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“La comisión de investigación de la sanidad ha sido una operación de maquillaje”

La diputada de la CUP Isabel Vallet. /EDU BAYER

Benoît Cros / Edu Bayer (fotos)

Isabel Vallet (Alzira, 1980) ha sido representante de la CUP en la comisión de investigación de la sanidad catalana. Nos recibe en el Saló dels Passos Perduts del Parlament de Catalunya, cámara a la que llegó hace cuatro meses, en sustitución de la diputada Georgina Rieradevall. Es licenciada en derecho y máster en Derecho Penal. Ha trabajado como asesora jurídica en varias administraciones de la Generalitat. Es militante de la CUP de Gracia (Barcelona) y de Endavant.

En su opinión, ¿por qué ha habido tantos casos de irregularidades en la sanidad catalana?

Nosotros entendemos que es culpa del modelo de cohabitación público-privado. Es el facilitador de todo lo que está pasando: de la derivación del dinero público a las empresas privadas. Los modelos de gobernanza que se basan en las teorías de la nueva gestión pública y, por tanto, la imposición de todos los principios neoliberales, son los facilitadores de que se hayan pasado por alto todas las legislaciones administrativas para que lo público se gestione de la forma que se hace en el sector privado. Relacionan la gestión pública con ineficiencia y gestión privada con eficiencia, pero no hay cifras que lo sustenten. Todo lo contrario: las cifras demuestran que los costes de tratamiento son más elevados en el sector privado.

¿Quiere decir que está a favor de integrar los centros concertados en el ICS?

Nosotros defendemos un sistema único público, de gestión y de propiedad 100% pública. Lo que caracateritza el sistema actual como público no es la propiedad de los centros o de los servicios, sino la centralización de la contratación de estos servicios por la parte pública. Entonces hay proveedores privados que, de manera descentralizada, prestan servicios, pero como son pagados por la parte pública, se consideran públicos. Es decir, que tiene acceso universal pero tiene proveedores privados en muchos casos. El modelo 100% público que defendemos existe en otras comunidades autónomas u otros países como Canadá.

En este modelo, los centros seguirían teniendo autonomía de gestión?

Con una autonomía de gestión bien entendida sí, pero si se entiende como una forma de huir del control administrativo, no. Puede haber autonomía de gestión si se siguen criterios como el arraigo al territorio, la cooperación, la solidaridad. Sobre todo que el acceso sea universal, que no haya exclusiones y que sea de calidad. El problema es que el término 'autonomía de gestión' se ha pervertido hasta el punto de que los centros se han gestionado como si fuera una empresa privada.

Ha sido muy crítica con la comisión de investigación del sistema sanitario. ¿Qué ha fallado?

Ha fallado todo. Ha fallado la voluntad de investigar. Desde el inicio hay un pacto de silencio entre CiU y el PSC y realmente se ha gestionado como si fuera un trámite que había que acabar cuanto antes. Ha fallado la metodología porque ha tenido muchos déficits estructurales, han comparecido muchas personas en sesiones maratonianas. La información llegaba tarde, de manera parcial. También hay cuatro casos que están bajo secreto de sumario, que se están instruyendo en los juzgados. Lo que teníamos no nos dejaba dibujar un hilo argumental correcto de todo lo que había pasado. Faltaba información.

También ha criticado la actitud de los comparecientes.

Sí. Algunos de ellos han venido con una actitud prepotente, han venido a no decir nada, a lavarse la cara. Es la actitud de quien se siente impune. Es decir, que su paso por la comisión no les supondrá ningún agravio. Yo recuerdo sobre todo la actitud del señor Bagó, que fue realmente insultante.

Usted habla de impunidad en algunos casos.

Sí. Si la investigación sobre el caso de las Cotxeres Borbó en el que está investigado Bagó no sale adelante es por algo. Si Prat, Crespo y toda la sociovergencia sanitaria no están imputados es porque son gente muy poderosa. Son gente que hace 30 años que mandan en la sanidad, que tienen todas las empresas. Padrosa estaba en el consejo de administración de 14 empresas relacionadas con Fisiogestión. Y se benefician de un pacto de silencio por parte del PSC y del PP.

¿Son útiles estas comisiones de investigación?

Si todas las comisiones funcionan como ésta, no sirven de nada. Son un ejercicio de propaganda política. Han servido para que toda aquella gente, cuya gestión está bajo el punto de mira, haya dicho “yo he hecho un ejercicio de transparencia, he ido a la comisión”. El hecho de ir a la comisión con estas actitudes, a decir “de eso no me acuerdo”... les ha servido para que justificarse: “mira cuan comprometido estoy con la gestión pública”. Les ha servido como una operación de maquillaje.

¿Por qué han salido del Pacte Nacional per la Salut?

