Multado por contaminación acústica un músico callejero en una de las vías con más tráfico de Valencia
“Multado por contaminación acústica cuando tocaba frente a la plaza de Toros, donde pasan más de 1.000 coches por hora. Resulta que es mi guitarra la que contamina”. Así ha mostrado el músico valenciano Borja Catanesi su malestar después de que la Policía Local de Valencia le haya sancionado por cuarta vez (anteriormente había sido identificado y multado por los agentes del orden en la plaza del Ayuntamiento, frente a Correos; en las ruinas de Colón; y en el paseo de Russafa, todas estas ubicaciones en el centro y por contaminación acústica): “Así se cuida a los artistas locales. Chapó!”, ha sentenciado.
“Con este tipo de cosas -la actuación de la Policía Local del pasado miércoles-, Valencia no parece la ciudad de la música”, ha continuado el guitarrista, para continuar escribiendo en su perfil en redes sociales: “Triste es tener que salir de tu ciudad. Me voy con la música a otra parte”.
En declaraciones a eldiario.es, Catanesi explica que todavía no conoce la cuantía de la multa, “no se especifica, el importe lo decide el Ayuntamiento a posteriori”. No obstante, las sanciones que sí que se han concretado hasta ahora han sido de 100 euros. El mayor problema de este tipo de actuaciones policiales es que se les requise el equipo. “A mí sólo me han quitado el altavoz una vez”, reconoce el músico.
Catanesi, que ha recibido múltiples muestras de apoyo en redes sociales y que fue nombrado el mejor músico callejero del mundo el pasado mes de agosto en Estados Unidos, fue multado por la Policía Local, que le multó y le requisó los instrumentos -también en base a la ordenanza municipal de contaminación acústica- cuando estaba tocando en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, lo que provocó una protesta ciudadana el pasado mes de noviembre.
Esperando la actualización de la ordenanza
Los músicos callejeros llevan años pidiendo la agilización de la ordenanza municipal que debe regular, entre otras cuestiones, las actuaciones en la calle. Los intérpretes se arriesgan a ser multados si no disponen de la correspondiente autorización, o por contaminación acústica si utilizan amplificador.