La Roldana: el regreso a casa de la sevillana que llegó a ser escultora de la Corte

Fue una de las escultoras más cotizadas de su tiempo, pero la Historia –como sucedió con tantas mujeres artistas, dentro y fuera de España– le negó la relevancia que sí tuvieron sus colegas varones. En el rescate de las mujeres artistas que viene haciéndose en los últimos años, Luisa Roldán, La Roldana, no es precisamente una desconocida.

Considerada la primera mujer escultora de la que hay constancia, la obra de esta sevillana nacida en 1652 puede ser contemplada en museos y edificios eclesiásticos desde Cádiz a Nueva York, pero en el Museo de Bellas Artes de su ciudad natal solo había hasta ahora una pieza suya, una cabeza de San Juan Bautista niño. Ahora, con la adquisición por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía del relieve titulado Virgen de la Leche, el citado espacio se enriquece con una segunda muestra del talento de una mujer “rompedora, innovadora, valiente, que por su propio talento llegó a trabajar en la Corte”, según la consejera Patricia del Pozo.

Nombre fundamental del barroco español de finales de siglo XVII y principios del XVIII, Luisa Ignacia Roldán Villavicencio se inició junto a sus hermanas en el arte de la escultura en el taller de su padre, Pedro Roldán, prestigioso artista que oficiaba también como maestro de dibujo en la Academia de Sevilla. Casada con el también escultor Luis Antonio Navarro de los Arcos contra la voluntad de su padre a los 19 años, alternó las colaboraciones con Roldán y con su marido, especialmente esculturas de temática religiosa. Entre las imágenes que se le atribuyen en su primera etapa sevillana, figuran los cuatro ángeles del paso del Cristo de la Exaltación, la Virgen de la Estrella –inicialmente atribuida a Martínez Montañés– o la Virgen de la Sede que se halla en el Hospital de los Venerables, entre otras obras.

La Roldana y Navarro de los Arcos tuvieron siete hijos, cuatro de los cuales murieron siendo niños. Hacia 1684, la pareja se traslada a Cádiz, donde es requerida por la autoridad eclesiástica para realizar diversas obras. Así, Luisa firmará como “insigne autora” el Ecce Homo que se conserva en la catedral gaditana, y que figura como su primera obra documentada. Este tema lo repetirá en fechas similares en la Iglesia de San Francisco y en la capilla de Nuestra Señora de Belén del convento de Santa Cruz, ambas en Córdoba. Y también realizará las esculturas de los patronos de Cádiz, San Servando y San Germán que actualmente pueden verse en la Catedral Nueva de la ciudad.   

La Corte y la pobreza

Pero era Madrid el lugar donde un artista talentoso de la época debía consagrarse, y eso hizo La Roldana con su familia hacia 1688. Bajo la protección del mecenas Cristóbal de Ontañón, fue nombrada escultora de cámara –algo que ninguna mujer había logrado antes– de Carlos II en 1692. Su fama creció, pero no tanto sus ingresos, ya que los cien ducados anuales que tenía asignados rara vez llegaron a sus bolsillos en aquella corte empobrecida y corrupta. De hecho, su sueldo sufrió retrasos de hasta tres años, con frecuentes demoras.

A pesar de ello, culminó obras como el Arcángel San Miguel con el diablo a sus pies para el monasterio de El Escorial o la Virgen con el Niño del convento de Las Teresas en Sevilla. Con la llegada al trono de Felipe V en 1701, presentó al nuevo monarca un Entierro de Cristo y un Nacimiento, solicitándole por escrito “casa para vivir y ración para mantenerse ella y sus hijos... pongo en consideración de Vuestra Majestad, que lo que sabe lo ejecuta en piedra, en madera, en barro, en bronce, en plata, y en otra cualquier materia”.

Todavía tendría La Roldana energías para realizar un Arcángel San Miguel en el monasterio de las Descalzas Reales, así como seis ángeles pasionarios de la capilla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en la Colegiata de San Isidro, antes de fallecer, en condiciones de extrema pobreza, en Madrid en 1706.

Tan intensa y sacrificada ha sido objeto de interés por parte del cine: en 2011 se estrenó el documental biográfico La Roldana, dirigido por Antonio Cuevas y Alfonso Vidán, y desde hace más de una década se espera luz verde para un ambicioso largometraje sobre la vida de la artista, que tendría como protagonista a la actriz sevillana Paz Vega. Pero pasan los años y el proyecto languidece.   

Trece años después

Trece años había estado la pinacoteca sevillana sin engrosar sus fondos con nuevas adquisiciones. Finalmente, la gestión directa del personal de la Junta ha permitido que la Virgen de la Leche pase de la colección privada en la que se hallaba a la propiedad pública al precio de 150.000 euros, y tras un breve paso por el taller de restauración del Bellas Artes “para que quede perfecta” será incorporada a la colección permanente. La fecha para mostrarla al público es el 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer.   

La nueva pieza se trata de un relieve de pequeño formato –26,5 x 19 x 3,5 centímetros- que representa a la Virgen María dando el pecho al Niño Jesús, motivo iconográfico normalmente llamado Virgo Lactans de gran éxito en el Barroco, tanto en las clausuras femeninas como en la devoción privada. De hecho, en la catedral de Santiago de Compostela se encuentra un relieve La Roldana con el mismo motivo, posiblemente regalo del rey Carlos II a su prometida Mariana cuando llegó a España y desembarcó en Galicia pasando unos días en Santiago, donde quizá la futura reina dejó en ofrenda el relieve a la catedral. Del mismo tema mariano y de esta época madrileña, se conocía un boceto en Sevilla y una imagen en el convento de las capuchinas de Málaga, así como la pieza recién adquirida.

Patricia del Pozo, quien ayer estuvo acompañada por la secretaria general de Innovación Cultural y Museos, Mar Sánchez Estrella, y la directora del Museo, Valme Muñoz, definió la jornada como “un día importante para el patrimonio histórico de todos los andaluces”, por poder incorporar “un relieve absolutamente espectacular, en un estado buenísimo de conservación, con toda la ternura y toda la delicadeza”, como por el hecho de poner “de manifiesto el gran talento artístico de la mujer a lo largo de la Historia”.