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Los cuatro días de búsqueda que terminaron con el hallazgo del cuerpo de Laura Luelmo

Arriba, el punto aproximado donde se perdió la pista de su móvil. Abajo, el lugar también aproximado donde fue encontrada muerta.

Fermín Cabanillas

“La familia está destrozada. No paran de abrazarnos, no se esperaban que todo el pueblo se volcase con una chica que llevaba aquí tan pocos días”. Así habla una alumna de Laura Luelmo, la joven zamorana que este lunes fue encontrada muerta a cuatro kilómetros de la casa en la que vivía de alquiler en El Campillo, un pueblo de la Cuenca Minera de Huelva al que había llegado una semana antes de desaparecer para dar clases de Plástica en la cercana Nerva.

La joven profesora zamorana a la que la tierra pareció tragarse el pasado miércoles fue encontrada finalmente muerta poco antes de las 12 del mediodía de este lunes, y desde entonces las informaciones se han ido acelerando. Lo que se sabe seguro y ha confirmado la Guardia Civil es que en su cuerpo hay indicios de muerte violenta. Si se trata de un caso de violencia machista, como apuntaba en la tarde del mismo lunes la vicepresidenta Carmen Calvo, lo aclararán la autopsia y la investigación en curso.

De momento, y a martes, la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino (Huelva), encargado de la investigación, ha decretado el secreto de sumario sobre las actuaciones, al menos, hasta conocer el resultado de la autopsia en el que se está trabajando en el Instituto Anatómico Forense de Huelva.

El cuerpo presenta en la primera inspección ocular un fuerte golpe en la cabeza, además de otras señales de aparente violencia que deben contrastarse con la autopsia que confirme las circunstancias que rodearon a su muerte, según han informado a Europa Press fuentes de la investigación. Además de este golpe, los especialistas estudian otras señales de violencia con la duda aún de si son muestras de la agresión que causó la muerte de Laura o si son signos de la manipulación que sufrió el cuerpo para tratar de ser escondido.

Una semana

Laura llevaba en Huelva desde el pasado 4 de diciembre, y en El Campillo poco más de tres días. Le ofrecieron sustituir hasta las vacaciones de Navidad a una compañera en el instituto Vázquez Díaz de la cercana localidad de Nerva, y encontró en El Campillo la casa que, precisamente, ocupará la persona que cogería su relevo cuando acabase su trabajo. El miércoles salió de casa a correr por el campo sobre las 16.00. Cuatro horas después su teléfono dejó de dar señal.

Desde entonces, todo se ha centrado en encontrarla, con la esperanza de que hubiese sufrido un accidente mientras practicaba deporte y no hubiese tenido la posibilidad de pedir ayuda. La otra posibilidad es que hubiese sido raptada por alguien. La tercera, que se marchase de forma voluntaria, quedó descartada desde el minuto uno por los investigadores.

A nueve kilómetros al norte

Para ubicar la zona donde desapareció la joven, basta con echar un vistazo al lugar donde vivía. La casa que alquiló se encuentra en la calle Córdoba de este pequeño pueblo de 2.000 habitantes. Desde lo alto de la calle se divisa sólo naturaleza, y un pequeño sendero sale del inicio de la vía para conectar con el campo.

Los investigadores creen que tomó ese sendero para hacer deporte tras hablar con su novio sobre las cuatro de la tarde. Cuando las antenas de telefonía de la zona dejaron de captar su teléfono móvil había recorrido unos nueve kilómetros hacia el norte. Eran las ocho de la tarde. A la Guardia Civil no le ha cuadrado nunca que alguien estuviese en ese punto de forma voluntaria, porque hacía una hora y media que era de noche.

En ese lugar se comenzó a buscar a Laura el viernes, aunque posteriormente se ha ido peinando toda la zona que rodea a El Campillo. En tres días prácticamente no se ha dejado de rastrear un solo metro cuadrado, ni por tierra ni por aire. Buzos de la GEA rastreaban también los pantanos y lagunas de la zona.

Al final, apareció a unos cuatro kilómetros de El Campillo, pero en dirección oeste, no al norte. La alcaldesa de la localidad, Susana Rivas, ha desvelado que fue encontrada en un punto donde los investigadores ya habían estado trabajando. Los especialistas lo confirmarán, pero todo parece indicar que el cuerpo fue movido en estos días, ya inerte. Estaba boca abajo, parcialmente desnudo y tapado con ramajes. Sus rasgos físicos y un tatuaje no dejaron lugar a dudas sobre su identidad.

El equipo de Diana Quer

El trabajo de búsqueda se reforzaba este lunes con el equipo que se encargó de la búsqueda de Diana Quer, según confirmaba el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. De hecho, no se activaba ningún dispositivo igual en Andalucía desde la búsqueda del niño Gabriel.

Para buscarla, el cuartelillo de la Policía Local, junto al Ayuntamiento, se constituyó como zona cero. Ahí se reunían los operativos y voluntarios. A las nueve de la mañana, una de la tarde, tres y seis y media de la tarde se han hecho los relevos e intercambio de pareceres. Este lunes, la Guardia Civil pidió a los voluntarios que no se incorporasen a las labores de búsqueda, sino que dejasen a los operativos profesionales trabajar.

Con los distintos operativos en marcha, se han rastreado las cuevas, pozos y grutas cerca de El Campillo y los pueblos de alrededores. El pueblo está situado en las estribaciones de la sierra de Huelva. No tiene grandes colinas o montes, pero sí muchos recovecos donde se puede esconder una persona o refugiarse alguien que quiera guarecerse en espera de ayuda. A esa esperanza se agarraba la familia, a que se hubiese lesionado haciendo deporte, no tuviese cobertura en el móvil y estuviese esperando que la encontrasen.

Aparte del despliegue de personal especializado sobre el terreno, en la zona se encuentra un helicóptero del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) y un laboratorio móvil, pertenecientes ambos al Departamento de Identificación del Servicio de Criminalística, con base en Madrid. Según ha informado la Guardia Civil a Europa Press, la investigación policial se centra en dos objetivos: encontrar su teléfono móvil para reconstruir las circunstancias que rodean a su muerte violenta y, además, investigar al entorno de la joven zamorana.

El Ayuntamiento ha acogido a los familiares de Laura en una casa de la calle Antonio Machado. Los vecinos los están arropando con todo lo que precisen para que no les falte de nada en estos días. Cuentan, también, con ayuda psicológica especializada.

Profesores y alumnos

Las muestras de cariño hacia Laura han llegado hasta el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Vázquez Díaz de Nerva, donde daba clases. Este lunes pararon las clases a las 10.00 para hacer un frente común de apoyo a la búsqueda y de solidaridad con su profesora de Plástica.

Los exámenes se han suspendido hasta que pase un poco todo el desasosiego que ha despertado el caso. El alumnado no tiene ahora mismo tranquilidad para centrarse en nada que no sea recordar a la joven profesora que opositó en Andalucía porque quería vivir en el sur.

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