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Ecologistas en Acción alerta de la tentación de los gobiernos de apostar por el ladrillo como “salida equivocada” de la crisis

La playa de San Gabriel, en Alicante.

Emilio J. Salazar

Alicante —

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Ecologistas en Acción alerta “del peligro que acecha en la desregulación urbanística como una salida equivocada a la crisis social y económica en la que ha derivado la crisis sanitaria”. En su informe 2020 sobre Banderas Negras, el colectivo afirma que cada vez son más las autoridades regionales que están mostrando su preferencia por tirar una vez más del ‘ladrillo’ como solución a estos problemas“.

Esta es una de sus conclusiones a nivel estatal del grupo de trabajo que ha elaborado el informe número 15. “La costa es una de las primeras víctimas de este tipo de desregulaciones que pretenden permitir la construcción en las pocas zonas que se había conseguido mantener sin urbanizar”, señala el documento. “Esto se produce cuando todos los estudios aconsejan aumentar la protección de la costa como factor necesario en la lucha contra el cambio climático”, aseveran los autores y autoras del estudio.

A este respecto, y tras analizar los 400 kilómetros de las costas valencianas, la sección autonómica de Ecologistas en Acción ha otorgado una de sus banderas negras a la provincia de Valencia por “la mala gestión” del puerto de la capital de provincia. “Se quiere seguir ampliando el puerto por la parte norte, despreciando el impacto que ya ocasiona y provocando más daño en la costa, pudiendo destruir zonas con un alto valor ecológico y que son importantes conservar, especialmente porque las zonas dunares son nuestra defensa natural frente al cambio climático, la subida del mar y el aumento de la fuerza y frecuencia de los temporales como el Gloria”, resaltan.

Con la construcción del dique de la ampliación Norte, ya realizado, “el daño y la erosión de las playas al sur del puerto son más que evidentes, pérdida de arena en la playa y las primeras dunas del cordón dunar aguantando la erosión”, apuntan. Asimismo, pronostican que “en cada temporal el daño va a seguir aumentando ya que estas playas han perdido el equilibrio debido a cambios en la hidrodinámica de la zona al aumentar el tamaño del espigón en la ampliación norte”.

A esta ampliación, recuerdan, habría que sumar que, con la ampliación prevista de muelles y la prolongación del dique de cierre, ello lleva asociado un nuevo acceso norte al puerto de camiones y tren “que generará congestión viaria y contaminación atmosférica que se sumaría a la que ahora genera el Puerto en sus actuales condiciones, en el que entran y salen alrededor de 6.000 camiones diarios”.

Y es que “buena parte de la contaminación del aire (óxidos de nitrógeno y partículas) que soporta la ciudad de València procede de la actividad portuaria debido a la entrada y atraque de barcos que mantienen los motores encendidos, así como del tráfico de camiones que transportan contenedores. Cualquier incremento del volumen de buques y cargas, supondrá un incremento de esas emisiones, afectando especialmente a los barrios del distrito marítimo”.

Más banderas negras

Ecologistes en Acció también resalta, como ejemplo de contaminación en la provincia de Valencia, la playa de la Medicalia. Perteneciente al término municipal de Puig, repite con el galardón de Bandera Negra otorgado en 2017 por registrar contaminación por aguas residuales sin tratar correctamente.

A este respecto, tira de las orejas a la Conselleria de Transición Ecológica por poner cloradoras en las salidas de las acequias. “Usar el cloro para tratar de solucionar los problemas de contaminación de las playas no es solucionar el problema que afecta a la costa”, sentencian. “Es necesario encontrar y conocer los puntos de vertidos que incumplen la normativa y dar solución a través de sistemas de depuración de aguas residuales, incluso valorar la idea de implementar filtros verdes para disminuir la carga de contaminación orgánica que llega al mar y evitar esos altos niveles en la playa”, proponen.

En Alicante, la depuradora próxima a la playa de San Gabriel, en la capital de provincia, “es el gran factor contaminante”. “Sufre los efectos del aporte contaminante de grandes vertidos de nutrientes en una zona con baja dispersión de los mismos, generando una eutrofización muy elevada, con la consiguiente contaminación y baja calidad del agua”, denuncian los autores. El informe de este 2020 también incide “en la irregularidad que desde el año 1995 sufre el emisario de la depuradora, pues el trámite de autorización de vertidos no ha sido resuelto desde que se inició su actividad”.

Más al sur, en Guardamar del Segura, la playa urbana de Babilonia está ocupada en la primera línea por construcciones levantadas a partir del año 1929. Las casas, inicialmente casetas para pescadores que se fueron convirtiendo en chalets adosados, fueron una concesión administrativa que se ha ido prorrogando y modificando en sus condiciones conforme se han sucedido la Ley de Costas del 88, y posteriormente del 2013. Los vecinos han recurrido sistemáticamente el fin de las moratorias y la última de ellas expiró en agosto de 2019, pero el conflicto con las distintas Administraciones implicadas, Ayuntamiento, Costas y Ministerio de Medio Ambiente, continúa, recuerdan los ecologistas.

Algunas de estas casas se hallan en estado de ruina, con los tejados hundidos y las fachadas derribadas por la fuerza de las olas durante los temporales de levante. Varias han desaparecido completamente y los escombros han sido retirados por Costas, y también están dañados parte de la calzada y el asfalto de una vía, que se sitúa a la espalda de las casas, debido a la acción del oleaje. El informe critica la dejadez del consistorio, que no hace trabajos de mantenimiento “porque no hay espacio suficiente para que pasen las máquinas limpiadoras”, y la ausencia de un plan por parte de Costas, que se ha limitado al derribo de algunas casas en los últimos años.

Por último, en Castellón, la playa de Les Fonts, en Alcosebre, también recibe una bandera negra por la contaminación por aguas residuales, con niveles concentrados de la bacteria E. Coli, que “puede causar diarrea hemorrágica, insuficiencia renal y hasta la muerte en niños y en adultos con sistemas inmunitarios debilitados”.

Por su parte, las playas del Fortí-Fora Forat-Cervol, en el municipio de Vinaròs, destacan por la “mala gestión” de un Ayuntamento que lleva desarrollando desde 1970 actuaciones urbanísticas “para ganar suelo urbanizable en suelos inundables”. “Las aguas de la zona eran cristalinas y con una abundante biodiversidad. Hoy la realidad ha cambiado enormemente, con regeneraciones litorales, aportes de arenas de machaqueo de canteras, fondos marinos irregulares, turbidez en sus aguas, fuerte erosión marina, episodios recurrentes de contaminación, etc. Nada que ver con lo que fue este bonito tramo litoral y su desembocadura (llena de biodiversidad, un humedal vivo y su zona de saladares, donde los chorlitejos patinegros criaban y las múltiples especies migratorias descansando en sus aguas salobres)”.

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