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Ni maternidad ni subrogación, hablamos de economía

Mercedes Caballero

El lenguaje políticamente correcto admite en ocasiones disfrazar las afirmaciones con velos opacos y la denominada gestación subrogada no ha escapado a las garras de las medias verdades. La iniciativa de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados para regularla en España fue sin duda un reclamo de este partido político para copar el escenario mediático, una vez más.

Aquí como en todo cada uno tiene su opinión y no es uniforme dentro de los mismos círculos, pero una cosa es la percepción personal y otra muy distinta la realidad social, jurídica y económica de los vientres de alquiler. Y si es exigible a tod@s los representantes políticos, con más razón las mujeres con responsabilidades públicas no nos deberíamos olvidar de poner en marcha políticas feministas que acaben con las discriminaciones salariales, con los techos de cristal, con la invisibilidad y por supuesto con cualquier tipo de mercantilización del cuerpo de las mujeres. Tenemos que exigir equidad y raciocinio en la gestión pero también en las declaraciones públicas ya que cualquiera de ellas tiene una repercusión que escapa a nuestro control e influye sobre terceros. Y la responsabilidad es mayor cuanto mayor es el poder que se ejerce.

Ni soy ni pretendo ser especialista en tema tan complejo, pero entre las que sí lo son – y hablo de “las” porque la mayoría de las personas que mejor formadas están en el tema que nos ocupa son mujeres – la posición respecto a la subrogación es mayoritariamente contraria. Los versos sueltos hablan de libertad de la mujer para hacer con su cuerpo lo que quiera, del deseo – que confunden con derecho- a ser madre o padre de esas personas a las que la biología se lo impide, de la contradicción de permitir la donación de un órgano y no un niñ@... El argumento que más me indigna es aquel que tirando de sensiblería me quiere vender que hay mujeres que lo harían sin pensarlo dos veces si un familiar o amigo cercano lo “necesitara”. Perdonen pero la subrogación no va de eso, háganme el favor de no bajar a temas personales porque todos conocemos a alguien y el argumento del “buenismo” por alquilar tu útero roza el insulto.

L@s que tenemos la responsabilidad de legislar debemos hacerlo para la mayoría y las leyes se plantean y aprueban para el desarrollo de derechos, no de deseos. No podemos legislar a favor del alquiler de vientres para que mi amiga o mi hermana cumplan su deseo de tener entre sus brazos el bebé que la naturaleza le niega.

La denominada gestación subrogada no es sino un nuevo invento de prostitución femenina, una nueva manera de explotar a las mujeres, física y psicológicamente, y sobre todo un nuevo y lucrativo tipo de negocio, porque en realidad no hablamos ni de maternidad ni de subrogación, hablamos de economía.

Algunas de las recientes aportaciones al debate se contradicen respecto al tema económico ya que por una parte defienden la contribución que supondría para acabar con la explotación de esas mujeres que actualmente se contratan en el extranjero y mantienen que es urgente una regulación en la que “no cabe negocio”, pero matizan que habría que establecer una indemnización acorde a lo que supone un embarazo.

¿Pagarle a una española no es explotarla?, ¿pagarle a una mujer nacida en el territorio sobre el que se legisla no es contribuir a la feminización de la pobreza?. La probabilidad de encontrar mujeres españolas sumidas en situaciones económicas similares a las de los países más pobres del mundo no es tan difícil, y menos a mujeres que harían cualquier cosa a cambio de una buena cantidad de dinero que las sacara momentáneamente del bache. Pero sobre todo parece mentira que no sean conscientes de la facilidad que le darían a las mafias organizadas para explotar una nueva vía de enriquecimiento personal a costa del cuerpo de la mujer.

Trabajemos contra ello y apoyemos a las personas que quieren ser madres/padres agilizando trámites y facilitando las adopciones. Arreglemos los problemas de l@s ciudadan@s y cubramos sus necesidades pero por favor, no nos metamos en charcos fangosos en los que nadie tiene posibilidad de salir sin barro en los zapatos.

Mercedes Caballero es diputada del PSPV-PSOE en las Corts Valencianes.

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