La quebrada Bancaja inyectó 63 millones a una sociedad del empresario detenido para un pelotazo urbanístico en los terrenos de la Fórmula 1
El promotor urbanístico Jaime María Febrer, detenido en el marco de la segunda fase de la operación policial por el 'caso Azud', cuenta con una larga lista de cargos societarios. Una de las firmas clave del empresario investigado es Acinelav Inversiones SL, actualmente extinguida, que contaba con terrenos adquiridos por 300 millones de euros. Los terrenos estaban afectos al ámbito de actuación del sector NPR4-GRAO, dentro del Plan Parcial de El Grau.
Más de 100.000 metros cuadrados adquiridos en 2006, tras la retirada de depósitos de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) y por los que discurriría gran parte del circuito de Fórmula 1 de Valencia, uno de los grandes eventos impulsado por la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia durante la época en que Rita Barberá era la todopoderosa alcaldesa y Francisco Camps lideraba el Ejecutivo autonómico. Un año después, la empresa cedió los terrenos al Ayuntamiento.
La firma estaba participada por Construcción Valencia Constitución (con un 20,4% de las participaciones), la promotora de Jaime María Febrer, detenido en la operación policial. También por Lubasa (con el mismo porcentaje), cuyo responsable fue un financiador confeso del PP, o Pavasal (con una participación menor), investigada en el marco del 'caso Taula'. La sociedad Bankia Habitat SL ostentaba el 25,4% de las participaciones.
Los responsables de la sociedad estimaban en las últimas cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil antes de su extinción que la urbanización de los terrenos que poseía, dado el expediente, sería de ciclo largo. La firma recibió un préstamo sindicado por un importe global de 240 millones de euros para la adquisición de los terrenos por parte de las entidades BBVA, Santander, Banco de Valencia, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y por Bancaja, cuya filial Bankia Habitat SL participaba en Acinelav Inversiones SL.
Bankia Habitat, cuya matriz participaba también en Valmor, la impulsora del circuito de Fórmula 1, puso 63 millones de euros que antes de la extinción de la empresa propietaria de los terrenos traspasó a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), convirtiendo los fondos que sirvieron para adquirir los terrenos en otro granito de arena del gran descalabro que supuso la socialización de las pérdidas de los desmanes inmobiliarios y bancarios ligados a la burbuja inmobiliaria y de los grandes eventos.
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