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Entrevista Javier Ceruti, concejal de Ciudadanos y portavoz del Ayuntamiento de Santander

“El pacto con el PP en Santander era un suicidio político para Ciudadanos porque había que cumplir con nuestro compromiso de regenerar”

El concejal de Ciudadanos y portavoz en Santander, Javier Ceruti.

Laro García

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Javier Ceruti (Madrid, 1967) tiene gesto cansado y un cierto aire resignado. Parece harto de predicar en el desierto. “La situación con el PP se está tensando muchísimo, hasta el límite”, reconoce a las primeras de cambio. Tras el enésimo enfrentamiento con sus socios de gobierno en el Ayuntamiento de Santander, con un nuevo cruce de declaraciones con la alcaldesa de la ciudad, Gema Igual (PP), y cuando se ha sobrepasado ya el ecuador de la legislatura, el líder de Ciudadanos en la capital de Cantabria abre la puerta por primera vez a la ruptura de un pacto que califica de “suicidio político” porque “significaba llegar a un acuerdo con un partido que tenía todos los resortes controlados después de muchas legislaturas en el poder” y habla directamente de la posibilidad de apoyar una posible moción de censura. “A Ciudadanos le queda una única bala y tampoco sé si será suficiente, si podremos arrancar el motor o nos vamos a quedar aquí. Pero hay que usarla. Esa bala es hacer lo que prometimos, esa bala es regenerar en los sitios en los que nuestro apoyo es imprescindible para ello y no lo hemos hecho. Donde no hemos cambiado a los que llevan toda la vida”, sugiere. El aviso es más que claro y no necesita dobles lecturas. Conmina a la dirección de su partido a revisar la política de pactos para intentar remontar el vuelo. “El gran batacazo es responsabilidad de desilusionar a muchos votantes convencidos de que íbamos a echar en unos sitios a un PSOE que llevaba gobernando 40 años, y en otros sitios a un PP que llevaba gobernando 40 años. Si te voto para que limpies debajo de la alfombra y no lo haces, voto a otro”, resume.

Según explica el actual portavoz del equipo de gobierno municipal y concejal de Urbanismo, Cultura y Transparencia de Santander, cuando tuvo que firmar el pacto que le unió al PP por orden de la cúpula de su formación en Madrid se sintió “decepcionadísimo, con una sensación espantosa” y llega a decir que “quizás ha sido el peor trago que he tenido que pasar en mi vida profesional”. “Ciudadanos solo tenía una obligación, una, que era hacer alcaldesa a Gema Igual. La cumplimos el primer día de legislatura. En cuanto se decidió. Punto. ¿El resto? Ella no lo cumple y dice que el pacto va bien. Pues no, no va bien. Es mentira, mentira. Insisto: ella sabrá qué cinturón de seguridad tiene puesto para despreciar de una manera pública, como lo ha hecho, el cumplimiento del pacto con su socio de gobierno en el Ayuntamiento de Santander”, reitera. Es aquí donde se cuestiona qué cartas bajo la manga guarda el PP para mostrar tan ostensiblemente su nula intención de cumplir con el acuerdo de legislatura sin que esto tenga consecuencias políticas y saca sus propias conclusiones: “La gente se cree que esto es tan sencillo como que a mí me autoricen a negociar con otros partidos que puedan propiciar una moción de censura, pero no es tan simple porque no tengo claro que en la oposición estén dispuestos ya a hacer ese movimiento. Por tiempo y porque algunos están empezando a hacer cálculos electorales a dos años con varios escenarios”, lamenta.

Hace dos años que tomó posesión como concejal y entró al equipo de gobierno de Santander. ¿Ha merecido la pena?

Está mereciendo la pena. Estamos avanzando y vamos a conseguir dar una vuelta radical al concepto de urbanismo en Santander. Hasta ahora consistía en reunirse con unos señores, se encargaba un proyecto, y cuando ya estaba terminado, lo sacaban a información pública, como exige la ley, y decían que eso era participación pública. Nosotros hemos hecho todo lo contrario: primero un proceso intenso de participación pública, ahora está a punto de salir la licitación para que, en función de lo que han dicho los ciudadanos, un grupo de profesionales prestigiosos diseñen el modelo de ciudad, que tendremos antes de un año, y con eso sacaremos los concursos de ideas que sean necesarios para desarrollar esos grandes proyectos, como es el caso de la reordenación ferroviaria. En definitiva, todo lo contrario de lo que se venía haciendo, no con cuatro amigos que decidían cómo debe ser la ciudad, sino dando voz a los vecinos.

Habla del modelo de ciudad de cara al futuro, de proyectos a largo plazo, pero en ejemplos concretos, ¿en qué han notado los vecinos de Santander la presencia de Ciudadanos en el Ayuntamiento?

