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El misterio de la reaparición de la Virgen medieval de Cabanes en una colección privada

La Virgen medieval de Cabanes, en primera fila a la derecha, custodiada por miembros del Servicio de Recuperación Artística en 1941

Lucas Marco

Valencia —

Al cura de la iglesia de Cabanes se le apareció la Virgen cuando un historiador del arte le enseñó el catálogo de una exposición. Una de las piezas artísticas era idéntica a la escultura medieval de su parroquia que estaba desaparecida desde la posguerra. El sacerdote, tras consultar al obispo, denunció ante la Guardia Civil la reaparición -al parecer, en una colección privada barcelonesa- de la Virgen de Santa María de Cabanes, un municipio castellonense de 2.889 habitantes. La Fiscalía provincial ha abierto diligencias de investigación penal y agentes de la Guardia Civil especializados en patrimonio siguen la pista del propietario de la colección.

Los vaivenes de la Virgen de Cabanes desde la posguerra franquista son un misterio.

Pedro Saborit Badenes, delegado para el patrimonio cultural de la Diócesis de Segorbe-Castellón, pidió a los responsables de la Conselleria de Educación y Cultura que investigaran el “paradero actual” de la pieza. En su escrito, al que ha tenido acceso este diario, Saborit asegura que “se trata de la misma escultura” y tilda la enigmática reaparición de “presunto caso de expolio”.

Comparando dos fotografías antiguas de la Virgen con la imagen del catálogo, los historiadores del arte Sonia Cercós y David Montolío llegan a la conclusión “y casi a la total certeza que, ante la coincidencia de morfologías, daños, línea de pliegues, perfiles, secciones, decoración y colores”, se trata de la misma pieza artística. Una fuente policial especializada en delincuencia contra el patrimonio explica que en este tipo de casos la existencia de fotografías originales de las piezas resulta de gran ayuda para averiguar su origen.

La escultura en madera policromada pertenecía desde la segunda mitad del siglo XIII a la Iglesia de Sant Joan Baptista de Cabanes. En la primera fotografía de la pieza, tomada en 1919, aparece deteriorada y sin una de sus manos.

La Virgen medieval sobrevivió a la violencia iconoclasta durante el largo verano de la anarquía de 1936 y fue custodiada por la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes del Gobierno republicano. La pieza acabó depositada en la Casa de la Beneficencia de Castellón.

Las tropas franquistas ocuparon la ciudad el 14 de junio de 1938. Diez días después, un informe del Servicio de Recuperación del Tesoro Artístico del bando sublevado, incluía en su sección sobre esculturas de Cabanes a la Virgen, que estaba “muy maltratada”. Además, en una fotografía -probablemente tomada en 1940- la talla medieval aparece de nuevo, expuesta junto a otros objetos artísticos en el Claustro de los Dominicos.

Según sostienen varios especialistas, la figura nunca fue restituida y acabó en el Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón, aunque el Gobierno, en una respuesta al senador de Compromís y vecino de Cabanes, Carles Mulet, considera que “no existe documentación” que demuestre que “estuvo depositada en dicha institución”. Sin embargo, el médico y escritor Ángel Sánchez Gozalbo dejó anotado -en 1949- en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura que la talla medieval se encontraba en el Museo Provincial.

58 años después, tras perdérsele la pista, la Virgen reapareció durante cuatro meses en una exposición de obras inéditas en el Museo Diocesano de Barcelona. ¿Qué fue de esta pieza medieval durante más de medio siglo? Es más, ¿dónde está la escultura desde que estuvo expuesta hace doce años?

Aunque se trata de una investigación preliminar, la Guardia Civil cree que es posible que sea la misma talla de la Virgen de Cabanes. Según fuentes cercanas al caso consultadas por eldiario.es, los investigadores especializados en patrimonio de la Benemérita han pedido al Museo de la Diócesis de Barcelona la póliza de seguro que detalla los propietarios de cada una de las piezas artísticas expuestas en 2007. Así, el siguiente paso, una vez identificado el propietario, sería la incautación de la pieza -si es que la conserva- para un estudio más detallado que aclare definitivamente el misterio.

La escultura se exhibió durante cuatro meses en la exposición Europa en art. Del romànic al renaixement del Museo Diocesano de Barcelona, dependiente del Arzobispado de la capital catalana. Contó con el patrocinio de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, que estuvo representada por el entonces eurodiputado de CiU, Ignasi Guardans. La muestra incluyó, según el catálogo, unas 60 “obras inéditas procedentes de diversos lugares de Europa”.

Los historiadores del arte que descubrieron a la supuesta Virgen de Cabanes desaparecida sostienen que en la exposición participó de alguna manera la empresa Gustav Heess SL, de origen alemán y fundada en 1897, que promueve el mecenazgo cultural y las exposiciones de arte. Según apuntan, “en el momento de la muestra, parece ser que (...) la posible imagen de Santa María de Cabanes, formaba parte de dicha colección particular o de alguna otra relacionada con la institución”.

Á. G. S. L., responsable de la mercantil, niega poseer la pieza de la discordia. En una conversación telefónica mantiene que su empresa únicamente hizo una aportación económica para la exposición. Según diversas fuentes, las obras expuestas formaban parte de una “buena colección” barcelonesa. Varios especialistas realizaron un estudio técnico de las obras, almacenadas en un piso del Paseo de Gràcia de la capital condal.

El comisario de la exposición, consultado por este diario, aduce que no está autorizado a revelar quién es el propietario. José Antoni i Pitarch, catedrático jubilado de Historia del Arte de la Universitat de Barcelona y de origen castellonense, mantiene que únicamente comisarió la muestra y celebra que se haya podido identificar la pieza desaparecida. Sin embargo, considera que no hay pruebas para determinar que se trate de un presunto expolio. “Pudo ser vendida por un cura tras la Guerra Civil, en los años 40 desparecieron muchas obras”, apostilla José Antoni.

Hasta que la investigación judicial aclare el misterio, en la Iglesia de Sant Joan Baptista de Cabanes sólo queda una reproducción de la pieza, encargada en 2011 al artista Antonio Bartolo Gregori con la intención de recuperar “la memoria histórica de la primera imagen de la Virgen que se veneró” en la parroquia. La copia ha adaptado los rasgos de la Santa María a los tiempos actuales. Según explica el cura, “no tiene la cabeza en forma de pepino como la original”.

El padre Albert reza ahora por que la escultura auténtica regrese al lugar al que pertenece desde el siglo XIII.

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