Cristina Guijarro, neuróloga en Cuenca: “Descubrimos que perder el olfato era síntoma preCovid”

Hasta ese momento –a mediados de junio– no se contemplaban como síntomas de la Covid-19, pero los resultados del Registro NeuroCovid-19 creado por la Sociedad Española de Neurología (SEN), puso sobre la mesa la relación directa de ciertas manifestaciones neurológicas con esta enfermedad, más allá de los problemas respiratorios que ocasionaba. Así, por ejemplo, se determinó que la pérdida del olfato o anosmia era en realidad un síntoma precoz de la COVID-19 y quien lo estaba padeciendo lo más probable es que estuviera infectado por coronavirus.

En esta y otras conclusiones de este estudio multicentro de pacientes con manifestaciones neurológicas de COVID-19 tiene mucho que decir una neuróloga del Hospital Virgen de la Luz de la capital, Cristina Guijarro, quien participó de manera muy destacada en esta investigación, que, por cierto, fue publicada hace unas semanas en la revista especializada de alto impacto ‘Journal of Neurological Sciences’, incluyéndola entre los diez autores principales del estudio, junto al castellanomanchego Fernando Romero, neurólogo del Hospital Universitario de Guadalajara.

Guijarro no duda en resaltar la relevancia de estos hallazgos, porque “a raíz de esta investigación, el Ministerio de Sanidad cambió su estrategia e incluyó manifestaciones neurológicas, como la pérdida del olfato, la mialgia y el dolor de cabeza, como marcadores precoces de COVID, lo que, sin duda, arrojaba algo de luz sobre esta enfermedad tan desconocida en ese momento y que estaba desbordando el sistema sanitario”. Eso sí, tal y como detalla, éstos se han asociado con una infección leve por coronavirus, mientras que otras manifestaciones neurológicas, como el síndrome confusional, los síntomas neuromusculares y los ictus, se relacionan más con casos de mayor gravedad.

Registro NeuroCovid-19

Éstas son algunas de las conclusiones a las que se llegaba después de analizar los datos del Registro NeuroCovid-19 de la SAE, que recoge 233 casos de pacientes con manifestaciones neurológicas de coronavirus, aportados desde el 16 de marzo al 9 de julio de 2020, por un total de 98 neurólogos de 14 comunidades autónomas del país, entre ellos, la doctora Guijarro.

Los pacientes con COVID de este registro incluían 74 combinaciones de diferentes manifestaciones neurológicas. Las más frecuentes fueron ictus (27%), síntomas neuromusculares (23,6%), síndrome confusional (23,6%), pérdida de olfato (17,6%), dolor de cabeza (12,9%) y convulsiones (11,6%).

La edad media de los pacientes era de 61,1 años, siendo el 42,1% mujeres, y se registró una mayor proporción de éstas entre los pacientes con síndrome confusional, anosmia y dolor de cabeza.

En esta investigación también se analizaron los tratamientos recibidos por los pacientes de este registro nacional. El fármaco más utilizado fue la cloroquina/hidroxicloroquina, que se administró al 89 por ciento. Le siguieron el lopinavir/ritonavir, con el 63%; los corticoesteroides, con el 37%; y la azitromicina, con el 29,4%.

En un nuevo estudio, Guijarro ha constatado que la pérdida del olfato persiste un año después en el 10% de los pacientes

Persistencia

En cuanto a la duración de los síntomas neurológicos, indicar que se alcanzó una media de 17,7 días, si bien se detectó que perduraron durante un tiempo en el 33% de los pacientes, una vez habían superado la enfermedad, en especial la anosmia o pérdida del olfato, que se llegaba a prolongar durante varios meses.

Persistencia ésta que no ha dejado de estudiar la neuróloga conquense, más allá de la investigación del registro de la SAE. En concreto, ha estado inmersa en otro estudio, aún sin publicar, en el que ha hecho el seguimiento a esos pacientes con pérdida de olfato y ha determinado que uno de cada diez no lo ha recuperado un año después.

Conclusiones, por lo tanto, que, a su juicio, han sido importantes en la lucha contra la Covid y que han contribuido a que, por ejemplo, “se haya combatido esta tercera ola con más eficacia que la primera, cuando esta enfermedad era una total desconocida para todos”.