Por ejemplo, en los grandes contratos. Esto ya no es un trágala. Estamos haciendo todo lo que podemos para que las contratistas ejecuten aquello a lo que están obligadas o, si no lo hacen, que asuman las consecuencias. El ejemplo supremo en Santander es el contrato de limpieza. Durante siete años han estado haciendo lo que les daba la gana, el PP ha mirado para otro lado, y solamente cuando hemos llegado nosotros y hemos exigido que se llevaran a cabo las actuaciones pertinentes hemos conseguido que se iniciara el procedimiento para la resolución del contrato, pese a las amenazas de la contratista. Justo en vísperas del arranque de esta legislatura el anterior equipo de gobierno inició unos procedimientos sancionadores que nadie cree que hubieran seguido adelante si el PP tuviera mayoría absoluta, que ahora han concluido en sanciones, y a la vista de que ni siquiera eso ha provocado la reacción de la adjudicataria, hemos tomado medidas para la resolución del contrato, que avanza a buen ritmo. Aunque se haya producido un ligero retraso, está todo en marcha y esperamos que en breve podamos tener la resolución del Consejo de Estado avalando este procedimiento. Como digo, esto es solo un ejemplo. La gente antes percibía que las contratistas se iban de rositas con sus incumplimientos y creo que ahora tienen claro que eso no va a volver a pasar. Aunque los plazos administrativos impidan una acción inmediata, sí que dejan establecido un paisaje totalmente distinto en caso de contratar de nuevo los servicios. En el caso de la limpieza, ocurrirá de manera inminente, en 2023, si no conseguimos la resolución antes. El que venga sabe que tiene que cumplir.

Llegó al equipo de gobierno diciendo literalmente que iba a hacer una “enmienda a la totalidad” a algunas de las políticas desarrolladas por Gema Igual (PP) e Íñigo de la Serna (PP) durante las legislaturas anteriores. ¿Ha cumplido su propósito?

Lo de la enmienda a la totalidad no lo recuerdo, pero que veníamos para cambiar las cosas, sí. Hay puntos muy concretos que venían reflejados en el pacto de gobierno, como el control a las concesionarias de servicios públicos o también que en la reordenación ferroviaria no se va a avanzar nada hasta que esté definido el modelo para el que hay un calendario muy concreto. Hay un pacto de gobierno que obliga a cambiar las políticas en el Ayuntamiento de Santander. ¿Que no lo cumplen? Veremos qué podemos hacer. De momento, a trancas y barrancas, y con todas las dificultades que nos ponen nuestros socios de gobierno, estamos avanzando en ese camino.

Para haber propiciado una alternancia en Santander solo había una alternativa, y es haberme convertido yo en un tránsfuga. No me puedo arrepentir de no haber hecho más para que el pacto hubiera sido otro porque hice todo lo posible y más

No ha ocultado nunca que el pacto con el Partido Popular le fue impuesto desde Madrid, que la decisión se tomó a nivel nacional. ¿Se ha arrepentido muchas veces de no haberse mantenido firme en sus convicciones y haber propiciado una alternancia en el poder?

Para haber propiciado una alternancia en Santander solo había una alternativa, y es haberme convertido yo en un tránsfuga. Y yo di mi palabra en campaña de que si llegábamos al gobierno cambiaríamos las cosas y de que jamás habría un caso de transfuguismo en mi partido durante esta legislatura. Me he mantenido fiel a esa cuestión. No me puedo arrepentir de no haber hecho más para que el pacto hubiera sido otro porque hice todo lo posible y más. Pero había una decisión a nivel nacional que no solo afectaba a Santander, sino a la gran mayoría de ayuntamientos de España, y se nos impuso este pacto. No solo eso, sino que nosotros habíamos llegado a una serie de acuerdos con el PP en unas condiciones determinadas, diciéndoles que o aceptaban o no habría pacto, y sin embargo en Madrid negociaron un pacto distinto, menos exigente. En cualquier caso, la alternativa hubiera sido peor. Si tú pides a la gente que confíe en ti para cambiar el Ayuntamiento y el primer día te vas a casa, no hubiera sido adecuado. Creo que hicimos lo correcto y ahora estamos en las circunstancias en las que estamos. Evidentemente, hemos pedido reiteradamente que se permita un replanteamiento de la situación ante los continuos incumplimientos del PP, y seguimos en ello. Seguimos pidiendo que ante los incumplimientos, que últimamente están siendo flagrantes, nos permitan decir que no se puede seguir así.

Nosotros no tenemos más obligación con Gema Igual que mantenerla ahí… si cumple. Visto que no cumple, hay uno de los cortafuegos que está roto. Ella parece que confía mucho en que persista eternamente o tiene planes alternativos, no lo sé

¿Se plantea dar un ultimátum?

Yo espero que mi partido acabe dándome la oportunidad de darlo. El pacto lo han roto sistemáticamente, pero hay dos cortafuegos para que nosotros sigamos cumpliendo la única parte que nos corresponde, porque hasta en eso parece que la alcaldesa se ha olvidado de cómo es el pacto… Ciudadanos se compromete a una cosa, que es a hacer alcaldesa a Gema Igual. El resto son compromisos del PP con nosotros, no de nosotros con el PP. El otro día ha sacado un marcador de qué cosas cumple cada uno. No, señora. Nosotros lo que pusimos sobre el papel, porque sabíamos la resistencia que íbamos a encontrar, es qué tenían que facilitar ellos. Nosotros no tenemos más obligación con Gema Igual que mantenerla ahí… si cumple. Visto que no cumple, hay uno de los cortafuegos que está roto. Ella parece que confía mucho en que persista eternamente o tiene planes alternativos, no lo sé.

¿Planes alternativos como cuáles? ¿Se refiere a buscar el apoyo de otros grupos que no sean Ciudadanos?