Precisamente porque este pacto no sólo evitaba cuestionar nuestro modelo sanitario sino que también pretendía reforzarlo. Es decir reforzar la descentralización, los modelos de gobernanza basados ​​en la gestión privada, la cohabitación público-privada. Visto todo esto y la operación de maquillaje que ha representado la comisión de investigación, vimos que este pacto no era un espacio válido para debatir sobre este modelo. Los comparecientes del pacto de salud eran las mutuas sanitarias, las aseguradoras, las grandes empresas hospitalarias. Y además, quien se encargaba de fijar los contenidos era Esade, una escuela de negocios. No puede ser que Esade fije un modelo de sanidad que nosotros entendemos que tiene que escapar de la mercantilización.

Ustedes defienden otro pacto con diferentes organizaciones.

Hace semanas que estamos trabajando con plataformas de usuarias, de trabajadoras en lucha y con personas que han reflexionado sobre modelos alternativos. Queremos organizar unas jornadas que han de servir para escribir el tipo de modelo que queremos. Hemos salido de una cosa oficialista para construir un polo activo, desde la base, contra todo lo que está pasando en la sanidad.

En Cataluña, a pesar de una movilización en varios centros, no ha habido una marea blanca como en Madrid. ¿Cómo lo explica?

Depende de los centros. En Can Ruti (Badalona) los trabajadores han mantenido una movilización constante dentro del hospital con las camisetas negras o la campaña “No te vayas sin hora”, que denuncia el fraude en las listas de espera. El problema es que la lucha está muy atomizada y le falta lo que está pasando en Madrid, es decir, una mayor visibilidad. El otro motivo es que Madrid ha optado por la forma “chapucera” a la hora de llevar a cabo la privatización, mientras que aquí la burguesía y parte del mundo corporativo han hecho calar la idea de que estamos en un modelo diferenciado. Esto provoca que una parte de la gente todavía esté anestesiada porque va al médico y ve que no le cobran y que por tanto es público. Se deberán dar más pasos, que los recortes vayan en paralelo al aumento del negocio del sector privado, para que esto los usuarios lo acaben palpando. Ahora estamos viendo toda una serie de servicios que han dejado de ofrecerse por parte del CatSalut.

¿Cree que estamos yendo hacia una mercantilización del sistema sanitario?

Sí. Tomamos el ejemplo del Hospital Clínic, que ha cerrado 74 camas que se han derivado a Capio, una multinacional privada de sanidad. El negocio privado aumenta en detrimento del público. Esto también ocurre con el hospital de Viladecans, el que querían rebajar de categoría para que se pudiera beneficiar de ello el hospital de Sant Boi, que es privado. También se potencia la privada cuando se alargan las listas de espera en la pública. Estamos yendo hacia el modelo del Reino Unido, donde los recortes han provocado que se multipliquen las denuncias por negligencia. Pero este es el modelo de referencia de Boi Ruiz.

En este contexto de enfoque en el debate soberanista, ¿cuesta imponer otros temas en la agenda política, como la sanidad?

Ellos quieren que cueste más. CiU y ERC hacen este discurso de “primero la independencia y después ya veremos”. Y lo hacen precisamente para que el punto estrella sea la situación nacional y que la situación social quede escondida. Precisamente por eso, nuestra campaña Independencia para cambiarlo todo dice que ahora tenemos una oportunidad histórica para que la crisis nacional sea una rendija con la que someter a decisión todas las cosas que nos afectan, entre ellas la sanidad.

¿Por qué cree necesaria la independencia?

Por un lado, para garantizar la supervivencia de una realidad histórica, de un sujeto político que son los Países Catalanes. Pero esta independencia debe servir para cambiarlo todo: para la liberación de nuestra clase, para garantizar la no sumisión de las mujeres al sistema político patriarcal y liberarnos como género. Es un momento histórico: la ruptura con el Estado español debería suponer la apertura de un proceso constituyente que permita poner a decisión todos los aspectos de nuestra vida.

¿Como se posicionan ustedes en relación con el Proceso Constituyente?

Celebramos todo lo que pretenda una ruptura con el capitalismo, el Estado español y el patriarcado. Ahora bien, nos gustaría que fuera un espacio movilizador, capaz de hacer frente a lo que está pasando y no lo hubiéramos enfocado tanto en clave electoral como lo han enfocado ellos.

¿Quiere decir que ustedes no se plantean ir con una lista común?

La CUP no lo ha decidido, lo está hablando pero no tenemos ninguna propuesta por parte del Proceso Constituyente más que lo que vemos en los medios de comunicación. Veo complicado que nosotros podamos confluir con la izquierda institucional que representan ICV o EUiA porque tienen un memorial de agravios durante su gestión que nosotros no olvidamos: las cargas durante las movilizaciones contra el plan Bolonia, toda su gestión en Interior, cómo firmaron las nóminas millonarias de Serra y Todó... Y además, no son anticapitalistas, ellos defienden la socialdemocracia, el capitalismo de rostro humano.

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