Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Aparquen sus miserias, que esto va de crisis mundial

Unos gaiteros acompañaron a Feijoó en su llegada al mitin de Córdoba.

23

A ver cómo hacemos para lograr que pare el mundo, al menos el tiempo necesario para que nos cambiemos algunos chips, nos pongamos otro traje de faena y tengamos todos ese momento ooooommmm que nos impulse a enfrentar esta nueva era que se nos ha echado encima sin apenas darnos cuenta. Empezábamos a llenarnos los pulmones con alguna ración de aire fresco, tan necesitados como estábamos de alivio después de apartar hacia un lado, que no desechar del todo, al desastroso bicho, pero tan solo pudimos dar algunas bocanadas y medio limitadas por la mascarilla. También el volcán había dejado de soltar lava. Pero llegó Putin, movió los tanques y los cimientos de nuestro mundo, tan frágiles, amenazan con el derrumbamiento. Cosas de la globalización.

No hay que ser un analista demasiado perspicaz para advertir que hemos entrado en un periodo de crisis dura y generalizada. Todos los organismos mundiales de vigilancia nos lo advierten con tono admonitorio y por si acaso no les creyéramos, nos atiborran con cifras a cual más amenazante, os tienen cogidos por el cuello, nos dicen, y os vais a enterar de lo que vale un peine. Así que la OCDE rebaja previsiones de crecimiento, nos mete el miedo en el cuerpo con un año feo y ya profetiza que 2023 tampoco nos va a sacar de la miseria. El FMI repica y los Bancos centrales hacen lo que de ellos se esperaba: adiós dinero barato, vayan anotando que ahora solo les subimos un 0,25 por ciento los intereses, pero en cuanto gire el viento les volveremos a dar otro susto de muerte.

Todo mal, pero la inflación aún peor. Tomen nota rápida. Alemania, 7,4; Reino Unido, 9,0; Portugal, 7,2. Y Estados Unidos, átense los machos, 8,6. ¿España? Mal, pero en la línea: 8,7, antes de las medidas del Gobierno contra la subida de la energía. Quiere esto decir lo evidente, que aquí estamos pillados todos y las soluciones, de haberlas, deberán ser globales y de mucho calado. Hora, pues, de ponerse serios, muy serios, y los primeros en hacerlo deben ser esos organismos multilaterales que tienen la llave de pergeñar acuerdos generales y a los que se les ha dotado, además, de una cierta dosis de autoridad para que impongan medidas económicas y políticas de cumplimiento generalizado.

Y de eso sabemos mucho aquí, en España, cuando esa Europa rácana y miserable de los más duros austericidas nos castigaron a pan y cebolla, siempre menos que a Grecia, pobrecitos, que con nosotros no llegaron a atreverse al estrangulamiento directo, venganza repugnante hacia quienes querían desviarse de los dogmas de los ultraliberales nórdicos, arropados por Merkel y sus ministros. Vivimos otro momento y bien que lo estamos aprovechando, pese a esa derecha malencarada y maliciosa que nos ha tocado vivir. El Gobierno de España tiene un fuerte predicamento en Bruselas y eso debería ser una buena noticia hasta para los más radicales derechistas del PP o Vox. No es así y tenemos que soportar la vergüenza de que el primer partido de la oposición únicamente sabe poner palos en las ruedas, lo que solo puede redundar, como es obvio, en dañar el bienestar de los españoles.

Porque este es el instante en el que todos deberíamos olvidarnos de la politiquería de tres al cuarto que tanto gusta a nuestros rancios profesionales de rebotica y olor a alcanfor. Lo primero, a la vista de los últimos acontecimientos, es que hasta sus más fervientes feligreses exijan un mínimo de formación y estudios al líder de la oposición, ese señor tan serio, tan inteligente y tan formado que ignora cosas tan obvias como la prima de riesgo. La que se hubiera armado si la metedura de pata -monumental- hubiera sido del pimpollo Casado. Pero no fue una, que como las cerezas, vienen en racimillos, y también se lució con los focos delante y la aprobación de Bruselas a la excepción ibérica. Pero fíjense que al Ojo le ha parecido aún peor, por una agresividad enfermiza y fuera de cualquier entendimiento, esa alegría por la primera reacción argelina frente al Gobierno español. Hay pocas cosas más sucias en política que apoyar a un gobierno extranjero frente al tuyo, máxime cuando se demostró pocas horas después- ¿quién informa a ese indocumentado Núñez?- que la razón era de Madrid.

Convendría también que los pellizcos de monja desaparecieran de los entornos del Gobierno, socios y amigos variados. Tendría que ser consciente el PSOE de su indiscutida mayoría y desde esa posición de fuerza utilizar más y mejor sus habilidades para el diálogo y la complicidad. Y Podemos, ya puestos, debería disfrutar más sacando pecho de todo lo que ha conseguido en este gobierno de coalición, que no es poco, del salario social a las leyes de género, por citar algo de lo mucho logrado y que lleva su firma, en lugar de presumir de Pepito Grillo, que no solo es inocuo, sino que además daña su propia fortaleza. Momento, recuerden, de pasos grandes y amplios y no de estúpidas zancadillas de patio de colegio. ¿Decimos algo de Rufián y sus gracias? Pues sí, que mejor se las reserva usted para las bodas y bautizos a los que sin duda será invitado con mucho gusto por su reconocida fama de animador de eventos.

Quiere el entendimiento mandar un recado a esa prensa de la alegre muchachada que tanto queremos y que tanto nos quiere, incapaces de entender que ni Pedro Sánchez ni Nadia Calviño son los culpables del nivel de inflación que soporta Joe Biden. Se hacen mal muchas cosas, por supuesto, pero seguro que no todas. Y también mandar el mismo recado a Vox. Pero es perder el tiempo, gastar letras y saliva en esa dirección, donde no existe ni rigor ni seriedad. No tienen remedio porque ellos nunca saldrán de la copla, la montera y la maledicencia. Es inútil pedir altura de miras a quien no la tiene ni quiere tenerla.

Crisis mundial, decíamos. Quizá los franceses hayan sido los primeros en barruntar los nuevos tiempos y han engordado las urnas con votos a la izquierda. Porque o nos salvamos todos, solidaridad y trabajo conjunto, o aquí no se salva nadie. Levanten la mirada, por favor. Llueven piedras.

Adenda. Parecería una broma de mal gusto o una humorada de Gila: los centros de salud de Madrid estarán atendidos por enfermeras, que decidirán sobre vida y salud de los pacientes. Tú, ungüento, tú urgencias, tú lo tienes fatal. No habrá médicos. Madrid, más de seis millones y medio de habitantes, potencia económica y cultural de primer orden. Y un Gobierno que ha perdido el oremus, obsesionado con destrozar sanidad y educación públicas. ¿Cuánto tiempo más dejaremos que la reina del vermú y sus mariachis ultraliberales y ultracatólicos jueguen con sus vidas y nuestras muertes, como ya hicieron con los ancianos en las residencias? Incompetencia, insensibilidad, fanatismo. Un peligro público. 

Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Etiquetas
stats