Repensar el futuro desde jaimas reales y on-line en la cita saharahui con el arte
Desde este sábado y hasta el 12 de noviembre, la X edición de ARTifariti, reunirá en los campamentos de Tinduf a 68 creadores de los cinco continentes entorno al tema Después del Futuro/بعد المستقبل/After the Future. La propuesta es repensar, 25 años después del alto el fuego del Polisario y Marruecos, el futuro que la ONU prometió a los saharahuis y no acaba de llegar. Y los promotores quiere que las webs www.artifariti.org o www.afterthefuture.care, redes sociales y el hashtag #ARTifariti2016 “sirvan para tejer una malla de solidaridad decolonial más allá de las fronteras saharahuis”. Sea actuando como público, o aportando obra on-line.
“La situación de los jóvenes saharauis de 25 años, nacidos tras el alto el fuego no es un caso aislado -plantea Nacho Vilaplana, co-responsable de producción de esta X edición-, sino que la juventud internacional, y los españoles del 78 lo estamos sufriendo, hemos crecido con la expectativa de un horizonte de realización que se nos ofrecía y que ahora nos niega el capitalismo salvaje, el neoliberalismo”.
El pueblo del Sáhara Occidental, “como ejemplo de lucha pacífica a nivel planetario”, es el tema que convoca a artistas alemanes, argentinos, argelinos, colombianos, españoles, japoneses, mexicanos, neozelandeses, suizos. Junto a artistas saharauis, crearán pinturas, esculturas, fotografías, instalaciones (como una madeja con hilos de todo el mundo que retará a los 2.720 km del muro alzado por Marruecos desde 1980 u otra con melfas, vestimenta femenina del Sáhara) y celebrarán talleres infantiles y de arteterapia, presentaciones de libros, recitales poéticos y conciertos como el del rapero saharaui Yslem, “Hijo del Desierto” que clausurará el encuentro.
“Yo nací en el campo de refugiados y temo morir en él -explica Ahmed Salec, co-director de la Casa Sahara de Sevilla. ”Y nuestra generación ha crecido, desde los 15 años, con fe en el arte como herramienta para cambiar el mundo, gracias a ARTifariti“ -afirma este licenciado en Psicología por la Universidad de Orán (Argelia).
El artista Pablo Martínez Conradi viaja por primera vez a los campamentos donde habitan, de 125.000 a 165.000 personas, según datos de la ONU o el Polisario. Afronta la experiencia “con vértigo por acudir, en año récord, con 65 millones de refugiados en el mundo, al campamento más antiguo”. Martínez Conradi, que tiene previsto hacer en Tinduf una de sus “obras objetuales, cuadernos en que plasmo el color de un lugar, graduándolo de mínimo a máximo hasta convertirlo en una película que ver, adelante y atrás, transmitiendo lo cíclico frente a la línea temporal con principio y fin” prevé que lo más “impresionante será afrontar el estancamiento de un pueblo que persevera en sobrevivir cuando la vida es movimiento y la quietud es anti-natura, es el estado de lo muerto”.
La mexicana Citlali Córdova, del colectivo Campaña negra -implicado en el esclarecimiento del crimen contra los 43 estudiantes de Iguala- será una de las impulsoras del campamento virtual paralelo al del desierto, gestionando “las plataformas a las que se subirán los contenidos creados allí pero también por artistas de cualquier lugar del mundo sobre el tema Después del futuro, sean obra para este ARTifariti 2016 o anterior a la que se desvíe el sentido para generar discurso nuevo”.
Las comisarías de ARTifariti Umdleila Bujari, saharaui, y Charo Romero Donaire, andaluza, explican en este vídeo esta edición:
Crisis humanitaria de los refugiados en el Mediterráneo
Entre las trece películas que se proyectarán se incluyen Letters to Max, sobre la República de Abjasia que salvo Rusia, Venezuela y Nicaragua, se considera parte de Georgia; Unrest sobre la realidad postcolonial española del Sahara Occidental y Filipinas o Nation state sobre Palestina. Y Lesbos, las sobras del naranja donde Ahmed Salec aborda el drama humanitario de quienes atraviesan el Egeo huyendo de la guerra Siria y el terrorismo del ISIS y múltiples violencias en Oriente Próximo.
“Como refugiado saharahui me siento vinculado a esos otros refugiados -expone Salec- porque reivindicamos el cumplimiento de una legalidad internacional que nos ampara a ambos”. “En su caso -añade- la exigencia se concreta en pasaje seguro, ruptura del pacto con Turquía y acogida, y en el saharaui, en aplicar el Plan de Paz de la ONU con el referéndum prometido para 1992 y 1998. Este no se haya celebrado y, en 2016, Marruecos ha expulsado a la Misión de la ONU, MINURSO”.
España tiene, para el co-director de la Casa Sahara de Sevilla, “una responsabilidad especial tanto con el Sahara Occidental, como antigua colonia por entregarnos a Marruecos, como con los huidos de Próximo Oriente, por su implicación en las intervenciones en Irak y Siria y por ser frontera Sur de la UE, con Italia y Grecia”.
Debate feminista y caso Maloma
Estefanía Blandón, co-responsable de producción y documentación de ARTifariti 2016, destacó la presencia de cinco andaluces entre los artistas y una comisaría, Charo Romero Donaire, así como la fuerte presencia de grupos de mujeres “en los debates dando voz a colectivos no sólo artísticos, como la Casa de la Mujer Saharaui”.
Acerca de un posible conflicto entre el enfoque feminista de conferencias programadas y la situación de Maloma Morales, la saharaui nacionalizada española que tras visitar a su familia en el campamento sigue sin poder volver a España libremente, como denuncian organismos como Human Right Watch, Ahmed Salec, declaró: “El caso de Maloma, con mucha repercusión mediática no es aislado, no somos una sociedad platónica. Ella está allí y si hay artistas que quieren conocerla y hacerse eco de su caso les ayudaremos. A mí me parecería muy interesante pero, como festival, no intervenimos en los proyectos artísticos sino que alentamos la libertad creadora”.
41 años de un conflicto olvidado y 10 de propuesta artística
Fernando Peraíta, presidente de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla (AAPSS) subrayó la necesidad de hacer luz sobre el drama saharaui 41 años del abandono por España y la ocupación marroquí, la guerra posterior, de 10 años, entre Marruecos y el Polisario y los actuales 25 años de espera tras el alto el fuego.
La última década, con ediciones de ARTifariti. “Hemos pasado de que la población nos mirara raro -explicó el artista sevillano Federico Guzmán, participante en las ocho previas- a que esperen estos días como lluvia en el desierto”. Guzmán, que destaca “la convivencia internacional y sobre todo con la población local”, reivindica el legado permanente que ha supuesto La Escuela Saharaui de Artes, “donde no sólo se aprenden oficios artísticos sino se da un sentido a sus vidas más allá de ser personas etiquetadas como meros exiliados, ocupados o refugiados”.
ARTifariti -define Guzmán- “son días de apoyo y acompañamiento mutuo porque el pueblo saharahui nos da más de lo que le damos nosotros. Son ejemplo de solidaridad, dignidad, resistencia, arte y hasta alegría de vivir”.