Eso es algo obvio y que a muchos nos extraña que no se haya producido todavía conociendo los antecedentes del Partido Popular. Visto que han salido ahora del Pacto Antitransfuguismo, tampoco me sorprendería que en el PP intentaran cosas como las que hicieron en la anterior legislatura. Por cierto, con concejales de Ciudadanos. Por eso se entenderá mejor que haya dado mi palabra de que no va a volver a haber tránsfugas esta legislatura. Ni mi compañero Felipe Pérez Manso ni yo vamos a convertirnos en tránsfugas.

¿Pero no tiene tan claro que no ocurra en otros grupos?

Del resto no lo sé, está claro. Pero no entiendo determinadas actitudes por parte del PP en los incumplimientos reiterados desde el principio, algunos de ellos absolutamente voluntarios. Por ejemplo, quitar el carril bus. Cumplir con el compromiso de eliminar el atasco innecesario en el centro, que ya está afectando a los autobuses, porque para coger el carril bus pegado al muelle se encuentran con un embotellamiento en la rotonda… Para cumplir eso solo hace falta coger una brocha y pintar de nuevo la carretera, pero no quieren. No quieren una y otra vez y dicen públicamente que no lo hacen. Para cumplir con el compromiso de la retirada de los espigones de La Magdalena había que decir públicamente lo que se dijo, había que votar lo que votaron, pero convendría que no alentaran movimientos contrarios al cumplimiento del pacto en otro sentido. Y no creemos que estén haciendo lo correcto, la verdad.

¿Habla del impulso a plataformas favorables a los espigones?

Hablo de la participación en las mismas, como cuando un miembro de la oposición fue testigo de cómo la gente venía aquí a informarse sobre cómo apuntarse en esa plataforma que va en sentido contrario al pacto de gobierno que tenemos firmado. Y hay más cosas, claro. La portavocía municipal está incluida en el acuerdo así, tal cual. Deberíamos ser los portavoces del equipo de gobierno, pero no lo hemos sido nunca. Solo hemos ejercido como portavoces de los acuerdos de la Junta de Gobierno Local. Y últimamente, ni siquiera de eso. Se está incumpliendo también haciendo ostentación, haciendo gala de ello. Dinamitan cada rueda de prensa haciendo públicos los acuerdos de interés antes de que se produzca esa rueda de prensa o como en la última ocasión, convocando una rueda de prensa alternativa de máximo interés justo a esas horas. Nadie critica que convoquen una rueda de prensa, que la alcaldesa se suele salir por esos vericuetos diciendo que queremos silenciarla. No, no. No es eso. Pero sabe perfectamente qué día y a qué hora es la rueda de prensa de la Junta de Gobierno Local. Si convoca casi a la misma hora y en otro lugar ya sabemos lo que quiere decir. La situación con el PP se está tensando muchísimo, hasta el límite.

¿Y qué beneficio saca la alcaldesa de tensar la relación con su socio de gobierno?

Yo creo que ninguno, salvo que haya un plan B por su parte.

El carril bus es una manifestación pública de que incumplen el pacto, de que lo hacen a sabiendas y de que quieren seguir así. Es un gesto político, una humillación política, una forma de decir que no están cumpliendo el pacto ni tienen voluntad de hacerlo

Hay algunos acuerdos que se incluyeron en ese pacto cuyo cumplimiento es relativamente sencillo. Mencionaba como ejemplo el carril bus, cuya retirada es más simbólica que política y no conlleva más que pintar una raya en la carretera. ¿No le parece que es una forma de humillarlo políticamente y no dar su brazo a torcer?

El carril bus es una manifestación pública de que incumplen el pacto, de que lo hacen a sabiendas y de que quieren seguir incumpliéndolo. Así de fácil. No se trata de hablar de humillaciones personales porque tampoco humilla el que quiere, sino el que puede. Pero sí es un gesto político, una humillación política, una forma de decir que no están cumpliendo el pacto ni tienen voluntad de hacerlo.

A eso le podríamos añadir que además no pasa nada. ¿No es ese el problema?

Bien, sí. Porque saben que de los dos cortafuegos que hablaba antes, hay uno que está funcionando. Hay otro que les haría pagar esa falta de respeto, que soy yo, y lo he dicho públicamente y lo mantengo. Puede ser que confíen mucho en el otro cortafuegos, que estén mejor informados ellos que nosotros de cómo está la situación al respecto, igual que supieron mejor que nosotros cómo se iba a firmar el pacto en su momento, pero a mí me hacen pensar en otras alternativas.

Yo expuse que el pacto con el PP en Santander era un suicidio político porque significaba llegar a un acuerdo con un partido que tenía todos los resortes controlados después de 40 años en el poder y que había que cumplir con nuestro compromiso de regenerar

Antes decía que se estaba negociando un pacto más exigente con el PP en Santander y, sin embargo, que el acuerdo fue más laxo porque vino impuesto desde Madrid. Nunca ha dado los detalles internos de aquellos días de negociación y quizás sea el momento de que lo cuente. ¿Cómo lo vivió?

Muchos de los actores principales en la negociación del pacto ya no están en Ciudadanos. Quien cerró el pacto con Javier Maroto en Madrid, y el que dijo cuando lo llamamos desde aquí que era inamovible fue José Manuel Villegas, que está ahora en una fundación ligada al PP. Y quien vino aquí a defenderlo personalmente, en una reunión en la que yo expuse que el pacto con el PP en Santander era un suicidio político, porque significaba llegar a un acuerdo con un partido que tenía todos los resortes controlados después de 40 años en el poder y que había que cumplir con nuestro compromiso de regenerar, ese fue Fran Hervías, que está ahora en la planta noble de la sede del Partido Popular en la calle Génova. Esos son hechos. Yo no sé si estaba ya previsto entonces o no lo estaba, a espaldas de la militancia de Ciudadanos, lo que sí sé es que ellos ahora no están y que el partido debería responder de alguna manera. En cuanto al contenido de los acuerdos, fue público. Nosotros salimos el jueves por la mañana con una propuesta que hicimos pública, y el jueves por la tarde, cuando expiraba el plazo, se acordó otra cosa desde Madrid. Se pueden comparar ambas alternativas.

