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ENTREVISTA | Carlos Forteza: “Un teatro no solo debe entretener, sino también inspirar y transformar”

Carlos Forteza, director del Teatro Lope de Vega de Sevilla.

Alejandro Luque

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La llegada de Carlos Forteza a la dirección del Teatro Lope de Vega ha sido calificada de “revolución tranquila”, lo que no deja de sonar a reto tratándose de un coliseo de tanto peso en la capital hispalense. Él mismo explica las claves del programa con que se impuso en el concurso público convocado al efecto entre 35 candidaturas: “Me propuse estudiar qué ha sido el Lope de vega y qué debería ser en 2020. Un teatro tan consolidado, tan patrimonial, está en el inconsciente de muchas generaciones de sevillanos, pero es casi una obligación repensar y avanzar. No se trata de resetearlo, porque hay que poner en valor lo conseguido hasta ahora, sino ampliar ese radio de influencia y conseguir un reposicionamiento”, afirma.

En Forteza (Palma de Mallorca, 1975) se dan cita el perfil del comunicador y el del gestor, y ambos se manifiestan cuando se trata de explicar las líneas maestras del proyecto. periodista y gestor cultural. Tras haber dirigido entre 2016 y 2019 el teatro principal de Palma, Forteza ha formado parte del Consorcio para la Promoción de la Música de la Coruña como director adjunto y llevó a cabo la coordinación de la dirección artística de la Orquesta Sinfónica de Galicia y de su Orquesta Joven y Coros, hasta oficiar como director de Comunicación del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura.

“Toca hacer una marca propia”, prosigue. “Mi trabajo no puede limitarse a hacer una programación como antaño, aunque sé que es una tendencia muy extendida y entiendo que algunos equipamientos a nivel nacional puedan caer en esa tentación, y hacer simplemente una programación pinturera de cara al público”.

Cambio de paradigma

Para Forteza, ese ir más allá pasa por dos coordenadas elementales: una es “estar cerca del ciudadano”, la otra plantear “un cambio de paradigma”, según él mismo afirma. “Pasar de ser un mero contenedor de espectáculos al servicio cultural en un sentido más amplio. Hoy tenemos que ensayar nuevas formas de funcionalidad. En mis 20 años de carrera he trabajado para instituciones públicas, y tenemos una obligación de justificación del proyecto. Un teatro no solo debe perseguir deleitar, aunque las escénicas tengan esa labor de entretenimiento, de sacarnos un rato de nuestra realidad. Pero además yo aspiro a que inspiren y, en última instancia, transformen”.

A este respecto, Forteza echa mano de Emilio Lledó, el filósofo sevillano que ha sido el Autor del Año 2020 en Andalucía. “Siento devoción por él y por esa idea suya de que la cultura es la esencia de lo público. Y no solo lo creo, también lo he experimentado”, asevera el nuevo director del Lope de Vega.

Y de la mano de Lledó, llega a uno de los grandes retos del coliseo y de cualquier espacio cultural en la actualidad: los nuevos públicos y su desafección por determinadas formas de cultivarse. “Además de mantener unos estándares muy claros de calidad, lo que tenemos que hacer es rechazar esa idea de que los jóvenes son menos capaces de entender algunas ideas. En ese sentido, hablo mucho de programa educativo, y de esa función de la cultura como herramienta fundamental de acompañamiento de vida. Estoy convencido de que las escénicas y la música enriquecen el pensamiento crítico y propician un aumento de la creatividad y la imaginación”.

“Ya no valen esas estructuras a la vieja usanza, de hacer una contratación de 50 espectáculos al año en el que llegan las compañías, exhiben y se van, sino abordar esa dimensión educadora”, agrega Forteza. “No hay nada más potente que el hecho escénico, y éste ocurre en directo. Si eliges bien los espectáculos orientados a ese público, cosa difícil porque ellos ya deciden qué hacen con su ocio, puedes darles esas herramientas y esas claves para participar en primera persona de un espectáculo. De lo que se trata es de que la experiencia no empiece cuando entran en la sala y termine con el fin del espectáculo, sino que sepamos generar materiales didácticos para preparar las obras y analizar lo que se ha visto a posteriori”.

Procesos de creación

Forteza habla también de un taller de creación escénica para alumnos de instituto, “siempre con una mirada hacia lo contemporáneo, tanto en contenido como en formato. Que los nacidos en este siglo vean reflejadas sus inquietudes, sus anhelos, sus frustraciones. Que no solo entiendan lo que pasa en el escenario, sino que les sirva también como espejo para saber qué les está pasando a ello en asuntos tan vitales como el amor, la política, la ecología o los movimientos migratorios… Los jóvenes no son tontos, el problema es que a veces no somos capaces de conectar, de hacer que lo que están viendo les resuene”.

El director también quiere estar atento a las nuevas formas y lenguajes aglutinados bajo el rubro de “artes vivas”, sin dejar “de poner en valor el proceso de creación, no con esa mirada finalista que solo está atenta al producto final, no tanto desde la respuesta, sino desde la pregunta. Así están creando los jóvenes ahora, con un diálogo creativo con el presente”.

“Creo que un teatro público como el Lope, y todavía más en el ámbito municipal, tiene que hacer su acompañamiento en todas las fases: la investigación, dando recursos económicos y de tiempo, la exhibición y el último paso, que es la distribución. Para mí ha sido siempre un trabajo muy importante en mis anteriores empeños, y volverá a serlo al frente del Lope”, apostilla.       

      

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