500 años de la batalla de Espadán: la tragedia de los núcleos mudéjares de Onda
En el año 2026 se cumplirán 500 años de la batalla de Espadán, un episodio trágico que marcó profundamente la historia de Onda y de su sierra. En aquel conflicto, un ejército cristiano de hasta 7.000 soldados masacró la población mudéjar que se había sublevado contra la imposición del cristianismo. Los efectos no solo fueron inmediatos, sino que alteraron por generaciones la composición social, la toponimia, la economía y la vida cotidiana de los núcleos mudéjares.
Este capítulo de la historia de Onda fue abordado en el marco de la conmemoración de la efeméride, por Ismael Xiva, quien ofreció el viernes la conferencia “500 aniversari de la Revolta de la Serra d’Espadà (1526): una visió des d’Onda” (500 aniversario de la Revuelta de la Sierra de Espadán (1526): una visión desde Onda). En el acto, organizado por Compromís, Xiva explicó la represión vivida por los mudéjares de los núcleos de Onda, la Morería, Artesa y Tales, y las consecuencias de la batalla sobre la demografía, la economía y el paisaje cultural. El acto sirvió como ejemplo de cómo la memoria histórica puede servir de lección en el presente, especialmente ante discursos actuales que defienden deportaciones o discriminaciones.
Los mudéjares de Onda, concentrados en los tres núcleos conocidos como la Morería, Artesa y Tales, fueron víctimas de represalias severas. Hombres con nombres como Alí, Mahomat o Hamet se vieron obligados a adoptar nombres cristianos –Joan, Jaume, Miquel o Pere– y apellidos como Blanco, Roig, Pardo, Eiximeno, Carbonell o Sabater. Las multas y las confiscaciones fueron muy graves: la Morería y Artesa pagaron 5.500 sueldos, y Tales, 3.000, mientras que pueblos enteros como Benialí, hoy parte de Aín, desaparecieron completamente.
La batalla de Espadán provocó la muerte de miles de personas y la reestructuración total de la sociedad mudéjar. Los supervivientes fueron forzados a convertirse al cristianismo, y sus patrimonios se redistribuyeron entre los vencedores. La toponimia todavía recuerda aquel episodio: nombres como el barranco dels Morts, el pico Batalla, Fossaret o el barranco de Almansor mantienen viva la memoria de la devastación.
El papel de los mudéjares y su represión
Los mudéjares valencianos, musulmanes con un estatus reconocido, se vieron atrapados en un conflicto que no podían ganar. La población del término de Onda pasó de 535 habitantes mudéjares en 1510 a 450 después de la batalla, muchos de ellos concentrados en Tales, ya convertidos al cristianismo. La Vall d’Almonesir, con más de 300 casas antes del conflicto, quedó reducida a 180 en 1563, repartidas entre varios pueblos como Aín, Algímia, Xinquer, Gaibiel y Matet.
Las ejecuciones, las confiscaciones y las desapariciones eran habituales: Alí Chaupí y Hamet Madra, vecinos de Artesa, murieron en combate, mientras que Mahomat Moharich fue juzgado, condenado a muerte y descuartizado como jefe de la rebelión. Los vencedores se repartieron las cosechas y las tierras confiscadas: el batle real de Onda recibió 24 cahíces, 10 barchillas y 3 almudes de maíz entre noviembre de 1526 y enero de 1527.
Además de la represión material, se impuso una conversión forzosa y las mezquitas de Tales y Artesa se transformaron en iglesias. Las nuevas parroquias, como la de San Juan en Tales, y las vicarías de la Morería y Ribesalbes, evidencian la profundidad de la transformación religiosa y cultural.
El legado demográfico y económico
El despoblamiento y la pérdida de riqueza afectaron a toda la sierra. La desaparición de pueblos enteros y la reducción de la población en los valles más productivos evidencian la magnitud del trauma. Los que no murieron en combate o no fueron juzgados tuvieron que reorganizar su vida dentro del nuevo orden cristiano. Algunos aprovecharon la situación para adquirir tierras confiscadas, como Alí Suleimen, de Artesa, que no se adhirió a la revuelta.
La batalla de Espadán, lejos de ser un episodio anecdótico, transformó definitivamente la red social y económica de la zona y dejó marcas que se perciben hasta hoy.
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