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The Guardian en español

Los traficantes en Libia compran y venden a los refugiados en mercados de esclavos

Un niño camina junto a los cuerpos sin vida de inmigrantes que han aparecido en una playa en Zuwarah al oeste de Trípoli en Libia | FOTO: EFE

Emma Graham-Harrison

Los inmigrantes de África occidental se compran y venden abiertamente en los mercados de esclavos de Libia, según han declarado los supervivientes a una agencia de la ONU que les ayuda a volver a sus hogares.

Las personas con las que se trafica a través de Libia han denunciado en el pasado violencia, extorsión y trabajo esclavo. Sin embargo, este nuevo testimonio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sugiere que el tráfico de personas se ha normalizado tanto que se comercia con los inmigrantes y refugiados en público.

“Las últimas informaciones sobre 'mercados de esclavos' se añade a una larga lista de escándalos [cometidos en Libia]”, señala Mohamed Abdiker, director de operaciones y emergencias de la OIM. “La situación es pésima. Cuanto más se involucra la OIM en Libia, más claro queda que es un valle de lágrimas para demasiados inmigrantes”.

El país norteafricano es un punto de salida principal para los refugiados de África que intentan subirse a embarcaciones hacia Europa. Pero desde la deposición del líder autoritario Muamar Gadafi, el inmenso y poco poblado país ha caído en el caos violento y los inmigrantes sin dinero y a menudo sin papeles son especialmente vulnerables.

Un superviviente senegalés de 34 años cuenta que fue llevado a un terreno polvoriento en la ciudad de Sabha, al sur de Libia, tras cruzar el desierto desde Níger en un autobús organizado por los traficantes de personas. El grupo había pagado para que les llevasen a la costa, donde planeaban arriesgar su vida en un viaje a Europa. De pronto, el conductor afirmó que los intermediarios no le habían pagado y puso en venta a sus pasajeros.

“Los hombres, subidos a una furgoneta, fueron llevados a una plaza o aparcamiento donde se estaba llevando a cabo una especie de comercio de esclavos. Había gente local, a los que describió como árabes, comprando inmigrantes subsaharianos”, cuenta Livia Manante, trabajadora de OIM Níger que ayuda a los desplazados que quieren volver a sus casas.

Manante entrevistó al superviviente después de que escapara de Libia a principios de este mes y afirma que las informaciones sobre mercados de esclavos han sido confirmadas por otros inmigrantes con los que ha hablado en Níger y otros que han sido entrevistados por sus colegas en Europa.

“Otros inmigrantes han confirmado su historia, describiendo individualmente mercados de esclavos así como cárceles privadas instaladas por toda Libia”, señala Manente. “OIM Italia ha confirmado que esta historia es similar a muchas otras historias denunciadas por inmigrantes y refugiados en los puntos de llegada al sur de Italia, incluidas las informaciones sobre mercados de esclavos. Esto proporciona más pruebas de que las historias son verdaderas, igual que las historias de aquellos que se han cruzado con los que regresan a sus países”, añade.

360 euros a cambio de la libertad

Tras su venta, el inmigrante senegalés fue trasladado a una prisión improvisada como las cárceles libias sobre las que ya se ha informado anteriormente. A la gente encerrada en estas cárceles se les obliga a trabajar sin remuneración o a cambio de raciones de comida mínimas, y a menudo los captores llaman a sus familias para exigir un rescate. Los captores del senegalés pidieron 300.000 francos CFA (unos 360 euros), posteriormente fue vendido a una prisión más grande y la demanda de rescate se dobló sin ninguna explicación.

Los inmigrantes que pasan en las cárceles demasiado tiempo sin pagar un rescate son apartados y asesinados, explica. Algunos se consumen por las escasas raciones de comida y las condiciones insalubres, muriendo de hambre y enfermedad, pero el número general nunca cae. “Si el número de inmigrantes cae, por muerte o por pagar el rescate, los secuestradores van al mercado y compran otro”, indica Manente.

Su aterrorizada familia comenzó a pedir créditos. Como habla inglés fluido, francés y otras lenguas locales, hacía de traductor para sus carceleros para así ganar tiempo y que su familia pudiese reunir el dinero.

Muchos otros desplazados huyen de Libia con historias similares, afirma Giuseppe Loprete, jefe de misión de OIM Níger. “Está bastante claro que ellos mismos ven que están siendo tratados como esclavos”, señala.

La oficina de Loprete organizó la repatriación de 1.500 personas en los tres primeros meses de este año, casi el mismo número que durante todo 2015. Teme que salgan a la luz más horrores. “Ahora hay más personas volviendo desde Libia, esa es la razón por la que se están conociendo todas estas historias”, señala. “Y las condiciones en Libia están empeorando, por lo que creo que podemos esperar más en los próximos meses”.

Incluso la creciente concienciación internacional de los problemas a los que se enfrentan los inmigrantes y refugiados está siendo explotada. La OIM tiene informaciones creíbles de criminales que se hacen pasar por grupos de ayuda humanitaria para atraer a las personas que se han escapado o que han comprado su libertad y que quieren volver a casa.

La Organización Internacional para las Migraciones está realizando trabajos de concienciación en África occidental sobre los horrores del viaje a través de las historias personales de los que regresan. Aunque la mayoría sabe que los viajes en embarcaciones a Europa son extremadamente peligrosos, pocos se dan cuenta de que pueden enfrentarse a peores peligros en Libia, incluso antes de llegar a la costa.

“Trágicamente, los mensajeros más creíbles son los migrantes que vuelven a casa con la ayuda de la OIM”, afirma el portavoz Leonard Doyle. “Demasiado a menudo están destrozados, maltratados y han sufrido abusos. Su voz tiene más peso que la de ningún otro”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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