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“Me sorprendió la soberbia de Camps y la frialdad del PP durante toda la comisión”

La diputada autonómica socialista Sandra Martín

Miguel Giménez

Valencia —

La alicantina Sandra Martín, licenciada en derecho por la Universidad de Alicante y abogada, ha debutado esta legislatura como diputada autonómica y lo ha hecho, como se diría popularmente, 'con picadores'. La también vicesecretaria general del PSPV alicantino ha sido la presidenta de la comisión de investigación sobre el accidente de metro de 2006 en Valencia -costó la vida a 43 personas y causó heridas a otras 47-, que el pasado mes de junio presentaba sus conclusiones después de nueve intensos meses de sesiones parlamentarias.

¿Qué tal la experiencia de presidir una comisión de estas características?

Era la primera vez que me veía en una situación así y la afronté con muchas ganas, como un reto para conocer lo que había detrás. Mi experiencia siempre había sido estar al otro lado, como abogado, no dirigiendo el debate, dando y quitando palabras, aunque creo que he quitado pocas. Lo cierto es que han sido nueve meses de trabajo muy intenso. Y más teniendo en cuenta que en Alicante, hace diez años, prácticamente ni nos enteramos del tema a pesar de su magnitud. Mis compañeros en los ayuntamientos recibieron un comunicado de un párrafo en el que les decían que crespón negro y banderas a media asta. Ahora te das cuenta del apagón informativo que hubo y de lo gordo que fue.

Y nueve meses después, ¿qué balance hace de lo vivido?

Pues al principio, cuando entras, es todo nuevo, no conocía ni siquiera a los compañeros diputados de los distintos grupos más allá del hola y adiós. En estos nueve meses nos hemos ido conociendo cada uno cómo es y he aprendido muchas cosas. Además, hemos contado con la colaboración de los letrados de la casa en todo momento, pero es cierto que los ojos con los que lo ves los primeros días no son los mismos con los que que los ves los últimos.

Y como presidenta, ¿se queda con que en algunos momentos ha tenido que actuar como maestra de guardería o colegio?

(Sonríe) No... y sí a veces. Sí que es cierto que ha habido momentos en los que los representantes de los grupos se pisaban constantemente y, muy a mi disgusto, tenía que alzar la voz, llamarles al orden o quitarles la palabra incluso, porque no podía poner orden. Reconozco que he llegado a decirles en alguna ocasión que parecían niños. Más que nada, en ese momento a mí lo que me dolía era ver a los familiares de las víctimas, porque yo creo que mis compañeros, cuando se encontraban en el 'fragor de la batalla', no se daban cuenta que los familiares estaban detrás. Pero yo les veía constantemente y pensaba en la entereza que tenían para haber aguantado estoicamente sin hacer ningún comentario... Sólo en una ocasión realizaron un comentario muy concreto.

Y los rifirrafes entre diputados, ¿también los ha habido?

Sí que es cierto que los ha habido, sobre todo entre Alfredo Castelló (PP) y Rubén Ibáñez (PP) con Alexis Marí (Ciudadanos), cuando estaba Toni Subiela (C's) la cosa era más tranquila. Ha habido grandes enfrentamientos, porque no callaban, con comentarios, pisándose la palabra, y seguían y seguían. Y no sólo ellos, ha habido más también. Aunque afortunadamente no ha habido salidas de tono ni faltas de respeto graves. Todo ha sido en el marco del debate parlamentario y nunca han seguido fuera, y yo lo agradezco, desde luego.

¿Qué le ha llamado más la atención en todo este tiempo?

Sin duda, la comparecencia de Camps. En todos los comparecientes, ya fueran cargos, exaltos cargos, profesionales, familiares... se les notaba tensos, con cierto nerviosismo. Sin embargo, Francisco Camps fue el único compareciente que no estaba nervioso, que estuvo tranquilo durante toda la comparecencia. Me llamó muchísimo la atención.

En referencia al expresident de la Generalitat, ¿cómo definiría su actitud?

