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Euskadi supera la peor semana y cierra el peor mes de la pandemia, con más de 22.000 positivos diagnosticados

Ambulancia de Osakidetza esta mañana por el centro de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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Las estadísticas del coronavirus en Euskadi revelan que la última ha sido la peor semana en cuanto a contagios de toda la pandemia y que octubre ha sido igualmente el mes con más casos notificados. El décimo mes del año y octavo tras la llegada de la COVID-19 arroja 22.893 nuevos positivos, un tercio de los 68.641 infectados totales, excluidos los casos detectados tarde mediante pruebas serológicas, otros 8.000 aproximadamente. Entre el 3% y el 4% de la población ha contraído ya el Sars-Cov-2 como mínimo, porcentaje que crece hasta entre el 4% y el 5% en Vitoria, por donde penetró el neovirus.

Es cierto que el volumen de pruebas diagnósticas no permiten comparar exactamente las magnitudes de la primera y de la segunda ola, pero los datos más recientes sí que apuntan a que Euskadi se ve abocada a una nueva situación crítica. En la UCI hay casi 100 personas solamente con COVID-19. Ellos y el resto de enfermos han obligado ya a ampliar plazas de críticos y pasar a un escenario 2 de 5. También se han activado unidades de pre-UCI para tratar de aligerar la presión y desde Gipuzkoa, el territorio con más alta incidencia en estas semanas, se están derivando pacientes a otros puntos de Euskadi. Por el momento, no se prevé suspender parte del resto de la actividad, aunque áreas como la atención primaria muestran ya signos de fatiga.

Del 26 de octubre al 1 de noviembre se han notificado 8.286 positivos nuevos. Es una subida del 24% respecto a la semana anterior. Este pico supera en un 80% el máximo de la primera fase de esta segunda ola, entre finales de agosto y principios de septiembre. En marzo-abril, la semana con más casos detectados dejó 3.683. Entonces prácticamente no se hacían pruebas a no sintomáticos y tampoco se atendía a todos los sintomáticos, aunque públicamente se defendiera que Euskadi lideraba las clasificaciones en cuanto a realización de pruebas. Si la semana anterior fue la primera en que se rebasó la barrera de los 1.000 positivos, en pocos días esa cifra se ha quedado corta y el nuevo tope ya está por encima de 1.500.

Con este volumen de contagios, la presión asistencial está creciendo. Los ingresados son ya medio millar y, de ellos, 100 están en la UCI. El máximo en la primera ola fue de 232 y dejó a la Sanidad vasca al borde del colapso en muchos frentes. Ahora se desea evitar ese escenario a todo costa, aunque las previsiones no son halagüeñas. Las autoridades sanitarias tienen estudiado que al pico de contagios le sigue uno de hospitalizados a la semana, otro de UCI en dos semanas y, finalmente, un efecto en los fallecimientos en tres semanas.

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