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“El PNV aún me tiene que demostrar que es de fiar”

Idoia Mendia posa en el Parlamento vasco antes de la entrevista.

Aitor Guenaga

La secretaria general del PSE, Idoia Mendia, quiere condicionar las políticas municipales y forales y dar un “giro a la izquierda” a la actuación de esas instituciones en los próximos cuatro años de la mano del PNV. Aunque remarca que el PNV de Andoni Ortuzar le tiene que demostrar aun que es un partido de fiar, porque su experiencia ha sido la de tener que arrastrarle siempre para que cumpla los pactos y la de una formación que muchas veces ha pensado más en sus intereses de partido que en el país. “Mi cultura política en relación al PNV es la cultura de después de Lizarra y de los años de plomo, y de los años de Ibarretxe, de los años de oposición al Gobierno del lehendakari Patxi López”, denuncia. 

Es consciente de los “muchos riesgos” que comporta esta decisión, incluido el de que se difumine la alternativa de los socialistas vascos a las políticas del PNV. Pero pide que no se mire la situación de la Euskadi actual con los ojos de finales de los 80 y la década de los 90, cuando los gobiernos de coalición PNV y PSE estructuraron institucionalmente el País Vasco y desarrollaron el autogobierno. “Desdibujar la alternativa socialista por pactar con el PNV depende de nosotros. No estar en gobiernos de coalición con otros partidos tampoco ha parado la bajada en muchos lugares, el ejemplo es Bizkaia y Álava”, subraya.

En este entrevista celebrada este jueves en el Parlamento vasco, avanza medidas para reconstruir un partido, pero ninguna de ellas traumática. Descarta una gestora en Álava, donde el partido -dividido por la mitad y en abierto retroceso- ha pasado a ser la quinta fuerza en las Juntas Generales. Y pese a reconocer que los resultados han sido malos en ambos territorios, considera que sería “sumamente injusto responsabilizar a las Ejecutivas provinciales de Álava y Bizkaia de los resultados obtenidos. Lo que hay que hacer es remangarse y ponerse a trabajar para reconstruir el partido”, apunta. Sobre la incógnita de lo que pueda pasar con Javier Maroto en Vitoria, Mendia da un paso atrás y cree que no les compete a los socialistas liderar operación alguna. “No estamos en una operación antiMaroto; son otras fuerzas las que se están moviendo y tendrán que definirse”, recuerda. Y envía un mensaje a EH Bildu: de la mano de la coalición soberanista, el PSE no va ni a heredar.

En el primer Comité Nacional tras el 24-M dijo usted que los resultados electorales les han colocado en la centralidad política y como el principal referente de izquierdas. ¿Qué le contestaron los que tomaron la palabra en la reunión?

Supieron ver que a pesar de haber sido unas elecciones difíciles, complicadas y totalmente nuevas -el mapa y la sociedad han cambiado completamente respecto de 2011- la gente entendió que ante esa posición en la que nos han situado los ciudadanos vascos teníamos que asumir una responsabilidad. No somos un partido que no queremos mojarnos, como hay otros que ya han afirmado que no quieren entrar en ningún gobierno, ni tomar responsabilidades, ni definir sus políticas porque tienen una estrategia puesta en las elecciones generales.

Y eso pasa por pactar con el PNV. Pero usted misma admitía que hay “muchos riesgos” con ese pacto. ¿Cuáles son?

Riesgos hay siempre que tomas una decisión.

Pero compartir gobiernos con el PNV en las instituciones forales es una decisión de calado.

Cuando acuerdas con un partido político diferente también hay riesgos. Pero los socialistas siempre hemos apostado por acuerdos con diferentes. Lo hicimos en el año 2009 con el PP para llegar a Ajuria Enea porque era una situación excepcional y predemocrática, a pesar de las diferencias que teníamos con el PP encontramos lo que nos unía para cambiar Euskadi, y ahora dos partidos que son diferentes pero tienen algunas prioridades en común, que tienen que ser además coherentes con el acuerdo que tenemos en el Parlamento vasco, que marcan las prioridades de la ciudadanía, si somos capaces de alcanzar acuerdos, será bueno.