Esas horas previas a la investidura, en plena negociación, abandonó el Parlamento de Cantabria, donde estaba reunido con otros dirigentes de su partido, visiblemente enfadado, solo unos minutos antes de que se hiciera público el acuerdo con el PP en Santander. ¿Qué pasó ahí? ¿Se planteó dimitir?

No sé si salí enfadado, pero el gesto seguro que era contrariado. Salí de ahí decepcionadísimo, con una sensación espantosa. Quizás ha sido el peor trago que he tenido que pasar no diría en mi vida, pero sí en mi vida profesional. Es que rompía todos los esquemas. La palabra dada, porque nos habían dicho que podíamos defender nuestras reivindicaciones y otros negociaban mientras a nuestras espaldas. Fue una sensación desagradable. Salía con la duda que tú mismo has expuesto antes. ¿Qué hago? ¿Sigo o lo mando todo a paseo?

Esa era la otra alternativa. Ha explicado reiteradamente que la dirección de su partido tomó la decisión del pactar con el PP en Santander y que usted es respetuoso con las directrices de su partido porque jamás va a ser un tránsfuga, pero siempre ha tenido en su mano no haber tomado posesión o renunciar en cualquier momento a su acta de concejal. ¿Por qué no lo hace?

Lo que hice al salir de ahí fue irme a mi casa, hablarlo con mi mujer, que es mi apoyo supremo, relajarme un poco y comenzar a hacer llamadas a la gente que me había apoyado para que me presentara como candidato. La respuesta fue unánime: “Estás ahí, vais a ser decisivos para gobernar, vais a poder hacer cosas. Adelante y aguanta mientras puedas”. Ese fue el mensaje.

Con otro pacto hubiéramos conseguido avanzar mucho más, yo creo que sí. Estamos ante un escenario más difícil, pero ya he explicado lo que había. Era o esto, o me rindo y tiro la toalla

Antes decía que, en su opinión, ese pacto con el PP era un suicidio político para Ciudadanos. ¿En qué le convierte eso? ¿En un kamikaze político?

No, a ver... Lo que yo dije en una reunión precisamente con Fran Hervías, cuando todavía podíamos pactar con unos o con otros, es que si entrábamos a gobernar con el PP nos iban a cortocircuitar porque tenían todos los resortes, porque conocen perfectamente la administración y tienen a gente de su color en determinados puestos y saben cómo tocando un botón pueden conseguir que las cosas no avancen. Nos lo han demostrado. Y eso dificulta enormemente lo que veníamos a hacer. No lo han conseguido paralizar del todo, pero si por ellos fuera, en la primera semana yo habría tenido que firmar el espanto de la reordenación urbanística de La Enseñanza, el pliego de redacción del Plan General, y la realidad es que estaría todo igual. Otra cosa es que de otra manera, con otro pacto, hubiéramos conseguido avanzar mucho más, que yo creo que sí. Tampoco creo en escenarios idílicos y estoy seguro que en un pacto a tres con otros partidos hubiera habido fricciones, es evidente. Lo estamos viendo en todos los pactos, pero la situación hubiera sido distinta, de mucha más igualdad de oportunidades entre los miembros del equipo de gobierno. El PP lo demostró muy rápido. ¿La Concejalía de Urbanismo para Ciudadanos? Sí, pero quedó la Concejalía de Obras para el PP, que en cuanto te descuidas lo paraliza todo. Se quedaron con la representación del Ayuntamiento en el Puerto de Santander, que es una parte esencial para una Concejalía de Urbanismo el tener una vía directa y el acceso inmediato con el Puerto. Cada vez que das un paso y no avanzas, miras para atrás, investigas un poco, y detectas rápido quién estaba echando el freno. Estamos ante un escenario más difícil, pero ya he explicado lo que había. Era o esto, o me rindo y tiro la toalla.

De lo que no hay ninguna duda es de que se utilizó a Santander como moneda de cambio en una negociación nacional en la que se priorizaron otras plazas.

Se negoció a nivel nacional y no se tuvo en cuenta la singularidad de Santander y de otros muchos puntos de España.

Y ahora mismo, las diferencias que mantiene con el Partido Popular, más allá de lo ideológico o del modelo de ciudad, ¿son también personales?

No, no. Yo pretendo que no sea así. Personalmente no tengo esa sensación. Tampoco nos vemos ni hablamos mucho, ni lo hacíamos antes. No son amigos míos, no se da el caso. La relación personal ni es un incentivo ni una causa de las diferencias. Ahora, cuando políticamente tengo que decir algo, lo digo. Y si sienta mal, lo siento. A mí me sienta muy mal que no cumplan con lo acordado. Hay una cuestión que me parece esencial que es el respeto a la palabra dada. Para la convivencia, para la normal resolución de las cosas... Y, evidentemente, no solo no lo está habiendo respecto al pacto con Ciudadanos, sino que se está produciendo una ostentación de que no quieren cumplirlo. Eso provoca que la situación política sea tensa y lo va a seguir siendo mientras actúen así, pero no va a afectar a la relación personal. Yo no he recibido ninguna falta de respeto en mi trato personal con la alcaldesa ni con ningún otro miembro del equipo de gobierno.

