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EH Bildu se acerca al PSOE de Sánchez y Chivite mientras marca distancias con el “soberbio” Urkullu

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en la jura de Urkullu como lehendakari en Gernika

Iker Rioja Andueza

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El cambio de estrategia política de la coalición abertzale EH Bildu, que aglutina a la izquierda abertzale tradicional y a formaciones como EA -socialdemócrata-, Alternatiba -escisión de IU- e independientes, es cada vez más constatable. Sobre todo en Madrid y hacia los socialistas. En las últimas 48 horas, Arnaldo Otegi ha mostrado su predisposición a negociar los presupuestos generales del Estado, ha calificado en Radio Euskadi de “impecable” la reacción de un presidente del Gobierno de España, en este caso Pedro Sánchez, tras la muerte en prisión de un recluso de ETA y ha valorado el talante dialogante de la presidenta de Navarra, María Chivite. Mientras, como contraste, el histórico dirigente abertzale sigue marcando distancias en Euskadi con el PNV y con un lehendakari, Iñigo Urkullu, al que ve “soberbio”.

Quedan muy lejos los años en que la antigua HB ni siquiera ocupaba los escaños que obtenía. Ahora, en el Congreso de los Diputados, la bancada abertzale está encabezada por una periodista, Mertxe Aizpurua, que se reúne por videollamada con Sánchez y por un exdirigente de IU, Oskar Matute. El partido que dirige, Alternatiba, ha ofrecido también un perfil de izquierdas más clásico y transversal y la coalición ha trabajado también su lado verde y ecologista. En esta nueva fase, ha obtenido buenos resultados electorales en Álava y Navarra, territorios sociológicamente menos nacionalistas que Bizkaia o Gipuzkoa.

EH Bildu salió de las generales de noviembre de 2019 con grupo parlamentario, como el PNV, y con un estrenado interés por influir en la villa y corte. En una de las prórrogas del estado de alarma, arañó al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos un compromiso para derogar la reforma laboral a cambio de una abstención mientras el PNV, que habitualmente hace gala de su influencia en Madrid, votaba 'sí' y sin botín. Ya no es excluido de las conversaciones con el partido en el Ejecutivo, que tiene en el dirigente navarro Santos Cerdán uno de sus principales negociadores. En el otro lado, en el Gobierno, agradecen que la tradicional exigencia en relación a los presos de ETA se haya matizado a procurar el cumplimiento de la legalidad penitenciaria. “Sentido común”, apelaba Otegi en Radio Euskadi, que ha bromeado que se siente a gusto porque España tiene un Ejecutivo con semejanzas con el “frente popular” de la II República al incorporar socios allende el PSOE en lo ideológico.

Este miércoles, EH Bildu se reunirá con el vicepresidente Pablo Iglesias y, ya la semana que viene, con la vicepresidenta Carmen Calvo para avanzar en las conversaciones sobre los presupuestos de 2020. En Navarra, a principios de año, el equipo que lidera Bakartxo Ruiz se sentó con la presidenta Chivite y cerraron un acuerdo presupuestario. No hace tanto que era impensable que se publicitasen tales contactos.

No tenemos nada que decir de lo que diga Otegi. Si tuviésemos que responder a cada cosa que dice, no podríamos dedicarnos a otra cosa, porque se pasa todo el día hablando

PNV

Esta sintonía con los socialistas contrasta con la fría relación que EH Bildu mantiene con el PNV. La aspiración de la coalición abertzale de ser alternativa al partido de Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu tiene mucho que ver en este choque en el día a día. Pero en los últimos años dos hitos han alimentado las desconfianzas entre ambos. El primero, la fallida negociación de los presupuestos de 2019, cuando el Gobierno vasco de PNV y PSE-EE rompió con el PP tras la moción de censura y miró a la izquierda abertzale. Las conversaciones se cerraron con el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, hablando de “falta de respeto y honestidad”. El segundo momento llegó unos meses después, cuando el PNV orilló su acuerdo soberanista para superar el Estatuto de Gernika para explorar un acuerdo con los socialistas y con Elkarrekin Podemos. En la investidura de Urkullu, celebrada el 3 de septiembre, ese choque de modelos quedó patente en la sesión vespertina con un duro alegato contra la izquierda abertzale del portavoz nacionalista en el Parlamento, Joseba Egibar.

Las buenas palabras de Otegi hacia Sánchez o Chivite no son iguales para Urkullu. “Si cuando estaban en minoría no nos llamaban y despreciaban cualquier tipo de propuesta y éramos objeto de todo tipo de calificativos, raramente con mayoría absoluta van a abrir la mano [...]. Me da la impresión de que va a ser difícil [por] mantener posiciones de soberbia política que no conducen normalmente a agrandes acuerdos”, ha asegurado el líder de EH Bildu.

Fuentes del PNV, con ironía, dan a la izquierda abertzale la “bienvenida al club de los que se venden por un plato de lentejas en Madrid”. Según los nacionalistas, la nueva línea política es “una enmienda de totalidad a su estrategia de los últimos 40 años”. “No tenemos nada que decir de lo que diga Otegi. Si tuviésemos que responder a cada cosa que dice, no podríamos dedicarnos a otra cosa, porque se pasa todo el día hablando”, añaden estas fuentes, que quieren recordar que “si fuera por Otegi” este mes de septiembre -“en pleno rebrote”- Euskadi estaría en puertas de las elecciones que ya celebró en julio.

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