Le voy a plantear un riesgo claro con ese pacto: que se difumine la alternativa del PSE al nacionalismo y a su proyecto para Euskadi.

Los riesgos hay que convertirlos en oportunidades. No hay que fijarse solo en el pasado, la experiencia de los gobiernos de coalición entre socialistas y peneuvistas fueron desde finales de los 80 y la década de los 90. La sociedad vasca no tiene nada que ver con esa época, hemos cambiado radicalmente. Nosotros seremos los únicos que podamos transformar esos riesgos en oportunidades y que no se vuelvan en nuestra contra. Se lo decía a mucha gente en el Comité Nacional: el miedo a desdibujar la alternativa depende de nosotros. No estar en gobiernos de coalición con otros partidos tampoco ha parado la bajada en muchos lugares, el ejemplo es Bizkaia y Álava. Se trata de saber para qué estas en un Gobierno, como saber también para qué estas en la oposición, y dedicarte a hacer política.

¿Y si al final no consiguen hacer girar a la izquierda las políticas de los ayuntamientos y diputaciones y de nuevo se convierten en una muleta de un PNV que acabe rentabilizado esos pactos de gobierno?

Con esa pregunta mira usted al presente con ojos del pasado.

Pero ha sido el PNV el que históricamente ha rentabilizado políticamente esos acuerdos pasados.

Nosotros no somos muleta de nadie, somos un partido que ha gobernado este país en solitario, que hemos sentado las bases de la modernidad de este país, que hemos puesto pie en pared en esta legislatura desde la oposición contra unos presupuestos del PNV en los que recortaba 1.500 millones de euros. Pero también le tendimos la mano para poner solución a los problemas de la gente. Esa es nuestra actitud. No tengo miedo si finalmente entramos en los gobiernos de coalición en las diputaciones porque antes vamos a sentar un programa de cuestiones concretas sobres las prioridades que marcamos el otro día en la reunión con la dirección peneuvista en Sabin Etxea. Vimos que había clima y sintonía y que teníamos claro por dónde deben de ir las prioridades para estos cuatro años. La gente además es muy exigente y no está para perdonarte ni un error. Yo no veo a mi partido yendo a un gobierno por el hecho de ir.

Lo digo por lo que ha pasado con el acuerdo firmado con el PNV en septiembre de 2013: si no está el PSE detrás, se ralentiza su cumplimiento. Usted misma amagó con revisar ese pacto poco antes de llegar a la Secretaría General por sus incumplimientos. Esa también ha sido su experiencia con este PNV.

Los nacionalistas vascos son un partido con tendencia natural a hacer políticas de derechas, a ocupar el poder, pero no a preocuparse de los problemas de la gente. Por eso en cuanto no estás encima de ellos lo que se vio es que no cumplían el acuerdo. Y por eso alcé la voz. El lehendakari se comprometió con el pacto y la actitud del Gobierno está empezando a ser diferente.

Ahora que habla de las políticas de derechas del PNV, ¿no puede resultar incongruente intentar pactar políticas de izquierdas con una formación de derechas?

Si queremos hacer una política útil para la ciudadanía y hemos hecho el acuerdo de 2013, que contiene en esencia las principales preocupaciones de la gente, el pacto que ahora estamos trabajando servirá para plantear propuestas que sigan ayudando a la gente en la misma dirección que el acuerdo de 2013. Forzando y girando las políticas hacia la izquierda. Ya es hora de que las diputaciones giren hacia la izquierda.

Es que si eso no sucede, algunos pueden ver a su partido más como una agencia de colocación de su gente en las instituciones que otra cosa. Una política muy vieja, por cierto.

Hay que saber estar en los sitios con responsabilidad y mojándote, no quedándote en la oposición, nosotros no somos un partido de pancarta y barricada. Queremos diseñar las soluciones y llevarlas a la práctica. No concibo que haya ese riesgo. Además, yo voy a ser muy exigente con las personas que entren en esos Gobiernos si, finalmente, alcanzamos esos acuerdos. Voy a estar muy encima de ellas porque creo que la responsabilidad que tenemos es mucha con la ciudadanía y con el partido también.