Sin embargo, llama la atención la distancia con la que habla de la alcaldesa, cuando deberían ser dos personas que trabajan juntas, codo con codo en el día a día del Ayuntamiento. ¿Eso no afecta a la ciudad?

Vamos a ver... Cuando te repartes áreas de competencia habrá puntos en los que tengas que confluir y para los que necesites hablar, y eso lo tenemos, pero para el ejercicio diario no tienes por qué hablar continuamente. Hay un modelo claro de gobierno, que es el que viene ejercitándose aquí en Cantabria durante los últimos 30 años, salvo la mayoría absoluta de Ignacio Diego, ya fuera PP-PRC o PSOE-PRC, en la que hay áreas estancas de gobierno y luego una cabeza visible que es el presidente, al que se acude cuando hay que negociar.

Nosotros pactamos el respeto y la independencia de nuestras áreas de competencia, y el modelo que ellos están ejecutando es el del ordeno y mando, yo soy la alcaldesa y decido sobre todo. Por lo tanto, no están respetando el pacto

Pero ese modelo se ha criticado ampliamente durante los últimos 30 años precisamente por incluir dos gobiernos en uno...

La cuestión es muy sencilla. Nosotros pactamos el respeto y la independencia de nuestras áreas de competencia, y el modelo que ellos están ejecutando es el del ordeno y mando, yo soy la alcaldesa y decido sobre todo. Por lo tanto, no están respetando el pacto. Ella quiere tener la última palabra y si no le gusta la propuesta que yo tengo para La Enseñanza, por ejemplo, sale y lo dice, e insiste en que hay que firmar lo que ya estaba previsto. No tuvieron la osadía de firmar por el concejal de Urbanismo, ¿verdad? Menos mal que no cometieron ese error... O ahora las declaraciones que ha hecho sobre la integración ferroviaria diciendo que hay que firmar en septiembre la propuesta que nos han hecho. Eso sería dar al botón de destrucción inmediata del pacto. Sería una cosa absolutamente inaceptable porque es un proyecto que va mucho más de lo anecdótico, como puede ser que estén jorobando las mañanas a muchos ciudadanos con un atasco forzado en el Paseo Pereda. Esto es otra cosa. Es un proyecto de 100 años. En esas cosas han sido más prudentes, de momento. Lo máximo que han hecho son declaraciones como las del otro día y espero que no crean que lo van a llevar a cabo.

La alcaldesa, mientras tanto, dice que el pacto con Ciudadanos “goza de buena salud” y está “sano”. ¿Cómo explica estas versiones tan contradictorias?

Ella lo sabe perfectamente porque lo hemos hablado. Y hemos hablado de la comisión de investigación sobre las basuras y de que hay que convocarla porque hace seis meses que se decidió. Lo sabe perfectamente, pero cuando lo que digo no le gusta, hace como que no lo oye. Y para ella claro que va bien el pacto, porque Ciudadanos solo tenía una obligación, una, que era hacerla alcaldesa. La cumplimos el primer día de legislatura. En cuanto se decidió. Punto. ¿El resto? Ella no lo cumple y dice que el pacto va bien. Pues no, no va bien. Es mentira, es mentira. Insisto: ella sabrá qué cinturón de seguridad tiene puesto para despreciar de una manera pública, como lo ha hecho, el cumplimiento del pacto con su socio de gobierno en el Ayuntamiento de Santander.

Valorar el cumplimiento del pacto es relativamente sencillo. El documento tiene tres páginas y se puede consultar en cualquier momento. ¿Por qué no hacen ese ejercicio?

Es mucho más sencillo aún. La alcaldesa debe creer que el pacto son esos diez puntos en los que ella dice que seis se han cumplido y cuatro no. No, no. Hay un preámbulo que habla de lealtad e información entre los socios, y eso se está incumpliendo desde el minuto cero. Que nos enteremos de la celebración de nuestros actos cuando ya han pasado, actos promovidos por la Concejalía de Cultura o por la de Deportes, y que de repente veamos en el periódico o leamos una nota de prensa que dice que la alcaldesa ha ido a inaugurar un acto, ¿cómo lo podemos interpretar? Es un incumplimiento absoluto de ese preámbulo. Luego, es verdad que han cumplido la bajada de impuestos que impusimos nosotros. Que no intenten vender ahora otra cosa. Nosotros nos comprometidos a apoyar como alcaldesa a Gema Igual y el resto son cosas que nosotros exigimos y ponemos por escrito para que ellos no lo puedan impedir. Nada más. En la bajada de impuestos, nosotros lo incluimos y ellos nos dicen que lo dejemos para el último año de legislatura, que si no la gente se olvida. No, no, no. Desde el primer año. Un montón de millones, cerca de 20 al final de legislatura solo en este concepto, que habrán estado en manos de los ciudadanos en vez del Ayuntamiento. Ahí lo han cumplido. ¿Carril bus? Obviamente no lo han cumplido. ¿Las escolleras? Aparentemente lo han cumplido, aunque por detrás han maniobrado de la manera que todos sabemos. ¿Integración ferroviaria? Ha salido el otro día diciendo que lo va a incumplir. Hay una voluntad clara de incumplimiento y de salir de vez en cuanto a decirlo.

