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Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

El periódico en el que tiene acciones Ximo Puig ganó 750.000 euros y repartió dividendos meses antes de la quita de 1,3 millones

Ximo Puig contesta preguntas a los periodistas.

Sergi Pitarch

Pecsa, la sociedad propietaria del periódico Mediterráneo de Castelló y en cuyo accionariado participa el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, con el 1,16% de las acciones, volvió a presentar en 2018 unos resultados espectaculares dentro de su sector, la prensa editada en papel. El rotativo ganó 750.000 euros y repartió ganancias entre sus propietarios, con lo que recogió también dividendos por tercer año consecutivo el jefe del Consell, que ya los ha incluido en su declaración de bienes y renta presentada ante las Corts Valencianes pero que todavía no se ha hecho pública.

Los grandes resultados de Mediterráneo en 2018 se cerraron dos meses antes de que Editorial Prensa Ibérica (EPI) presentara su oferta de compra de Grupo Zeta a los acreedores, entre los que se encontraba el Institut Valencià de Finances (IVF). Los bancos y el IVF aceptaron una quita de la deuda de 99 millones (del 70%), mientras el Institut Català de Finances la conseguía rebajar al 47%. Pese a que Grupo Zeta estaba en una situación gravísima, Pecsa continuó ganando dinero, uno de los pocos activos del holding de la familia Asensio que no estaba en números rojos.

En 2018, Mediterráneo ingresó 4,5 millones de euros de procedencia pública y privada, casi el 8% del total de esta partida fue abonada por Presidencia de la Generalitat en concepto de promoción institucional. Por la venta de ejemplares, el periódico líder en Castelló obtuvo 2.100.000 euros en el pasado ejercicio.

La sociedad propietaria de Mediterráneo, Pecsa, lleva desde su privatización en 1984 dando beneficios y ha sido una máquina de generar dividendos a sus accionistas. Esta sociedad es la propietaria del 89% de Servicios de Impresión de Levante S.A. (Silsa), la empresa a la que el IVF dio un préstamo de seis millones de euros para financiar la imprenta de Biar que iba a servir de base para el desembarco de Grupo Zeta en Alicante a principios de la década del 2000 con el Periódico de Alicante. Esta rotativa imprime en la actualidad el periódico Mediterráneo.

Ese desembarco en Alicante fue un fracaso y la cabecera cerró, aunque la deuda quedó en el balance de Silsa, que devolvió sin problemas el crédito con el IVF hasta que llegaron las dificultades al grupo Zeta en el año 2009.

Aunque el problema de la deuda del IVF con Silsa y su propietaria Pecsa empezó en 2005 cuando suscribieron el contrato de financiación sindicada por el que la deuda pasaba a Grupo Zeta. Eso sí, esta deuda a largo plazo sigue apareciendo en las cuentas de pérdidas y ganancias de Silsa y, según la memoria adjunta a las cuentas a la que ha tenido acceso eldiario.es, la sociedad “es garante solidaria de los préstamos”.

El 28 de julio de 2017, el IVF acordó con Grupo Zeta la refinanciación de su deuda con Silsa. Fue el propio director general actual del banco público de la Generalitat Valenciana, Manuel Illueca, el que marcó las condiciones para cobrar los 1,9 millones de euros que se adeudaban. Dicho acuerdo contemplaba un nuevo calendario de amortización que estuviera en línea con la evolución del negocio. Se fijó una devolución anual de 95.510 euros. Silsa estaba en pérdidas, pero no su propietaria Pecsa, que tiene una salud de hierro con ingresos y beneficios millonarios.

Este acuerdo pasó a ser papel mojado en el momento en que hace unos meses el IVF, como la banca privada, aceptó la compra por parte de Editorial Prensa Ibérica de los activos por el 30% de su valor, es decir, un 70% de quita.

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