¿El PSE solo sabe reconstruirse desde las instituciones? Ha anunciado medidas concretas internas para reforzar los liderazgos locales y conectar con la sociedad. ¿Pero qué va hacer realmente desde su Ejecutiva?

No necesariamente, porque el PSE ha obtenido resultados variados en función de los territorios porque tenemos un país muy variado y plural.

Ya, pero lo que le pregunto es qué van a hacer para acabar con la sangría de votos y revitalizar el partido.

A ver, en Gipuzkoa, por ejemplo, no hemos estado en el gobierno de la Diputación o de la capital en estos cuatro años y hemos logrado mejorar nuestros resultados y subir en votos. Hemos recuperado alcaldías. Lo que necesitamos es reconstruir y fortalecer la organización en Bizkaia y en Álava. En Bizkaia partíamos de una realidad histórica en la que teníamos muchas alcaldías y hemos ido perdiéndo en los últimos 15 años las alcaldías de la margen izquierda de la ría y la zona minera. No hemos sido capaces de volver a cogerlas.

De hecho, la pérdida de Barakaldo, el municipio más grande que gestionaba el PSE hasta el 24-M, es solo la punta del icerberg.

Sin duda. Ha sido muy doloroso. Es necesario y urgente fortalecer la organización, pero también la fortaleces buscando nuevas personas que lideren desde lo local y que sean referentes para los vecinos de esos pueblos. Al final, los partidos en abstracto la ciudadanía los ve a través de la televisión. Hoy más que nunca la política se hace a través de la televisión, lamentablemente. Pero allí donde tenemos un alcalde se resiste mejor, incluso puede subir en votos. Eso es lo que tenemos que hacer, no es una tarea de la Ejecutiva de Euskadi, sino de los secretarios provinciales, aunque desde la Ejecutiva que dirijo vamos a estar ayudándoles, dándoles todo el soporte porque es vital. Y hay que hacerlo desde ya.

¿Pero qué medidas concretas: es exportable el modelo guipuzcoano, por ejemplo?

Ellos han dado con unas claves que les han resultado bien. Esto es como en la empresa, ¿por qué no vas a copiar el modelo de al lado si da resultados? Las ejecutivas territoriales tendrán que verlo.

¿Y en el caso de Álava, con una organización casi partida por la mitad?

Ahí, a la debilidad orgánica y la falta de liderazgos locales, se une una división, el arrastre de una situación de desencuentros internos muy profundos, o más bien muy largos en el tiempo.

¿Está pensando en alguna medida específica para ese territorio, una gestora por ejemplo?

Somos unas ejecutivas que no llevamos ni un curso lectivo en marcha. Me parecería sumamente injusto responsabilizar a las Ejecutivas provinciales de Álava y Bizkaia de los resultados obtenidos en sus territorios. Lo que hay que hacer es remangarse y ponerse a trabajar para reconstruir el partido y no perder el tiempo en análisis muy sesudos sobre la situación. Hay que ponerse a trabajar. Y a la vez hacer política para la ciudadanía.

Hay un dato que no ha pasado desapercibido el 24-M: en las elecciones forales, Podemos es tercera fuerza por delante del PSE por algo más de 1.000 votos, aunque en las municipales, donde Podemos no ha ido con su marca, los socialistas suman más votos.

Siendo unas elecciones con tantas novedades, prefiero hacer una lectura compartida de los resultados en los municipios y en los comicios forales. Por eso afirmo que nosotros somos la tercera fuerza en Euskadi y la primera fuerza no nacionalista en este país. Y no hay que olvidar que el PSOE de Pedro Sánchez es la única alternativa a desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa. La única. Y eso se va a ver mucho más claro en las elecciones generales.

Le leo una frase que pronunció en ante el Comité Nacional: “lo peor que se puede hacer en política es confundir los deseos con al realidad”.

