Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
El campo quiere ser escuchado
El planeta vive situaciones convulsas por distintas causas, distribuidas por diferentes puntos del mundo. Cada día nos presenta un escenario que jamás justifica la barbarie cometida por seres humanos, los que entendemos deben estar dotados de racionalidad y sentido común. Desgraciadamente, la historia se repite y seguimos cometiendo los mismos errores de nuestros antepasados. La especie dominante en el planeta Tierra malgasta inteligencia, recursos y desarrollo tecnológico-científico para otros fines diferentes a los perseguidos para el bien común de la humanidad.
Ahora que en nuestro país se pretende impulsar una nueva legislatura entre todas las fuerzas políticas del marco Constitucional, se utiliza a diario la semántica más destructiva y desmotivadora para los ciudadanos, que perciben los personalismos e intereses partidistas, menospreciando la voluntad de los electores que sólo buscan la paz social y el progreso, bienestar para los hombres y mujeres que luchan para dejar a sus hijos y nietos una cultura de valores inspirada en alcanzar un mundo solidario y de diálogo.
Cada empresa agraria se enfrenta a diario a sus propios retos empresariales, pero las implicaciones de sus decisiones y la forma en que enfocan el futuro de sus operaciones repercuten en todos. En otras palabras, la presión aumenta
El campo, la agricultura, ganadería y pesca luchan a diario para que sus voces sean oídas, y sus propuestas consideradas en el Gobierno que surja democráticamente de las Cortes Generales. Agricultores, ganaderos… quieren ser escuchados, de lo contrario seguiremos observando el abandono de las explotaciones agrarias y de los pueblos que conforman la llamada “España vaciada”.
En los últimos años, el sector agrario ha tenido que hacer frente a los mismos problemas que otros sectores y algunos más. A medida que aumenta la inflación, las tierras de cultivo podrían verse afectadas por tipos a largo plazo que alteren las decisiones de compra; los continuos retos de la cadena de suministro están afectando a la disponibilidad de componentes críticos necesarios para mantener el buen funcionamiento de los equipos y las políticas agrícolas en debate podrían influir en los precios futuros de los alimentos. Sin embargo, el sector también se enfrenta a otros retos muy arraigados, que no solo afectan a cultivadores, los agricultores y sus socios y proveedores, sino al mundo general.
Cada empresa agraria se enfrenta a diario a sus propios retos empresariales, pero las implicaciones de sus decisiones y la forma en que enfocan el futuro de sus operaciones repercuten en todos. En otras palabras, la presión aumenta. Las prácticas agrícolas deben perfeccionarse ahora para afrontar los retos actuales y los que prevemos para dentro de unos años.
La cadena no genera valor para el agricultor, más bien lo destruye con la intención de hacer desaparecer las explotaciones familiares para ser reemplazadas por grandes extensiones e inversiones especulativas con otra filosofía de funcionamiento
Después de haber superado hasta cuatro olas de calor a lo largo de este verano y la primera Dana que ha causado estragos, en mayor o menor medida por toda España, esto no es nada en comparación con lo que están sufriendo nuestros agricultores, ganaderos y pescadores que, a la sequía actual se suman otras cuestiones como el alza de precios de insumos; la falta de relevo generacional; la ley de la cadena alimentaria que no ha conseguido solucionar el problema de los precios; el nuevo cuaderno digital, que entrará en vigor de manera progresiva a partir del 1 de septiembre de 2024; las importaciones de países de fuera de la Unión Europea; o la fauna salvaje descontrolada que está perjudicando a los cultivos españoles, entre otras preocupaciones.
Sobre estas cuestiones han opinado interlocutores del sector primario, a modo de peticiones al futuro gobierno.
Desde COAG, alertan de que “la producción agraria actual se está viendo alterada radicalmente por una serie de motores ajenos y propios que pueden desembocar en la desaparición del modelo social y profesional de la agricultura”. En su opinión, la cadena no genera valor para el agricultor, más bien lo destruye con la intención de hacer desaparecer las explotaciones familiares para ser reemplazadas por grandes extensiones e inversiones especulativas con otra filosofía de funcionamiento. Subraya también que la rentabilidad que se obtiene no asegura el relevo generacional y agrava el problema de abandono del sector y despoblación del medio rural.
Alertan también de que la brutal reconversión que se vislumbra amenaza con convertir a los profesionales autónomos en asalariados de las grandes corporaciones agroalimentarias y los fondos de inversión de capital externo. “Si el nuevo modelo de oligopolios empresariales se impone, España camina hacia una agricultura sin agricultores”. “La tierra y el agua en manos de fondos de inversión especulativos o de pequeños y medianos agricultores y ganaderos profesionales que generan vida en los pueblos y vertebran el medio rural de forma sostenible”.
Las pequeñas y medianas explotaciones son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad en nuestro planeta
Desde ASAJA, han previsto una decena de propuestas para el nuevo gobierno como el reconocimiento del valor de la profesión de agricultor y del ganadero y su papel estratégico para garantizar la seguridad alimentaria y la salud; asumir que la sostenibilidad económica, social y medioambiental del medio rural está ligada a la rentabilidad y la viabilidad de las explotaciones agrarias, así como el desarrollo de su potencial innovador; apoyo reforzado a jóvenes y mujeres, garantes del relevo generacional en el sector agrario; garantizar una cadena alimentaria resistente, transparente y más justa para los agricultores; presupuesto suficiente para la PAC y una fiscalidad acorde a las necesidades del campo; necesidad de una política laboral que tenga en cuenta la singularidad del empleo rural; reforma del modelo vigente de seguros agrarios; vertebración hídrica de nuestro país; política de protección de especies equilibrada; y la promoción de nuestros productos dentro y fuera de la UE, entre otras medidas.
Es vital escuchar a los agricultores y ganaderos por parte de quien diseña planes estratégicos para el buen funcionamiento y viabilidad de las empresas agrarias. La clase política no debe aprobar legislaciones sin la plena participación del campo, ya que sin rentabilidad agraria, no será posible mantener un tejido verde productivo. Sin agricultores y ganaderos no será posible luchar contra el cambio climático. Las pequeñas y medianas explotaciones son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad en nuestro planeta.
Será una buena praxis caminar hacia una agricultura más sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental, pero este proceso es imposible acometerlo con los acuerdos de libre comercio de la UE con terceros países y la falta de instrumentos de la actual PAC.
El sector alimentario español debe configurarse para ser capaz de proporcionar alimentos saludables y de calidad a toda la sociedad, independientemente de su poder adquisitivo y, por otro lado, posibilitar que los productores puedan vivir dignamente de su actividad. El agricultor sigue siendo el eslabón más débil de la cadena y los consumidores pagan un precio más elevado por adquirir estos productos; son los intermediarios los que se quedan el mayor margen de la subida.
Rememos todos en la misma dirección y definamos, de forma profesional y desapasionada, todas y cada una de las actuaciones que nos permitan cumplir con los objetivos deseados.
Las posibilidades son infinitas, el futuro de la agricultura parece más conectado y verde que nunca. Demos vida a una agricultura de precisión y más sostenible. Sus operaciones pueden consumir menos energía, reducir residuos y ser más eficientes con la ayuda de soluciones modernas. Busquemos el diálogo, caminando hacia un mundo en el que los recursos y las personas convivan en armonía, y la agricultura resulte una pieza clave para esa transformación.
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