Actuó con soberbia, chulería y despotismo. Hubo un momento en que incluso intentó dirigir el debate, por lo que le tuve que recordar que ya no era el president de la Generalitat, aunque disfrute toda la vida del tratamiento como tal, y que era yo quién dirigía la comisión. Una situación que se repitió con Lola Johnson, que me advirtió de que alguno de los portavoces de los grupos ya habían consumido su tiempo. Le tuve que decir que eso lo decidiría yo.

Pero no fueron los únicos que tuvieron esa actitud...

Juan Cotino también actuó con cierta soberbia. Durante toda su intervención reivindicó su actuación y defendió que actuó bien tras el accidente y que hizo lo que humanamente debía hacer, cuando no se entendía muy bien su papel, ya que no tenía ninguna responsabilidad asignada por el Consell durante la gestión del siniestro. Sin embargo, estaba en todo y salía constantemente.

Y los familiares presentes en todo momento

Sí, y yo me preguntaba: ¿Qué pensará esta gente cuando escucha determinadas cosas? Como a Camps decir que no conocía qué era H&M Sanchis, o como cuando pasaron los técnicos de FGV y los sindicatos hablando de las deficiencias, que habían denunciado, o cuando escucharon que el accidente era previsible y evitable, dos palabras que a mí me costó mucho decir. Aguantaron ahí en todo momento con el máximo respeto a la comisión. Al final, las víctimas han llegado a ser un miembro más de la comisión.

¿Han sido los testimonios de los familiares los momentos más difíciles?

Ha habido comparecencias muy duras, y no sólo las de los familiares de las víctimas. La comparecencia de Beatriz Garrote fue muy dura, pero tal vez por haberla oído antes sabías lo que iba a contar, pero a mí me sorprendió la de la doctora del Samu, Carolina Ligorit. Fue tremendo, aunque fue muy respetuosa, exquisita en sus palabras, pero su testimonio fue muy desagradable, y sin embargo, no la habían llamado en diez años. Sin duda fue la comparecencia que más me ha marcado. En cuanto al testimonio de Beatriz Garrote, fue muy duro, estuvo llorando desde el principio hasta el final, y varias compañeras presentes en la comisión también. Y no sólo en esos momentos, a mis compañeras Ana Barceló, Fabiola Meco o Isaura Navarro ha habido otros momentos en los que se les han saltado las lágrimas. Reconozco que el día que testificaron las víctimas fue el que más satisfacción sentí, porque hablaron cuanto quisieron.

Después de todo este tiempo y conocidas las conclusiones de la comisión, ¿qué sensación le queda?

Yo recuerdo las primeras palabras de Beatriz Garrote en las Corts, que pidió que les devolviéramos la dignidad, una dignidad que no había que devolverles porque han demostrado tener mucha en estos diez años. Lo que me queda a mí es que el trato que recibieron fue muy injusto, y ahora se les ha dado un reconocimiento que hasta ahora no habían tenido por parte de la Generalitat y de un presidente que nunca se reunió con ellos. Y lo que me parece absolutamente indecente es que se eche la culpa de todo al maquinista. Eso era injustísimo, ya que aunque el señor hubiera cometido una equivocación, eso no quita el estado en el que estaba la vía, los problemas de velocidad, las condiciones de los maquinistas, que no había plan de seguridad en vigor... Todo eso tiene que dolerle mucho a las víctimas.

¿Y qué le ha sorprendido?

La frialdad del PP. Yo entiendo que la posición que tenían era difícil, pero también pienso que si, desde el primer momento, hubieran adoptado otra actitud, las cosas hubieran sido diferentes. Su postura siempre ha sido defender la comisión de 2006 y que todo se hizo bien, e incluso creo que su voto particular lo tenían hecho desde que comenzó la comisión, meses antes. Lo máximo que han llegado a reconocer es que la gestión se podría haber hecho de otra manera y que las instrucciones de H&M Sanchis a los comparecientes de 2006 fueron un error.

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