Nosotros somos la única fuerza de verdad de izquierdas que está haciendo política en este país y que tiene una alternativa para Euskadi. Todavía estoy por ver y escuchar a los líderes de Podemos concreciones, más allá de lugares comunes y tópicos manidos. Esos lugares comunes hay que traducirlos en acción política concreta en las instituciones. No vale, como ha dicho Ada Colau, apuntar que no cumpliré las leyes que me parecen injustas. Bueno, no lo decía en primera persona, lo decía con el plural mayestático para eludir su responsabilidad política. A eso se le llama prevaricación. Un político tiene que saber estar en las instituciones, tiene que saber escuchar a la calle para dar respuesta a sus demandas, pero cumpliendo la ley o cambiándola, pero siempre dentro de la legalidad. Lo contrario son palabras bonitas pero escasos resultados. Como hemos hecho nosotros con la ley de vivienda que se va a aprobar en este Parlamento que por primera vez cambia el concepto de la vienda en este país, somos pioneros en toda España, al nivel de países del norte de Europa.

La vocación de entrar en los gobiernos de las diputaciones es clara en Gipuzkoa y Bizkaia, probablemente también en las capitales, pero ¿qué está pasando en Álava y sobre todo en Vitoria? ¿Usted apoya una operación para desalojar a Javier Maroto de la Alcaldía?

Los socialistas no estamos en una operación antiMaroto; son otras fuerzas las que se están moviendo y tendrán que definirse. El PNV deberá deshojar la margarita. Nosotros no estamos por hacer política de frentes antinadie. Y eso que hay que recordar que en estos cuatro años la única fuerza que ha hecho oposición a Maroto hemos sido los socialistas. El PNV le aprobaba los presupuestos y EH Bildu acordaba con él la puesta en marcha de infraestructuras estratégicas como la estación de autobuses y algunas otras cosas. Nosotros nunca hemos compartido nada con Maroto. Ahi tenemos los concejales que tenemos y, dicho esto, son otros los que tendrán que mojarse.

Descarta entonces operaciones de laboratorio en Vitoria, entiendo.

No estamos en eso.

¿Y en la Diputación de Álava, que papel jugarán sus junteros? Ahí parece que se está pergeñando la suma de EH Bildu, Podemos e Irabazi (20 junteros en total). El PP, que está un juntero por debajo de la primera fuerza, también mueve sus fichas mirando al PNV.

Estamos hablando con el PNV sobre Vitoria, el resto de ayuntamientos alaveses y sobre la diputación. Iremos viendo, pero es lo más difícil porque es el territorio más fraccionado. Por eso sería más necesario hacer un gobierno con una mayoría estable.

¿Pero de la mano de quién, porque con PNV y PSE no da ni de lejos mayoría absoluta?

Nosotros no somos el partido más votado en Álava (silencio). Y tampoco tenemos demasiada capacidad de maniobra.

¿Y le ve al PNV pactando con el PP en Álava?

En la reunión con la dirección del PNV no hemos comentado este asunto.

¿Pues está muy verde la posición del PSE en ese territorio, no? Dejarse llevar...

¿O la del PNV, no? ¿o la del PP? ¿O la de EH Bildu?

Bueno, la de la izquierda abertzale es clarísima: desalojar a Maroto y sumar una mayoría de cambio en la Diputación. Y ustedes han dicho que de la mano de EH Bildu no van ni a heredar, ¿o me confundo?

No, no, no, no se confunde.

Habrá que esperar entonces al desarrollo de esa negociación. Quisiera terminar con la nueva fase que se abre ahora en relación a la ponencia de autogobierno. ¿Este asunto lo han tratado ya con el PNV, con quien pactaron la primera fase de los trabajos de esta ponencia? El PNV llevó en su programa electoral una consulta para 2015, que no se va a celebrar. Pero es recurrente el asunto del derecho a decidir en su discurso.