En estos momentos están en cuestión los contratos de adjudicación de servicios públicos tan importantes como el de las basuras y limpieza viaria, aguas o parques y jardines. ¿Qué ha pasado en el Ayuntamiento de Santander para que la situación haya llegado a este punto y se hayan permitido durante años incumplimientos continuos a las concesionarias?

Que tenían que exigir el cumplimiento del contrato y no lo han hecho, simplemente. Y eso nos ha llevado a tener una ciudad como la que tenemos ahora, sucia y descuidada. Es tan fácil como eso. El Ayuntamiento tenía que haber tomado medidas ante las quejas de los ciudadanos por los incumplimientos, porque repercutían directamente en la calidad de vida de los vecinos, y no lo han hecho. Durante más de cuatro años, con los mismos problemas que hay ahora, con la misma falta de material, con una reducción de personal, el Ayuntamiento miraba para otro lado. Es así de sencillo. Hay alguien en el equipo de gobierno que no tenía interés en exigir el cumplimiento, y hacen un movimiento estratégico en el contrato de basuras como incoar cuatro expedientes sancionadores cuando ya se han celebrado las elecciones y ven que no tienen mayoría absoluta. Si nosotros llegamos a ser los socios de gobierno que ellos querrían, que es el ejemplo de los dos tránsfugas de la legislatura anterior, no habrían avanzado en la tramitación de esos expedientes y hubieran dejado tranquilamente que se agotara el contrato y probablemente se hubiese dado una prórroga. Esa es la diferencia que tienen que ver los ciudadanos de que nosotros estemos aquí. Por lo menos nosotros les ponemos freno.

En sus manos está también la redacción del futuro plan urbanístico para la ciudad. ¿De qué plazos estamos hablando en el escenario más optimista?

Que no se olvide una cosa: nosotros teníamos unos planes y llegó una pandemia que lo retrasó todo. Tenemos las propuestas ciudadanas después del proceso de participación. Recuerdo que participaron más de 2.000 personas, que es una cifra espectacular para una ciudad como Santander. Estamos ahora en la redacción de pliegos, que está muy avanzada, para adjudicar la redacción de un modelo de ciudad. Ese modelo de ciudad es la base de lo que después será la redacción del plan general. Tenemos ya formado un jurado de un nivel extraordinario, que se conocerán los nombres a su debido momento, con urbanistas de prestigio mundial. Simultáneamente, se ha previsto ya la convocatoria de un concurso de ideas para que cuando esté el modelo de ciudad podamos sacarlo. El modelo estará terminado dentro de un año, es decir, en el verano de 2022, y a partir de ahí, esos concursos de ideas y la licitación del plan general propiamente dicho, pero con las condiciones impuestas tras ese proceso de participación. Esa es la gran diferencia entre una legislatura y otra. Mientras tanto, estamos tirando del plan general de 1997 y haciendo modificaciones puntuales sin parar. Puede ser una solución perfectamente válida mientras se decide el modelo de ciudad. Aquí, como hemos dado un vuelco absoluto al urbanismo, en vez del interés personal de cuatro, como se venía haciendo hasta ahora, vamos a priorizar el interés general haciendo las modificaciones que la realidad exija. Todo esto lleva un tiempo, pero un tiempo bien invertido, tras un trabajo muy serio de la Dirección General de Urbanismo. Es el camino correcto.

Lo mencionaba ahora, y es evidente que la crisis sanitaria ha partido la legislatura en dos y ha cambiado muchas de las prioridades. ¿La negociación del Plan de Choque de Santander donde se ha alcanzado un mayor consenso de lo habitual, con la participación directa de los partidos de la oposición, le parece un modelo viable de cara al futuro?

Me parece imprescindible. Y no es casualidad. Cuando comenzó el confinamiento en marzo pasado, el modelo de funcionamiento del Ayuntamiento era absolutamente analógico. Todo era papel, todo eran carpetas de expedientes. En cuanto a la tramitación tecnológica hemos dado un salto de gigante y hemos conseguido avanzar mucho. Todavía no estamos en el ideal, pero sí tenemos un sistema que permite un seguimiento más efectivo. Y en cuanto a la tramitación política, el inicio del confinamiento fue muy preocupante. Cada uno de nosotros tenía que hablar con la alcaldesa, todo pasaba por ella. A las dos semanas dijimos que eso no podía ser, que tenía que producirse por lo menos una reunión semanal de todos los portavoces de los grupos políticos para que todos ellos expusieran su situación, sus propuestas, sus preocupaciones... Que se mantuviera un contacto permanente y fluido. Y digo una reunión a la semana porque es lo que se impuso al final, porque nosotros considerábamos que podía hacerse una reunión diaria si fuese necesario para que hubiera la máxima fluidez. Hubo reticencias por parte de la alcaldesa, que quería mantener la interlocución directa y exclusiva a través de ella. Gracias a que conseguimos esa reunión semanal, cuando recuerdo que estábamos todos encerrados en casa, se creó el ambiente necesario para diseñar un Plan de Choque consensuado, que no fuera solo del equipo de gobierno. Y lo sacamos adelante con el voto favorable de 26 de los 27 concejales del Ayuntamiento, y que en honor a la verdad, el 27 tampoco se opuso. Cuando ya no estábamos confinados en este año 2021, el modelo del Plan de Choque debería haber sido el mismo: reunión previa, propuestas y negociación conjunta. Pero en lugar de eso, la alcaldesa lo planteó como unos segundos presupuestos.

