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Es una tomadura de pelo

Maria Josep Serra

No es de recibo lo que está ocurriendo. Los ciudadanos están cansados, y con razón, de ver como unos y otros se llevan el dinero de todos a casa, y además, reducen sus derechos y libertades. Es una tomadura de pelo. Un ataque brutal a la dignidad de las personas. Y en la Comunidad Valenciana sabemos mucho de eso. Aquí se ha ejercido una violencia de salón, que todavía continúa. ¿Qué es sino el silencio y la ignorancia del Gobierno Valenciano hacia los familiares de las víctimas del metro de Valencia? Afortunadamente, tras más de siete años, la Audiencia Provincial de Valencia ha aceptado la reapertura de la causa como ha pedido la Fiscalía.

“No adelantemos acontecimientos”, ha insistido esta semana Mariano Rajoy ante las preguntas sobre la realidad española; que no es otra que desde 2008 se ha perdido en nuestro país el 18% del empleo, cuando la media de la Eurozona es del 4%. Eso sí, por delante tenemos a Grecia y Letonia. Otro tema candente es la corrupción en el sector público. España ha descendido 10 puestos en Índice de Percepción de la Corrupción 2013 de Transparency Internacional, ocupando el puesto número 40 del ranking global, por detrás de Chipre, Brunei y Polonia, aunque lejos de Italia, que está en el número 69.

La corrupción en la Comunidad Valenciana se lleva el premio gordo, según TI. Somos los terceros por la cola, con una puntuación de 63,8 sobre 100. El País Vasco y La Rioja obtienen 97,5 puntos. En el furgón trasero de tan bochornoso viaje nos acompañan Murcia y Castilla-La Mancha. No es de extrañar que el informe GRECO del grupo anticorrupción del Consejo de Europa, que se presentó hace unos días, alerte sobre los numerosos casos de corrupción que se producen en España.

El caso Blasco, Emarsa, Nóos, Brugal, Gürtel, Feria Valencia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Ciudad de la Luz, el aeropuerto de Castellón, El Cabanyal, Bancaja, CAM, Banco de Valencia, las concesiones hospitalarias, el cierre de RTVV, de Catalunya Radio…¿Alguien da más?

Pues sí, siempre hay más. Lo último, por si usted, que tiene que pagar las tasas judiciales, el repago, el aumento de la tarifa de autónomos, está en paro, o no tiene derecho a sanidad, no se ha enterado todavía, es que un miembro del ejecutivo valenciano compre y pague, a cargo de la Generalitat, en una charcutería arreglo de cocido, papas, queso fresco o chocolate, y haga reservas en hoteles sin justificar. Pero tranquilos, ha sido en el ejercicio de sus funciones y no con fines personales.

Lo siento, de verdad! Muy pacíficos y complacientes hemos sido los valencianos con tantos desmanes y fechorías para que nos digan por decreto cómo debemos vivir y qué podemos o no, ver y oír. Es el colmo de la desfachatez. Es una tomadura de pelo.

¿Estamos en una democracia?

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