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Ventajas e inconvenientes de estar enterrado con Lorca: crónica de una búsqueda enquistada

Nieves García (derecha), nieta de Dióscoro Galindo, y la secretaria de Cultura de CNT, Sonia Turán.

Juan Miguel Baquero

Una nieta busca los restos de su abuelo, víctima del franquismo. Un sindicato se suma a la solicitud en nombre de otros dos ejecutados. Tres asesinados por los golpistas que comparten una de las 615 fosas comunes de Andalucía. Podría ser una búsqueda más, pero presenta un elemento clave, diferencial: junto a ellos está enterrado Federico García Lorca. Cuenta la historia que fueron arrojados a la misma sepultura. Y su búsqueda está enquistada en los últimos años.

La pasada semana, la Dirección General de Memoria Democrática informaba a la Asociación Cultural Regreso con Honor que no necesitan su permiso para iniciar la excavación al no depender de subvenciones públicas, como adelantó eldiario.es/andalucia. Como respuesta, el colectivo, la familia del maestro republicano Dióscoro Galindo y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) como “familia política” de los banderilleros anarquistas Joaquín Arcollas y Francisco Galadí han presentado en el registro de la Consejería de Cultura una petición para exhumar sus restos. La solicitud “será atendida y se va a tratar como todas las demás”, ni más ni menos, refieren fuentes de la institución.

“Pedimos que esto se desatasque y nos den permiso”, asegura la hija adoptiva del hijo de Galindo, Nieves García Catalán. “Lo que queremos es que nos dejen buscar”, refiere el arqueólogo Javier Navarro, en “una fosa que puede ser la más documentada de Andalucía”, apuntala el investigador Miguel Caballero. La Junta, a instancias de sus servicios jurídicos, dice que no impide abrir la tierra en Alfacar. Que la cata, sondeo y localización no requieren autorización oficial. Cosa diferente si aparecieran cadáveres con evidencia de muerte violenta.

En el entorno del Barranco de Víznar (Granada) ya hubo dos intervenciones arqueológicas anteriores. Ambas sin éxito. En 2009, bajo una enorme expectación mediática, las tesis del hispanista Ian Gibson no obtenían resultado positivo. Cinco años más tarde, la tierra negaba de nuevo evidencias sobre el paradero del maestro, los banderilleros y el poeta. La dirección técnica corrió esta segunda vez a cargo del equipo que pretende retomar la labor exhumatoria, Navarro y Caballero. Ahora quieren abrir de nuevo en Los Llanos de Corbera en busca de la fosa a la que Lorca ha dado nombre y “complicaciones”.

“Yo sí quiero buscar a mi abuelo”

“Respeto a los Lorca, pero ellos no respetan a nadie. No tiene sentido que su familia no quiera buscarlo pero yo sí quiero buscar a mi abuelo, se lo debo a mi padre”, relata Nieves García. El escrito oficial presentado junto a la asociación está a nombre de Julia Galindo, nieta también de Dióscoro. “Buscamos la implicación de la Junta de Andalucía, todas las administraciones de este país deberían hacerlo”, apunta la secretaria federal de Cultura de CNT, Sonia Turán.

Desde Regreso con Honor aseguran que el paso de solicitud “formal” de la exhumación es por recomendación “del abogado que asesora a la asociación”. Según les comunicó la Junta por escrito, precisan permiso de la titularidad de los terrenos afectados, las “exigidas en cada caso por la normativa sectorial aplicable” y la del Ayuntamiento de Alfacar. Todo, de acuerdo con la normativa vigente, la ley de Memoria Histórica y el Protocolo Andaluz de actuación en exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra.

Los investigadores consideran que esta tramitación les “retrotraería” al inicio del proceso, ampliando de nuevo los plazos. De ahí, la decisión de presentar la petición ante el registro de la Consejería y el informe de intervención arqueológica al director general de Memoria Democrática, Javier Giráldez. Regreso con Honor cuenta con fondos propios para las excavaciones que quiere impulsar. Además, han tomado muestras genéticas a una nieta “de sangre” del maestro republicano para cotejarlas con restos óseos.

En el nombre de Lorca

Después de entregar la documentación en Sevilla, García Catalán conocerá el paraje donde estarían enterrados el maestro, los banderilleros y el poeta: el Peñón del Colorao. En pleno terror caliente y fundacional del franquismo, agosto de 1936, eran muertos a tiros. “Llevo desde el año 95 intentando encontrar a mi abuelo”, dice la nieta de Galindo.

Lorca ha sido una doble espoleta en el caso. De un lado, pone a la fosa en el mapa. A nivel mundial. Y de otro, encuentra el lastre de la propia familia de una de las figuras de la literatura universal. “Lorca ha dado nombre a la fosa pero para todo lo demás no nos ha buscado más que complicaciones y problemas”, según Nieves García.

“Vamos a quitar poetas y a limitarnos a las familias”, manifiesta el arqueólogo Javier Navarro. “El nombre de Lorca está ahí”, dice, a veces “más como freno que otra cosa”. “Es una fosa en la que encontramos un simbolismo absoluto, en el conjunto: dos anarcosindicalistas que participaron en la resistencia antifranquista; un maestro, los mataron porque no querían esa nueva forma de educación, y Lorca, asesinado por poeta y homosexual”, precisa Sonia Turán.

Todas las víctimas “igual de importantes” en el segundo país del mundo con más desaparecidos forzados. “Pero si no hubiera estado Lorca probablemente mi abuelo no hubiera tenido nombre y apellidos como los tiene ahora”, confiesa la nieta del maestro, consciente de la repercusión en la prensa internacional de la búsqueda. “Hubiéramos tenido que buscarlo de otra forma”, sentencia.

El equipo que pretende retomar la labor arqueológica sondeó desde finales de noviembre de 2014 hasta febrero de 2015 un enclave ubicado frente al cortijo de Los Llanos de Corbera, a unos 500 metros del Barranco de Víznar. Y a poco más de 800 metros del parque Federico García Lorca, donde la Junta ya lideró el primer proyecto cinco años antes. Como reflejan las crónicas, nunca hallaron evidencias de enterramiento o esquirla de hueso.

Corría el año 97 cuando la hermana del poeta, Isabel García Lorca, lograba paralizar la construcción de un campo de fútbol que era una “verdadera afrenta”. Era el mismo paraje que señala la investigación de Miguel Caballero, basada en el libro póstumo del periodista granadino y falangista Eduardo Molina Fajardo, Los últimos días de García Lorca. Y tienen el respaldo del estudio arqueológico y de la prospección geofísica con antenas de georradar que localizó tres alteraciones del subsuelo susceptibles de corresponder a fosas, según el equipo de Regreso con Honor. “Ese lugar era un matadero y los tres pozos que se señalan pudieron ser empleados como fosas”, culmina Navarro.

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