De hecho, este segundo Plan de Choque se ha enmarañado mucho más en la negociación que el primero y algunos partidos de la oposición cuestionan que incluyan partidas que no tienen nada que ver con la situación excepcional provocada por la crisis sanitaria. ¿Está de acuerdo?

Así es. Esa es la estrategia que le gusta al PP. Presentan sus propuestas, nos piden las nuestras en las áreas de competencia de Ciudadanos, y en cuanto consiguen un apoyo para sacar adelante el documento, consideran que ya no hace falta hablar con el resto. Ya en la negociación de presupuestos nos llevamos la desagradable sensación de que habíamos sido toreados, porque acudimos a reuniones con otros partidos en las que se propusieron cosas muy sensatas y que nos parecían razonables, que se podían incluir, y en cuanto tuvo que dar su visto bueno la alcaldesa, se negó en rotundo. Lección aprendida, pero cuando intentan hacer el segundo Plan de Choque de la misma manera es cuando los otros partidos empiezan a decir que así no. Y efectivamente se pasa a negociar con la otra fórmula, todos juntos, y se aceptan cuestiones importantes que presenta la oposición. Incluso, algunas cosas con las que yo no estaba de acuerdo, pero eso es negociar. Pero solo lo sacamos adelante cuando desmontamos el modelo que le gusta al Partido Popular, que prefiere la negociación uno por uno y en cuanto tengo el apoyo de Vox... sé que ya no tengo que negociar con más. Ojalá que cuando vayamos a asuntos de gran importancia para la ciudad, esta fórmula de consenso sea el modelo.

Con Vox, además de proponer algunas barbaridades que no podemos compartir, es que se dedica a intentar borrarnos del mapa. Estaríamos muchísimo más cómodos pactando con otros partidos que sacando temas adelante con el apoyo de Vox que consiguió el PP

Le quería preguntar precisamente por ese concejal 27 al que hacía alusión antes. El equipo de gobierno PP-Ciudadanos no tiene mayoría en el pleno y ha tenido que acudir reiteradamente al único representante del Vox en el Ayuntamiento, que ha servido para aprobar los presupuestos, por ejemplo. Es llamativa su mala relación personal con Guillermo Pérez-Cosío. ¿A qué se debe?

A que él sí superó los límites de la falta de respeto personal con la gente de mi equipo, con insinuaciones y difamaciones permanentemente dirigidas a lo personal, y yo por ahí no paso. Por eso mi relación con él es mala. Ha insinuado mentiras que afectan la honor personal de mi gente, y eso no lo permito. Eso no ha ocurrido por ejemplo con el Partido Popular, que en ningún caso ha caído en ese ataque personal. Pero que me lleve bien o mal con él no afecta a lo que yo vote. Nosotros votamos en función de lo que se presenta, y si repasas los acuerdos plenarios verás que hay muchas propuestas de Vox que hemos votado a favor, porque si presentan algo razonable tendrá mi voto a favor. Luego, me caerá muy mal o me caerá muy bien, pero voto a favor de la propuesta. Lo que sí te voy a matizar es que el equipo de gobierno haya buscado reiteradamente el apoyo de Vox. El Partido Popular ha buscado el apoyo de este concejal de Vox, pero yo hubiera preferido en muchas ocasiones el apoyo de otros partidos para sacar adelante unos presupuestos o algunos otros asuntos, sin la más mínima duda. Como en eso sí se ha respetado que tenemos áreas cerradas y a mí no me va a cambiar un tercero lo acordado dentro de mis áreas, aunque lo haya intentado, pues no me genera tanto problema. Intentó borrar del mapa a Ciudadanos y a las concejalías que nosotros controlamos. Llegó al ridículo supremo con el segundo Plan de Choque, cuando intentó repetir la jugada y luego salió muy dolido diciendo que iba a ir a los tribunales. Evidentemente, nosotros no estamos buscando el acuerdo con Vox. Ahí hubo una cuestión estratégica durante la campaña electoral en Madrid, que supuso no negociar con Vox ni tampoco con Unidas por Santander, que en lo personal fue injusto porque si hay una persona razonable y que merece todo mi respeto es Miguel Saro, el concejal de Izquierda Unida, pero que tenía un mensaje político: con el Podemos que está diciendo esas cosas en Madrid no podemos pactar y ese Podemos está dentro de esta coalición. En lo personal, no hubiera actuado así y hablé con Miguel Saro para trasladárselo. Con Vox está claro: además de proponer algunas barbaridades que no podemos compartir, es que se dedica a intentar borrarnos del mapa. No consiguió absolutamente nada de lo que pidió. Estaríamos muchísimo más cómodos pactando con otros partidos, con las cesiones que hubiera que hacer, que sacando temas adelante con el apoyo de Vox que consiguió el PP.

Antes de acabar, un par de preguntas en clave interna. ¿Qué ocurrió con la dimisión como concejala de su compañera María Luisa San Juan, que nunca se ha llegado a explicar del todo?

