“Por ahí va el muerto”: un error burocrático declara fallecido a un vecino de Granada que está vivo

A Juan José Martín, un vecino de Órgiva, en La Alpujarra de Granada, la Junta de Andalucía le ha dado por muerto, aunque él está vivo. El caso, adelantado por el diario IDEAL, ocurre desde septiembre, fecha en la que recibió una carta que le informaba de que había fallecido. Pese a que ha pedido explicaciones sobre ello, aún no ha recibido ninguna respuesta oficial y teme que su situación pueda empeorar en caso de necesitar alguna ayuda del Gobierno andaluz.

La carta, a la que ha tenido acceso eldiario.es Andalucía, desvela lo que parece un error burocrático que a Juan José le está haciendo la vida imposible desde hace semanas. “Esto me está causando cierto daño psicológico, porque hay gente en el pueblo que me ve y señala que por ahí va el muerto”, dice a este medio. La misiva enviada a Juan José por parte de la Junta de Andalucía indica textualmente que se procede a la baja y extinción de la pensión no contributiva que venía percibimiento el hombre “por fallecimiento”.

El escrito, remitido por la Delegación Territorial de Políticas Sociales del Gobierno andaluz y firmado por la delegada del ramo, Ana Dolores Berrocal, declara fallecido a un hombre que es el destinatario de una carta en la que se le cuenta que ha muerto. Un rocambolesco incidente que además tiene varias lecturas más. Porque en la misma comunicación, la Junta de Andalucía indica a Juan José que, por haber muerto, dejará de percibir una pensión no contributiva que él en realidad nunca había cobrado.

Una pensión sin aclarar

En realidad, dicha pensión correspondía a María, una mujer de la que supuestamente Juan José es heredero para la Junta de Andalucía. La mujer, que sí falleció en septiembre, cobraba la ayuda por ser una persona desamparada, sin ingresos ni familia. Pero Juan José no era su heredero, sino su tutor legal desde mediados de los años 90. “Nadie se hacía cargo de ella, así que por unas cosas y por otras, al final acabé siendo yo el encargado de gestionar su dinero”, explica el hombre.

Pero la pensión que María cobraba apenas llegaba a los 400 euros y se destinaba enteramente a su cuidado personal y al pago de la residencia de ancianos en la que estaba ingresada desde hacía tiempo. “Yo no he recibido nunca dinero por ella, así que se entiende menos que la Junta me diga que dejaré de recibir una pensión que nunca he cobrado”, explica. Porque Juan José, que tiene 72 años y se ha dedicado profesionalmente a tareas de mantenimiento, está jubilado y cobra su propia pensión de parte de la Seguridad Social.

“La Junta dice en la carta que he muerto y que además soy heredero de una persona que no tiene herederos porque no tenía ni familia”, lamenta el hombre. Tras recibir la comunicación el pasado 23 de septiembre, envió una carta a la Delegación de Políticas Sociales sin que hasta el momento haya recibido respuesta alguna. “Lo que me preocupa es que, por estar muerto en esa carta, si tengo que pedirle algo a la Junta, no pueda porque para ellos yo haya fallecido”, explica Juan José.

Un error no reconocido

El hombre da por hecho de que se trata de un error burocrático, pero pide que desde la Delegación de Políticas Sociales se asuma el fallo y se le resuelva, por el daño que le está causando a nivel personal y con sus vecinos de Órgiva. Su mujer y sus hijos están también sufriendo las consecuencias del falso fallecimiento de su padre. Aunque descarta tomar acciones legales para que la Junta arregle el problema, pide comprensión por parte del Gobierno andaluz.

Fuentes de la Delegación reconocen que Juan José “no ha sido en ningún momento beneficiario de Pensión No Contributiva de la Junta de Andalucía. Esta persona fue designada tutor legal de otra que sí era beneficiaria de una Pensión No Contributiva de Invalidez desde el año 1995”. Explican que “tras el fallecimiento en septiembre de esta persona beneficiaria, se le da la baja y se produce la extinción de esta Pensión No Contributiva. Este escrito fue enviado a Juan José Martín Jiménez como heredero o representante legal de la fallecida, pero en ningún caso como beneficiario de la misma”.

Una versión que para el afectado no es suficiente, ya que en la carta, según él, “queda claro que me declaran muerto”. Por eso, este medio ha preguntado sobre ese extremo y sobre cómo ha podido suceder tal error burocrático sin que la Delegación de Políticas Sociales haya respondido hasta el momento.