El Estatuto de Gernika es el único que queda por reformar en este país. Todo lo que sea profundizar en el autogobierno, blindar las competencias, etc, estamos a favor. Precisamente, en la experiencia de gobierno que tuvimos en la pasada legislatura defendimos con uñas y dientes el autogobierno vasco y recurrimos todas las invasiones competenciales que se dieron por parte del PP. No estamos a favor del derecho a decidir, principalmente porque no existe, y segundo porque la autodeterminación no es buena para este país. Somos más de proyectos compartidos y de propuestas de convivencia, de vivir todos juntos y de vivir mejor y con más oportunidades, que de propuestas que separen a los ciudadanos. Yo que conozco bien la realidad de Cataluña me he encontrado con un país absolutamente fraccionado, incluso donde no había fractura, como en el tema lingüístico, se ha generado fractura. En un lugar donde además casi la totalidad de su gente habla catalán.

¿Su propuesta entonces para esa segunda fase de la ponencia por dónde va a ir?

Irá por la profundización del autogobierno dentro del marco jurídico de turno. Y siempre le he recordado al PNV que nosotros tenemos una propuesta para España. Nuestro proyecto de país, a la vista de los efectos que ha dejado la crisis, pasa por mejorar todos los títulos de derechos fundamentales que lleven a blindar los derechos sociales de las personas, y el título VIII, el referido a la composición territorial del Estado, hay que mejorarlo. O la cambiamos o tenemos que empezar a prescindir de algunas instituciones: o el Senado se convierte en una cámara de representación de las autonomías o no sirve de nada y habría que acabar con él. Y hay que acabar con el baile de esta competencia es mía y esta otra es tuya. Hay que definir bien las competencias del Estado y de las autonomías. En esas cuestiones puede haber un punto de encuentro con los nacionalistas. En el marco de esa Constitución federal, le trasladé al PNV que ellos debían participar y mojarse en esa reforma.

Pero ellos insisten en el derecho a decidir.

Bueno, es su propuesta. La mía es la de convivir y profundizar en el autogobierno. Creo que hay puntos de encuentro y, como les dijo Pedro Sánchez en la entrevista que tuvimos con Andoni Ortuzar en Ferraz, vamos a fijarnos primero en lo que nos une que en lo que nos separa.

Luego el encaje del derecho a decidir en ese marco federal, muy complicado, vaya.

Es que las cosas que no existen en el mundo del derecho...

¿Y el asunto del reconocimiento de la nación vasca, con la sentencia del Tribunal Constitucional de fondo? ¿Se le ha planteado al PNV esa vía?

No hemos entrado a hablar en detalle de estas cuestiones, pero creo que el término nacionalidad que está ya en la Constitución española en doctrina constitucional es igual nacionalidad y nación. Y la sentencia del Constitucional en relación al Estatut catalán, pues nación en el sentido cultural tampoco creo que es nada tremendo, no? No sé si a ellos les parece suficiente o no. Los socialistas lo que queremos sobre todo es tener un proyecto de país y de encaje de Euskadi en España en un proyecto federal y creo que se puede dar. Pero tan importante es es encaje como la organización interna de este país.

¿No hay un riesgo de que el PNV, con los acuerdos que cierre ahora con ustedes, retome después su versión más soberanista y sacar a pasear el derecho a decidir para la contienda autonómica de 2016?

Eso les corresponde a ellos y a su responsabilidad política. Nosotros defenderemos proyectos compartidos, lo hicimos en el 36, en el 79 y lo seguimos haciendo porque creemos en ello. Para nosotros el autogobierno es una herramienta para hacer política para los ciudadanos, para los nacionalistas es un medio para catapultarse hacia otra cosa. Por lo tanto nuestros fines son muy distintos.

¿Pero, para usted, este PNV de Ortuzar es de fiar?

Me tendrán que ir demostrado que son de fiar. Yo no soy de la generación que compartieron gobierno con ellos. Soy de una generación muy distinta, mi cultura política en relación al PNV es la cultura de después de Lizarra y de los años de plomo, y de los años de Ibarretxe, de los años de oposición al Gobierno del lehendakari Patxi López. Mi cultura política es esa, así que aun me lo tienen que demostrar porque hasta ahora hemos tenido que ir empujando siempre para que cumplan los acuerdos. Pero soy positiva, si no no haría política en Euskadi.

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