Que se encontró con una Concejalía que era un verdadero infierno, en el sentido de la carga de trabajo, que es terrible. El primer año y pico aquí ha sido durísimo. Primero, porque no conocíamos las necesidades, y después, cuando ves el problema y encuentras la solución, no se podía porque siempre había alguna manera de evitarlo. Ella tenía, en el reparto de concejalías, dos áreas enormemente exigentes no ya en el trabajo diario de oficina, sino de representación pública, de manera que no tenía vida. Viernes, sábados, domingos, todas las tardes... Es un trabajo muy agobiante y llega un momento en el que no le compensa. Es una decisión absolutamente personal. No hubo ningún rifirrafe político, ningún problema de partido ni nada parecido. De hecho, después de que ella tome esta decisión hemos hecho cambios en el reparto de competencias que ha evitado cargar tanto peso público un solo concejal.

La crisis de Ciudadanos es consecuencia de un error estratégico garrafal, que fue empezar a hablar de con quién pactamos en lugar de hablar sobre qué pactamos. Eso provocó un batacazo espectacular. Eso y las indecisiones. Hoy digo esto, mañana digo lo otro

Y a nivel nacional, ¿cómo está viviendo la descomposición de Ciudadanos y la sangría de votos en las últimas elecciones celebradas?

Con mucha tristeza. Haciendo un análisis frío, creo que la crisis de Ciudadanos es consecuencia de un error estratégico garrafal, que fue empezar a hablar de con quién pactamos en lugar de hablar sobre qué pactamos, que es lo que se debería haber seguido haciendo. Eso provocó un batacazo espectacular. Eso y las indecisiones. Hoy digo esto, mañana digo lo otro... Es una consecuencia todo ello de los pactos de las elecciones autonómicas y municipales. El gran batacazo algunos lo atribuyen al 'no es no' a Pedro Sánchez, pero yo creo que es responsabilidad de desilusionar a muchos votantes convencidos de que íbamos a echar en unos sitios a un PSOE que llevaba gobernando 40 años, y en otros sitios a un PP que llevaba gobernando 40 años, y que se sintieron decepcionados. Si te voto para que limpies debajo de la alfombra y no lo haces, voto a otro. También hubo una clarísima intención de influir de los medios, y no lo digo como crítica, porque nosotros nos inflamos de una manera que no era razonable de repente. De una semana a otra pasamos de tener el 10% al 22%. Eso no era posible. Hubo una clara voluntad de quienes tenían capacidad de influir de alimentar a un partido, como antes hubo otras voluntades de potenciar el crecimiento de Podemos, al que se le dio una difusión nacional que permitió los resultados que tuvo. Y cuando no se hizo lo que quienes habían inflado este globo querían que hiciéramos, ha habido la voluntad absolutamente contraria, la de hacernos desaparecer, y pasamos en las encuestas de equis a una cuarta parte de equis. Algunos medios directamente han pasado a ignorarnos. En Madrid eso ha sido terrible, después de una campaña magnífica de nuestro candidato, Edmundo Bal. Ni siquiera criticaban a Ciudadanos, directamente no existíamos.

¿Y cree que hay margen para revertir esa tendencia a estas alturas?

En esto hago una valoración muy personal, la de un concejal de una ciudad de provincias. Me acuerdo de una película, bastante floja, que se llamaba 'El vuelo del Fénix'. Un avión se estrellaba en el desierto y los pasajeros conseguían con los restos hacer otro avión que podía volar. Se estaban muriendo de sed y tenían una única bala para hacer arrancar el motor. A nosotros nos queda una única bala y tampoco sé si será suficiente, si podremos arrancar el motor o nos vamos a quedar aquí. Pero hay que usarla. Esa bala es hacer lo que prometimos, esa bala es regenerar en los sitios en los que nuestro apoyo es imprescindible para ello y no lo hemos hecho. Donde no hemos cambiado a los que llevan toda la vida.

¿Cómo debe ser utilizada esa bala en Santander para que Ciudadanos no desaparezca en las próximas elecciones municipales?

Ya digo que no sé siquiera si será suficiente, porque la gente se cree que esto es tan sencillo como que a mí me autoricen a negociar con otros partidos que puedan propiciar una moción de censura que yo pueda apoyar, pero no es tan simple porque yo no tengo claro que los partidos de la oposición estén dispuestos ya a hacer ese movimiento. Por tiempo y porque algunos están empezando a hacer cálculos electorales a dos años con varios escenarios. A veces se nos olvida, cuando a nosotros nos acusan de que las decisiones en Ciudadanos se toman en Madrid, que en otros partidos se deciden las cosas en Polaciones...

De los partidos que podrían liderar una moción de censura en Santander, haciendo cálculos electorales como los que menciona, el menos interesado en estos momentos sería el PRC. ¿Ve a los regionalistas con otras intenciones?

Pues eso, tú lo has dicho. Está bien que la gente haga esas reflexiones para que los que acusan de que no hay pacto porque Ciudadanos no ha querido, que cada uno se haga responsable de sus decisiones. Cada uno defiende sus intereses y el PRC también lo hace. Las cosas como son.

Haga una predicción. ¿La legislatura acabará con el actual equipo de gobierno PP-Ciudadanos?

No lo sé.

¿No pone en la mano en el fuego?

No, porque tampoco depende de mí exclusivamente. Primero, porque no es una decisión que pueda tomar yo sin el visto bueno de mi partido, y después porque el Partido Popular puede tomar decisiones que nos aparten del gobierno también. Esa es la realidad. Y es la realidad desde el minuto uno y así lo vengo exponiendo, pero creo que no empapa la idea. Nosotros nos quejamos de los incumplimientos y ellos mañana pueden decir que hasta aquí hemos llegado. Es lo que hay.

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