Isabel Franco, que tampoco es del lugar. Tras recordar sus “discrepancias” con el proceso de primarias, deseaba lo mejor a su compañera. “Yo fui uno de los cientos de cargos públicos y orgánicos de Podemos que pusimos de manifiesto que estábamos en contra del procedimiento de primarias”, ha dicho, para puntualizar luego que se decidió “democráticamente”.

Y es que la descortesía ha molestado mucho en la que ha sido la primera plaza en la que Podemos consiguió representación, con 15 diputados que han hecho de éste uno de los grupos parlamentarios de mayor peso de los 14 con los que cuenta el partido en el país. Por delante está la Asamblea de Madrid, donde tiene 27. De hecho, fue la primera gran cita para el partido tras las elecciones europeas que le habían permitido dar la sorpresa logrando cinco eurodiputados.

Por Twitter y con confusión

El centralismo en la confección de las candidaturas ha llevado a situaciones un tanto esperpénticas. Los candidatos comenzaron a ser colgados este miércoles por la mañana en la cuenta de Twitter de Podemos sin que en Andalucía tuvieran constancia todavía de quiénes eran los número 1 de cada provincia. Es más, en dicha cuenta se metió a Marta Domínguez como “candidata por Córdoba para el Congreso de los Diputados”. No decía que fuera de número 1, pero el hecho de que fuera la única que se citaba por la provincia originó mucha confusión.

El propio Consejo Ciudadano Municipal (CCM) se vio obligado a emitir un comunicado en el que negaba este liderazgo y subrayaba que “la última comunicación oficial recibida sitúa a Antonio Manuel Rodríguez como cabeza de lista al Congreso de los Diputados”. Pero luego llegaba un comunicado desde la dirección nacional con todos los elegidos y donde se confirmaba que Marta Rodríguez encabezaba esta candidatura. De hecho, a esta hora, sólo falta por definir el caso de Jaén en Andalucía.

Las tensiones ya se evidenciaron hace un mes cuando dos pesos pesados del partido, Sergio Pascual y el secretario político Íñigo Errejón, desembarcaron en Córdoba para un acto que se presentó como el pistoletazo de salida de la precampaña, y Teresa Rodríguez les dio plantón. Tenía prevista, desde hacía un par de meses, la reunión con parlamentarios de otras autonomías, mientras que la cita en Córdoba se organizó a posteriori y sin avisarla. Entonces, Teresa Rodríguez arguyó, además, que ella no era partidaria de iniciar la precampaña hasta que estuvieran las listas porque había gente que podía considerarse “agraviada”.

Hasta la fecha, la fractura más importante a cuenta de las elecciones generales se ha producido en Euskadi, donde su secretario general, Roberto Uriarte, presentaba hace unos días su dimisión a Pablo Iglesias por las desavenencias irreconciliables con la dirección nacional en materias que en este territorio consideran son el ADN del partido. El detonante de la ruptura ha sido el conflicto abierto en torno a las listas de Podemos en Euskadi, pero también aspectos de “discurso” y de “materias organizativas” entre las dos partes.

Pero había un precedente y en este caso curiosamente con una persona que había sido de la cuerda de Pablo Iglesias: la dimisión de la secretaria general de Podemos de Cataluña, Gemma Ubasart, el pasado mes de octubre, en su caso motivada por una visión muy crítica con la campaña que se había desarrollado para las elecciones autonómicas del 27 de septiembre.

En este contexto, los dirigentes de Podemos en Andalucía son conscientes de que se tendrán que volcar en la campaña, pero reconocen que parten con mucho desánimo “por cómo se han hecho las cosas” y que a estas alturas, con el plazo abierto para registrarlas en la junta electoral, no tengan todas las candidaturas, como sí tienen el resto de partidos con representación en el Parlamento de Andalucía. En todo caso, insisten en que se dejarán la piel con la campaña en la comunidad autónoma que más diputados aporta (61), cuestión que esperan que la dirección nacional tenga muy presente.

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